‘LA PALOMA’
Jul 24 2016

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Tomando paloma.
Tomando paloma.

El nombre del anís viene de la palabra griega que significa «hacer brotar», le ha sido dado por alusión a los efectos carminativos que nuestros ancestros le reconocen. El nombre de anisado es un nombre genérico dado en España, Francia, Portugal y otros países a determinados aguardientes obtenidos por destilación de macerados de anís o de badiana con alcoholes autorizados como el ‘PASTIS’, típicamente marsellés.

Al parecer el primer aguardiente de anís fue elaborado por los holandeses, que con sus viajes a Oriente tuvieron ocasión de adquirir anís estrellado, al regresar a su país utilizaron estas semillas para obtener diversos aguardientes. Ya en el siglo XVI, se funda una destilería dedicada a elaborar un aguardiente anisado. En Francia el anís fue introducido por los marinos holandeses. Países como Portugal, Turquía, Grecia, Norte de África… tienen también sus propias bebidas de anís.

Hay que recordar que desde los siglos XIII al XIV se utilizaba el anís en farmacopea, sobre todo como aromatizador por maceración simple de las semillas en alcohol, sin rectificar el líquido en un alambique. Da la casualidad de que la matalauva es una semilla muy parecida a la cicuta, y no es de extrañar, por tanto, que Sócrates pensara cuando lo envenenaron que le estaban preparando una ‘paloma’.

Torrevieja, 1888. Etiqueta de anís Casciaro.

El origen de la destilación de los anisados típicos de esta zona parece ser el constante paso migratorio entre los alicantinos y los habitantes del norte de África -Oran, Argel y Mazalquivir-, entre los cuales y debido a la afinidad de gustos hubo un importante intercambio cultural y gastronómico. A su vuelta a casa traían consigo lo apetecible de la bebida y los secretos para su elaboración. El anís seco o anís de ‘paloma’ fabricado con anís verde o matalauva de donde se obtiene una esencia, el enetol, que sirve de base al aguardiente.

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A lo largo del siglo XIX los anisados desempeñaron en España un papel al de la ginebra en Inglaterra victoriana, tomándose generalmente en la provincia de Alicante blanqueados con agua y en diversas combinaciones, cada una de ellas típicas de una población: ‘MARQUESETA’, café helado y medio dedo de anís, que se bebía en Jijona; ‘ARRIBA’, limón helado y un dedo de anís de ‘paloma’, también típico en Jijona; ‘CANARIO’, también llamado ‘CANARI’, ‘GALL’ o ‘GALLET’, elaborado con anís de ‘paloma’, jarabe de limón y agua, tomándose en Torrevieja, Aguas de Busot, Torremanzanas y Altea; ‘PALOMA’, ‘PALOMICA’, ‘PALOMETA’ o ‘NUVOLET’, refrescaba los días calurosos en Torrevieja, Alicante, Monforte del Cid y Monóvar. Todas estas bebidas de tomaban en calidad de aperitivo o con el rango de refresco.

Anís Salas – Redimensionado

La fiebre de los anisados aun conocería un último y definitivo estallido, cuando a mitad del siglo XIX el cólera irrumpió en la península. El desconocimiento de las causas que generaban el terrible síndrome gastrointestinal –el ‘comma vibrio’ causante de la enfermedad fue descubierto por Koch en 1863- se intentó paliar con el consumo de anisados.

Unas supuestas propiedades anticoléricas de la refrescante bebida se debieron al fervor popular, ya que las poblaciones de Torrevieja, aficionada a beber ‘palomas’; y Monóvar, donde la bebida adoptó el nombre recortado de ‘un mono’ –refiriéndose al su gentilicio: ‘monovero’- que adoptó José Boch en Badalona, registrando la marca el anís ‘El Mono’.

Fueron décadas de grandes marcas de anisados de alta graduación que ya anteriormente Alfonso XII autorizó a fabricar con una graduación de hasta 68º de alcohol.

En esta época, los vinos y aguardientes fabricados en Torrevieja por Pedro Casciaro Lobato –gibraltareño afincado en Torrevieja en el ‘Cerco de San José’-, fueron premiados en las Exposiciones Universales de Barcelona, en 1888, y París, en 1889, destacando el ‘ANISADO SUAVE’ como su producto estrella.

