ENTREVISTA CON MIGUEL CABALLERO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE LÁCHAR (GRANADA).
- El historiador Miguel Caballero presenta nuevo libro sobre datos históricos de los sucesos que dieron pie a dramas como ‘Bodas de sangre’ o ‘La casa de Bernarda Alba’
Las investigaciones de Miguel Caballero siempre despiertan interés y su último libro no es una excepción. Lorca, basado en hechos reales es el nuevo trabajo del especialista en el poeta de Fuente Vaqueros que, como reza en el subtítulo de la misma obra, recoge “los sucesos que inspiraron sus obras”.
Publicado en la editorial madrileña Carpe Noctem, el volumen recoge la extensa e intensa investigación que el historiador ha llevado a cabo sobre los hechos que han inspirado cuatro textos de Lorca: Bodas de Sangre, estrenada en 1933; Romance de la Guardia Civil española, publicado en la Revista de Occidente en 1928; La casa de Bernarda Alba, escrita en 1936 y estrenada en Buenos Aires en 1945; y por último, el poema Muerte de Antoñito el Camborio, publicado también dentro del Romancero gitano en en la Revista de Occidente en el 28.
Los versos de las obras son de sobra conocidos. Pero, esas «voces de muerte” que sonaron «cerca del Guadalquivir”, ¿a quiénes pertenecieron? o ¿quién fue realmente ese “Camborio de dura crin/ moreno de verde luna,/ voz de clavel varonil” del que hablaba Lorca en ese poema del Romancero gitano.
El libro da respuesta a esas y otras cuestiones como ¿qué sucedió en el Cortijo del Fraile, y qué proporción de crónica negra y de vuelo poético hay en Bodas de sangre?; ¿quién fue en realidad Agustín Penón o dónde nació?;o ¿qué papel pudo jugar El romance de la Guardia Civil española en el asesinato del poeta? Surge así un libro que la propia editorial, por la truculencia de aquellos dramas reales que inspiraron a Lorca, califica entre “la crónica negra y el informe de investigación”. Fruto de años de estudio y cotejo, surge una obra que narra con los datos históricos los hechos que Lorca conoció, según Caballero, a través del boca a boca en los círculos por los que él se movió en La Vega granadina o por las lecturas de sucesos en los diarios de la época.
Así, por ejemplo, aunque Bodas de Sangre fue escrita mucho antes a principios de la década de los 30, el suceso se produjo en julio de 1928 en el Cortijo del Fraile en Níjar (Almería). “Fue un crimen de la España profunda”, comenta Miguel Caballero. “El casamiento se iba a celebrar a las tres de la mañana porque, con unas temperatura de más de 40 grados, los invitados empezaban a llegar a las diez o las once de la noche al cortijo”, detalla el historiador sobre las costumbres de la Andalucía de la época.
“Ocurrió en la boda de la hija un aparcero –que era algo más que un rentista, tenía un acomodo social–: Paca Cañadas, coja y con un defecto en el ojo consecuencia de la polio, por lo que tenía una dote de 8.000 pesetas y la parcería del Cortijo del Fraile. Concertaron el matrimonio con el cuñado de su propia hermana Carmen, un tal Casimiro. La novia estaba secretamente enamorada de su primo Francisco, que nunca le había hecho caso. Pero esa noche, durante los preparativos, a la espera de que llegue el novio, él le ofrece fugarse”. Ese fue el de detonante. “En la fuga tienen la mala suerte de encontrarse con la hermana de ella y el cuñado, hermano del novio. Eso da lugar a una reyerta, hay un revólver y muere Francisco”.
Caballero (Sierra de Yeguas, Málaga, 1959) desarrolla el suceso en el libro a través de la investigación policial, los partes forenses que dan lugar al proceso… Una historia real tan tremenda que Carmen intentó estrangular a su propia hermana, Paca, que salvó la vida porque perdió el conocimiento y la dieron por muerta.
En el caso de La casa de Bernarda Alba, Lorca tenía vínculos con los protagonistas. “Eran tres familias con lazos familiares: los Roldán, los Alba y los García Lorca. El padre de Lorca fue albacea testamentario de Francisca Alba. Él se inspiró en realidad en un suceso muy normalito, porque Pepe el Romano se casa con una de las hijas de Francisca Alba. A los ocho años enviuda y se casa con otra de las hijas. Ese hecho, tan normal en la pequeña burguesía agraria Lorca, lo magnifica y lo convierte en una obra universal”, relata Caballero.
En cuanto a Antonio el Camborio –quien señala Caballero “que presumía de haber comprado El romancero gitano”– era “un gitano tratante de ganado, con cierto poderío económico, que fue asesinado un mes antes que el poeta junto con otras 60 personas en Chauchina”. “Lo más curioso es que uno de los que lo detuvieron fue hermano del guardia de asalto, Antonio Benavides, que se jactaba de haber dado el tiro de gracia a Lorca”, cuenta.
“Agustín Penón fue el investigador que siguió la pista a Antonio el Camborio. Estuvo en Chauchina en el 55-56 pero los gitanos, que fueron represaliados, no le contaron gran cosa”. En el libro aparece la partida de nacimiento de Penón, “que nació en Costa Rica aunque siempre se ha dicho que era de Barcelona”, informa Caballero, quien desmonta otros hitos de su biografía. “Para nada huyó, como nos dice Gibson, a Costa Rica. Los Penón eran de origen catalán pero llevaban dos siglos instalados allí. Él vino a investigar porque era primo del presidente de Costa Rica y estaba protegido por el régimen de Franco. Además murió joven pero no se suicidó, porque la partida de defunción es bien clara: muere de tabaquismo y alcoholismo, además tenía otras adicciones”, informa Caballero. “Parece mentira que todos los investigadores se dejen llevar por la tradición oral y no se ha dedicado nadie a ir a un archivo o a un registro civil a investigar sobre un personaje tan cercano, del XX ”, afirma el historiador, quien asegura que en el libro sólo hay un esbozo de la biografía de Penón pero ya obliga a cambiar las narraciones existes. “Por ejemplo, en la web del Universo Lorca, la biografía de Penón está equivocada”.
Caballero también detalla los hechos que recrea El romance a la Guardia Civil española: “Una huelga agraria en el campo de Jerez durante los inicios de la Dictadura de Primo de Rivera”. Ha podido profundizar, mediante la lectura de periódicos y los propios expedientes del cuerpo, y ha puesto nombre a las claveras “de plomo” de la Guardia Civil, «que mantuvieron relación con la persona que tuvo la muerte de Lorca en su mano».
FUENTE: M.C.P.