POR JOSÉ FERNANDO DÍAZ MEDINA, CRONISTA OFICIAL DE ICOD DE LOS VINOS (TENERIFE).
En nuestros pueblos prehispánicos, se creía que los volcanes estaban habitados en su interior por espíritus. Los volcanes merecían respeto. El mundo aborigen adonde llegó el europeo, tenía su sentido pleno en símbolos, gestos, palabras, todo lo que habitaba el mundo del canario.
La Palma es la isla donde la actividad volcánica se ha manifestado más frecuentemente a lo largo de los seis siglos analizados, presentando después de Lanzarote el mayor número de días activos y la mayor área ocupada. Hay incluso numerosos estudios que señalan las temporales de eruptividad histórica de las Islas Canarias con los Archipiélagos de Azores y Cabo Verde. Repasemos algunos registros: Montaña Quemada (erupción de 1430-1440, La Palma); Tahuya (1585, La Palma), Martín de Tigalate (1646, La Palma); Fuencaliente o San Antonio (1677-1678, La Palma); Arafo (1704-1705, Tenerife); Fasnia (1705, Tenerife); Arenas Negras (1706, Tenerife); Los Lajiones (1712, La Palma); Montaña del Cuervo, Caldera Rajada y Juan Perdomo (1730-1736, Timanfaya-Lanzarote); Chahorra (1798, Tenerife); Tao, Nuevo del Fuego y Tinguatón (1824, Lanzarote); Chinyero (1909, Tenerife); San Juan (1949, La Palma); Teneguia (1971, La Palma).
Canarias es realidad sugerente para los ojos de fuera, al descubrir los valores de nuestras islas, toda la atracción que provoca su geografía, clima, gastronomía, su gente, riqueza humana. Como apreciamos, el aspecto geográfico de Canarias es extremadamente diverso al ser el resultado de una compleja y tormentosa historia geológica.
Las islas han sido teatro de una intensa actividad volcánica que todavía perdura. En mi municipio natal de Icod de los Vinos (Tenerife) se encuentra la Cueva del Viento, una enorme red laberíntica de pasajes subterráneos formados hace 27.000 años en lavas basálticas procedentes de la primera fase eruptiva del volcán Pico Viejo, situado junto al Teide. Cueva del Viento se denomina por las importantes corrientes de aire que se producen en el interior, siendo el quinto tubo volcánico más largo del mundo (18,5 kilómetros topografiados) tras los cuatro primeros que se encuentran en medio del Océano Pacífico en la isla mayor del archipiélago de Hawái (Estados Unidos de América).
Numerosos tópicos se han barajado sobre la excesiva vinculación del canario con su tierra. El paisaje vivido como propio, es el paisaje convertido en experiencia interna.
Ayudar a la mejor comprensión de las peculiaridades de nuestro entorno natural es decisivo para la sostenibilidad de nuestros recursos y la conservación del patrimonio natural, e imprescindible para lograr la mejor calidad de vida posible para nosotros, los canarios.
La erupción del volcán palmero deja impactantes imágenes de ríos de lava y de un resplandor incandescente visible desde los extremos del Valle de Aridane. La lava brotó, abrió bocas y fisuras, sucesivamente se acumuló brindando imágenes impresionantes. De los fenómenos naturales más sobrecogedores que se puede presenciar en nuestro planeta, poder destructivo y a la vez creador de la naturaleza.
Es extraña la dicha que produce avistar un volcán desde el aire. Como si venir del cielo nos convirtiera un poco en ángeles. Hemos sido observadores extraviados. Sobrevolamos la actividad volcánica de La Palma, esta abertura en la tierra por donde salen materiales arrojados, coladas, escorias, lavas, piroclastos, materias ígneas, gases, fumarolas, despresurización de fluidos magmáticos. El cielo se viene abajo sobre el río convulso de la lava, materia en fusión
que, al enfriarse se solidifica, forma rocas, sepultando el territorio sentido y emocionado por años que son siglos, generación tras generación. La lucha de la mente contra el volcán, hilos de memorias/amnesias. Y vuelven a pensar y repensar, esos momentos vividos como lo más valioso que tenían. Duros han sido estos días para los habitantes de la
zona, desde la noche y la mañana, en el resto del día desfilan imágenes por sus olvidos, trazan narrativas biográficas, presencias de una cosapasada, como una macabra danza de daño, destrucción y ruina.
Quiero abogar por la población que vive el territorio. No les olvidemos. Todo este entramado no deben ser ubvenciones y más subvenciones, “la gente está buscando otra cosa”. Al margen del sector público, la sociedad civil se ha volcado con los municipios afectados, a los que ha llegado un importante caudal de donaciones económicas de empresas y particulares. El proceso no ha sido fácil. Con la lava petrificada aún en las calles, la unión y la perseverancia de los vecinos ha sido y es importante.
La gestión de las ayudas para reconstruir ha provocado las quejas de los damnificados desde el primer momento. Siendo justos, hay que alabar la sensibilidad de las Administraciones Públicas (Ayuntamientos, Cabildo Insular, Gobiernos de Canarias y España) en el compromiso de solucionar el complejo entramado administrativo y legal que regula esas enrevesadas subvenciones cuyo normativa estatal y amplia casuística complica la tramitación y resolución definitiva. Tiempos de unidad para articular nuevas perspectivas de futuro. En este activismo, los planes de reconstrucción y reactivación económica del año 2021, 2022, 2023,.. no deben ser el final. Deben ser el principio.
Páginas 48 y 49
FUENTE : http://femp.femp.es/files/842-369-fichero/Carta%20Local%20n%C2%BA%20351,%20noviembre%202021.pdf