POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
Comentábamos en nuestra crónica anterior las sonadas anomalías que tipifican este año, entre las que destacan un invierno muy seco, la primavera más cálida que tenemos registrada y que se retrasó el famoso “40 de mayo”…
Pero pasaron los días, las semanas y casi dos meses y esas irregularidades siguen presente e, incluso, en algunos aspectos se han agudizado.
Comenzando por el primer elemento del encabezamiento, sabemos que en el apartado meteorológico se denomina “ola de calor” a un periodo de tiempo más o menos prolongado excesivamente cálido, comprendido entre dos espacios perceptibles con temperaturas normales o más bajas. Pues bien, hasta ahora (en los 38 años que llevamos al frente de la Estación Meteorológica de la AEMET ubicada en Navalmoral), jamás habíamos conocido una tan dilatada: comenzó el 25 de junio y finalizó el reciente día 11 de julio; es decir, 48 días con temperaturas superiores o similares a las medias en cuya fase sólo hubo un día (el 2 de julio) con valores inferiores al resto (y se necesitan varios días para que se considera que una “ola” ha concluido). Además, hay que tener en cuenta que el récord anterior estuvo muy lejos de éste, ya que sólo duró 20 días (entre el 24 de julio y el 12 de agosto del 2010).
Pasando al segundo epígrafe, ese extraordinario fenómeno citado antes influyó notoriamente en que el pasado mes de julio haya sido el más caluroso que tenemos anotado: 30’1º C de temperatura media, cuando las estadísticas nos indican que suele ser de 27’4º. O sea, +2’7º por encima de un julio normal. Y superando los 29’6º de julio de 1989 y los 29’5º de 2010 (que encabezaban el anterior podio).
Y que el primer tercio del presente mes de agosto ha imitado a su predecesor (“julio y agosto, el uno como el otro”, afirma el refranero español). Lo que nos aporta datos para predecir que este verano (aún sin concluir, pues no lo hará hasta las 08 horas y 21 minutos del próximo 23 de septiembre) puede ser uno de los más caluroso de la historia (por ahora llevamos una media global de 29’8º, muy por encima de los 29’2 del 2010 y los 28’9º de 1990).
Así pues, una vez que han finalizado los fenómenos mencionados y, aunque el presente y generoso descenso térmico ha hecho acto de presencia, no creamos ingenuamente que el verano meteorológico ha finalizado. Bien es cierto que la pasada “ola” ya pertenece al pasado, pero también es inevitable que volveremos a padecer días o episodios de calor más o menos agudos o dilatados. Aunque de lo que sí estamos seguros es que no serán tan agobiantes ni prolongados como los que hemos sufrido en fechas pasadas: recordemos que el próximo día 15 finaliza la canícula, y que “agosto refresca el rostro”:..