POR SILVESTRE DE LA CALLE GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES)
Una de las aves domésticas más desconocidas es la denominada oca china que, procedente de Asia Oriental donde lleva criándose miles de años, llegó a Europa en el siglo XVIII y que cuya crianza es cada vez más habitual entre los avicultores españoles como ave ornamental e incluso con fines productivos.
La oca china doméstica desciende del ánsar cisnal, ánsar cisne o ganso cisne (Anser cygnoides) que habita en estado salvaje durante la época de cría en áreas de Mongolia, el sur de Rusia y el noroeste de China y que migra en invierno a regiones de China como el delta del río Yangtsé.
En ocasiones, la oca china doméstica es denominada «oca africana» o «ganso africano», debido a que estas aves llegaban a Europa desde Asia por los barcos que hacían escala en la colonias europeas en el continente africano.
Se trata de un ave del orden de los anseriformes y de la familia de las anátidas, presentando una morfología más y alargada que el ganso común (Anser anser) antepasado de las ocas domésticas. Se caracteriza por su coloración parduzca y por presentar una protuberancia en la parte superior del pico.
Otra característica singular de estas aves es su estridente canto, semejante al de las ocas comunes aunque aún más estridente y repetitivo.
En estado salvaje, este canto permite avisar al resto de aves de la bandada ante la presencia de cualquier depredador mientras que en estado doméstico, este canto puede servir como aviso de la presencia de intrusos o de cualquier amenaza.
Las aves domésticas son de mayor tamaño que las silvestres y además de presentar el plumaje parduzco propio de las aves salvajes, tan necesario para que las hembras puedan camuflarse en el medio natural, existen animales totalmente blancos gracias a la selección humana.
Existen numerosas razas de oca china y además se hibridan con facilidad con la oca común dando lugar a animales con características intermedias.