Todas las viviendas de Torrevieja disponían de aljibe, donde eran recogidas las aguas pluviales de arrastre y las procedentes de los tejados. Cuando se extraía un pozal de agua del aljibe, se llenaba un jarro, un cántaro o un botijo, se añadía un chorro de anís seco –de ‘paloma’- , convirtiendo se en una deliciosa bebida refrescante y, al tiempo, medicinal, no cayendo pesada en el estómago y, al mismo tiempo, matando los gusarapos que tantas enfermedades producían.

La verdad es que el motivo por el que Torrevieja no fuera atacada por el cólera se motivó a que el agua utilizada no procedía de acequias, ni del río, no estando contaminadas por el vibrión colérico contenido en esas contaminadas aguas que habían estado en contacto con heces fecales portadoras del patógeno microbio.

Aquella fue una época de verdadera extensión y apogeo de la ‘paloma’. Sus botellas de vidrio blanco y puntas de diamante, inspiradas en algunos envases de perfume francés o en los frascos utilizados en las boticas para la contención de los jarabes, terminando imponiéndose este tipo de botellas como el distintivo de las de anís.

Anís_Torregrosa

candela

colosal

salas

En Torrevieja se abrieron diversos establecimientos especializados en anís de ‘paloma’: el de Manuel Pérez Aniorte ‘el Pinta’, en la calle Quiroga, número 10 –actual calle Ramón Gallud-, esquina con la calle Empecinado –actual calle Patricio Pérez-; en de Antonio Lorquí, en la plaza de Isabel II –actual mercado central-; El de Jesús Villena, en la calle Lacy, número 6 –actual calle Chapaprieta-; el de Nicolás Blanco, en la calle Quiroga; y la bodega de Fulgencio López, en la esquina de la calle Chapaprieta con la plaza de Isabel II.

Se llegó a tomar la ‘paloma’ como bandera de ideales políticos entre los dos bandos irreconciliables de Torrevieja: Los ‘TRINISTAS’ –seguidores de Trinitario Ruiz Valarino- y los ‘CHAPISTAS’ –incondicionales de Vicente Chapaprieta Torregrosa.

Año 1949: Hoguera en la calle Calvo Sotelo, patrocinada por anís Colosal.
Año 1949: Hoguera en la calle Calvo Sotelo, patrocinada por anís Colosal.
Año 1947. Hogera en el cruce da las calles Chapaprieta y San Pascual, patrocinada por anís Candela.
Año 1947. Hogera en el cruce da las calles Chapaprieta y San Pascual, patrocinada por anís Candela.

Francisco Torregrosa y Cª. fabricó en Torrevieja el anís ‘TORREGROSA’ y el coñac ‘MACIÁ’, bebidas que se distribuían por los bares de la localidad y por toda la comarca de la Vega Baja. Vicente Moscardó Barceló representaba en su bodega la marca de anís ‘COLOSAL’; José Ballester Costa era el distribuidor en Torrevieja del anís ‘SALAS’; destacando también por su frecuente consumo el anís ‘Candela’, todos fabricados en la alicantina población de Monforte del Cid. Los tres productos competían en superarse en sus ventas en la localidad cooperando en las fiestas patronales, las hogueras de San Juan y otros festejos populares. Los tres anises se caracterizaban por ser de sabor más suave y fino, a diferencia de otros anises secos, en los que destacaba más el sabor a las plantas empleadas en su elaboración.

A partir de los años sesenta del pasado siglo, la costumbre de beber la frescachona y típica ‘paloma’ fue menguando. Hicieron entrada el ‘pastís’ francés, las marcas ‘PERNOD’ y, sobretodo ‘RICHARD’, hirieron gravemente a la ‘paloma’ torrevejense que, ya agónica, terminó perdiendo casi todo su plumaje con la entrada en los bares de las últimas bebidas extranjeras de moda: whisky, ginebra, cubalibre, gin-tonic, San Francisco, Bloody Mary, etcétera.

No por ello algunos torrevejenses dejamos de tomar, de cuando en cuando, la típica ‘paloma’ acompañada con unas finas rodajas de hueva, mojama, pulpíco seco, gato o capellanes, aunque sólo sea en días de Pascua Florida o en algún abrasador y canicular día de verano.

Fuente: Revista EL COCIDO DE MI PUEBLO. Torrevieja, julio de 2016

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