INTERVINO EN LA ENTREGA DEL GALARDÓN EL CRONISTA OFICIAL DE NOREÑA, MIGUEL ÁNGEL FUENTE, QUIEN CONOCIÓ AL HOMENAJEADO EN 1962 DURANTE UNOS EJERCICIOS ESPIRITUALES EN EL INSTITUTO ALFONSO II DE OVIEDO

Un inoportuno golpe en un pie impidió al Padre Ángel García desplazarse ayer hasta Noreña a recoger el galardón Porcófilo de Honor, que patrocina desde hace siete ediciones Mariano González Cuesta, propietario del restaurante La Ferrada de la villa condal. El sacerdote, quien sufrió la lesión en la noche del viernes tras un acto en Leganés, envió a dos de sus estrechos colaboradores -Francisco Pérez y Pedro Blasco- a recibir la estatuilla diseñada por el artista José Luis Fernández, autor de los ‘Goya’, así como el blusón matancero llegado ‘ex profeso’ desde Burgo de Osma.

Fue el periodista aragonés Pedro Blasco el encargado de pronunciar las palabras de gratitud, que el fundador de la oenegé Mensajeros de la Paz había escrito para la ocasión. «Reconozco que no supe si era bueno o malo», confesaba el religioso, tras enterarse de que le iban a entregar un premio con esa nominación. «En cualquier caso, me pareció extraordinaria esa distinción de ‘amante de los cerdos’», añadió. Y cuando supo que los organizadores eran asturianos, «entonces ya se disiparon mis dudas».

El Padre Ángel recordó que el patrón de su parroquia madrileña, San Antón, «lleva siglos y siglos protegiendo a las mascotas» y que sus correligionarios criaban cerdos, que paseaban en libertad por las calles de las ciudades. Y eso es a lo que aspira en su parroquia: ofrecer un lugar donde animales y personas puedan estar libremente «casi como en un bar». Y desveló que San Antón era también el patrón de los taberneros.

A propósito de porcófilo, el sacerdote relató una anécdota de una visita en los años setenta a un hospicio de Granada, donde los niños pasaban hambre y no recibían suficiente atención, sobre todo, afectiva. Pero lo más grave fue cuando presenció que tenían a los menores «metidos dentro de jaulas, como en los zoos, y que les daban de comer bellotas». Indignado, el combativo sacerdote guardó unos cuantos frutos y se las mandó al Rey de España y al responsable de Menores del Gobierno de Adolfo Suárez. Para que no le malinterpretaran, adjuntó una nota preguntando «si eso era lo que comían también sus hijos» y añadiendo que en Asturias las bellotas eran el alimento de los cerdos.

Defensor de los débiles

Ayer se enorgullecía de haber salido entonces en defensa de aquellos desvalidos, algo que su organización lleva realizando desde hace medio siglo en favor de niños y ancianos sin hogar. «Mi felicidad está ahora entre las personas que entran en San Antón», subrayó. Y cerraba con una recomendación: «No juzgar nunca a quienes buscan su felicidad en los demás».

También intervino el cronista oficial de Noreña, Miguel Ángel Fuente, quien conoció al homenajeado en 1962 durante unos ejercicios espirituales en el Instituto Alfonso II de Oviedo. «Recordamos de él su amenidad, dinamismo y paisanaje», dijo, aunque también rememoró su «rostro malhumorado» cuando los alumnos se escapaban a presenciar los entrenamientos del Real Oviedo.

Y el pintor tinetense Manuel Linares improvisó un pregón con otras jugosas anécdotas de su gran amigo, con quien colaboró hace muchos años en Vallecas o con drogadictos en El Viso. Y salió en su defensa ante las acusaciones de ser un personaje excesivamente «mediático». En opinión del artista, la labor social que desarrolla el Padre Ángel exige esa presencia continuada en los medios, o en diferentes eventos, «para darla a conocer».

Al almuerzo, compuesto de diferentes delicias de cerdo, asistieron la alcaldesa de Noreña, Amparo Antuña, y el subdirector de EL COMERCIO, Ángel González, entre otros comensales invitados.

Fuente: http://www.elcomercio.es/ – José Cezón