POR MARI CARMEN RICO NAVARRO, CRONISTA OFICIAL DE PETRER (ALICANTE).
Fue tal día como hoy un 20 de septiembre, pero de 1683, cuando Nuestra Señora la Virgen del Remedio fue declarada patrona de Petrer por el obispo de Orihuela, D. Antonio Sánchez de Castellar, elevando a fiesta de precepto el 7 de octubre. Esto fue debido a que la devoción del pueblo por la Virgen aumentaba y los fieles pidieron al obispado que fuera reconocida oficialmente como patrona. El obispo cumplió con este deseo popular al firmar un decreto por el que declaró patrona de esta villa a Nuestra Señora la Virgen del Remedio.
Como hecho curioso decir que la festividad de la Virgen del Remedio se celebraba el 5 de agosto, tal como se sigue celebrando en la capital de la provincia. Sabemos que fue así desde el 5 de agosto de 1617 a 1681, cuando se decidió cambiar al 7 de octubre para darle mayor protagonismo y esplendor a la festividad del Remedio, tal y como venimos celebrándola desde aquel entonces hasta la actualidad. Quizás este cambio de fecha se debió a que en octubre ya se habían acabado las tareas agrícolas y a que en agosto ya había una festividad importante en Petrer, la celebración de la fiesta dedicada a San Bartolomé, copatrón de Petrer junto a San Bonifacio, el 24 de agosto, en el que había misa, sermón y acudía el conde de Elda.
El obispado del valenciano D. Antonio Sánchez del Castellar (1679-1700) fue importante para Petrer pues fue durante su obispado cuando se produjo el cambio de fecha de celebración y la declaración como patrona de Petrer.
Por lo que respecta al origen de la Mayordomía de Nuestra Señora del Remedio, tenemos información en el libro que se conserva y recoge la administración de la Obra Pía de la Virgen del Remedio desde 1696 hasta 1841, en que fueron desamortizados los bienes eclesiásticos. Por lo que respecta al origen de la Cofradía de la Virgen, el cura párroco D. Antonio Rivera, el 17 de septiembre de 1848 convocó a un conjunto de ciudadanos con el propósito de formalizar la creación de la misma, con la finalidad de acrecentar y promover la devoción a la patrona.
Siguiendo a Alberto José Montesinos Villaplana, mayordomo y vicepresidente portavoz de la Cofradía, apunta que, según la tradición oral, la imagen más antigua de nuestra patrona data del año 1430, y cuenta la leyenda que fue construida en una casa del hoy conocido como carrer de la Verge. En esta calle el pueblo le dedicó una hornacina con un altar, haciendo posteriormente un ventanal más grande con un cuadro de la Virgen, con el fin de que fuese venerada desde la calle. Durante una de las rebeliones moriscas, la imagen fue escondida y quedó en el olvido muchos años. Dos siglos después de estos hechos, concretamente el 7 de octubre de 1630 festividad de la Virgen del Rosario, el padre Onofre Maestre, predicando desde el púlpito, tuvo la inspiración de que la imagen desaparecida, y que tanto anhelaban los feligreses, de la Virgen del Remedio se hallaba oculta en un lugar de la iglesia; y, en efecto, ese lugar era uno de los muros de la sacristía (que en el antiguo templo se ubicaba en el mismo lugar que la sacristía actual), en donde se encontró la imagen y quedó a la veneración de todos los fieles. Por aquella época hubo una gran sequía que causó graves estragos entre la población, ya que todos los pueblos del entorno dependían de la agricultura. Por ello se decidió que el 26 de abril de 1631 se bajase la imagen de la Virgen del Remedio al convento de Elda para hacer rogativas pidiendo la lluvia. Esta especial romería se llevó a cabo por gracia del conde de Elda, señor de estas tierras. Durante la Guerra Civil, la imagen de la Virgen fue destruida en el incendio causado en la iglesia, salvándose de la quema solamente el Niño, que fue devuelto a la iglesia bajo secreto de confesión. Nada más terminar la guerra, se optó por hacer una imagen nueva, en el taller de Venancio Marco, muy bella pero no llegó a agradar a la gente del pueblo, ya que no guardaba mucha similitud con la primitiva. D. Vicente Hernández, párroco en esos años de la Iglesia de San Bartolomé, guardaba celosamente el busto carbonizado de la patrona, y decidió enviarlo al escultor valenciano, José M.ª Ponsoda (Barcelona 1882-Valencia, 1963), para ver si se podía llevar a cabo una buena reconstrucción. El artesano respondió afirmativamente. Y cuando trajeron la imagen a Petrer, la gente quedó satisfecha. La restauración fue costeada por Luis Andreu Navarro. En el año 1954 se decidió encargar un nuevo traje y manto para la Virgen y el Niño, ya que los que tenía estaban muy viejos, centenarios algunos. El trabajo se encomendó a Tomás Valcárcel, prestigioso artista alicantino. Este manto fue costeado por los petrerins, bendecido el 7 de octubre y restaurado en 1995. En el año 1960 se decidió hacer una nueva corona para la imagen y se encargó al orfebre valenciano Manuel Orrico Vidal, siendo también costeada por el pueblo de Petrer mediante alhajas antiguas y cubiertos de plata, y en el año 2003 el metalista petrerí Rafael Villena obsequió a nuestra patrona la corona que lleva actualmente la imagen en las romerías.
Muchos son los aspectos interesantes que se ciñen en torno a nuestra patrona, además de su historia, de sus imágenes y toda su iconografía, la celebración de sus tres centenarios con sus correspondientes actas, su cofradía, los Gozos, la coronación en 1960, los numerosos trabajos y poemas que se le han dedicado a lo largo de estos casi cuatro siglos de devoción, la evolución de la fiesta con la introducción del pregón en el año 2015 para anunciarlas…
Tenemos puesto el cronometro ya casi en tiempo de descuento porque el pueblo de Petrer tiene una cita en el 2030 en el que celebraremos el IV centenario y ahí esperamos y queremos estar para vivirlo y contarlo.
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