POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT. CRONISTA OFICIAL DE XIXONA (ALICANTE).
La peste atlántica afectó en 1.600 a un buen número de poblaciones del interior de las provincias de Valencia y Alicante. Penetró desde Castilla por la zona de Xátiva provocando una profunda ola de miedo que intentó ser combatido buscando la medicación de diferentes santos y santas para que intercedieran ante Dios para que les otorgara la salvación. En un artículo anterior he explicado los casos de Alcoi y Ontinyent, https://bgarrigos07.wordpress.com/2022/10/05/la-peste-de-1600-alcoi-y-ontinyent-1/ ahora expondré los de Cocentaina, Xàtiva y Agullent.
COCENTAINA Y SAN HIPÓLITO.
La peste volvió a rondar a la villa contestana en la primavera de 1600. Aunque no se han conservado el libro de Consells de los años 1600 a 1605, conocemos algunos datos sobre esta terrible enfermedad por el manuscrito de Agustín Arques Jover: Notas varias y extracto de los notarios, archivos y otros papeles e instrumentos de la villa de Cocentaina, con el principio de la historia de dicha villa y materiales para concluirla. Manuscrito de fines del s. XVIII conservado en el Archivo Parroquial de Santa María de Cocentaina, vol. I, ffº 28-29.
Los habitantes de Cocentaina también buscaron la protección divina. El domingo 7 de mayo convocaron un Consell General al que asistieron las principales autoridades y el clero de las dos parroquias. En el interior de una bolsa colocaron el nombre de diferentes santos en sus respectivas bol.letes una mano inocente extrajo la correspondiente a San Hipólito: “lo qual, oït per lo poble y gran consurs que allí estava, dixeren que no volien tal sant, per quant no el conexia, y que axí en tragueren altre dels que en dita bolsa avien possat”. La extracción se hizo una segunda y una tercera vez, pero siempre salía el nombre de san Hipólito, por lo que se acordó acogerse a su protección. El 10 de mayo un nuevo Consell General acordó celebrar la fecha del martirio del santo, el 13 de agosto. Cocentaina se vio libre de la peste si atendemos a una noticia contenida en el Libro Racional de la parroquia de Santa María del año 1600: “Este any fonch lo any de la pesta, que y ague en aquest regne, y en Cocentayna no n’ya gue, a Déu gràcies”.
Cocentaina celebró el IV Centenario de la proclamación de San Hipólito Mártir como patrón mediante la construcción de un gran monumento con la imagen del santo en la plaza alcalde Reig.
XÀTIVA Y LA VIRGEN DE LA SEO.
En el verano de 1600 la peste hacía estragos en Xátiva, los vecinos de la población pidieron la protección de la Virgen de la Seo y acordaron sacar su imagen en procesión el 5 de agosto. La procesión hizo una estación de penitencia en la iglesia del convento de Santa Clara. En su interior las monjas rezaron una plegaria a la Virgen y esta movió el lirio que sostenía en su mano derecha, inclinándolo. Según la tradición la peste cesó.
Desde aquel momento se acordó celebrar una fiesta con procesión, primero por el interior de la Seu y luego por las calles de la ciudad, haciendo estación en el convento de las monjas clarisas.
En 1665 se restauró la imagen de la Virgen, pero se cortó la mano derecha protagonista del milagro y se colocó en un relicario. Más tarde el cardenal Cebrián encargó al escultor José Esteve Bonet una imagen de la virgen para sacarla en procesión y resguardar la gótica.
AGULLENT Y SANT VICENT FERRER.
En la primavera de 1600 la peste rondaba la población de Agullent. El 14 de marzo las autoridades pusieron vigilancia en la puerta de poniente para exigir los salvoconductos. También se enviaron mensajeros a Ontinyent para averiguar si la peste había llegado a esta villa. El 5 de abril de 1600 se publicó un bando en el que el justicia y los jurados de Albaida indicaban los lugares que estaban infectados: “que à senyalat en lo raval de Xàtiva y en la vila de Ontinyent, Almansa y Alcoy, segons que per una crida real pública de pochs diez ha en la ciutat de Valencia, constava de augment y no disminuhint”.
El 5 de mayo llegó a Agullent el visitador general, quien pidió a las autoridades que se esforzaran en mantener el cordón sanitario y que los vecinos entraran en el término de Ontinyent. A comienzos del verano se produjo un éxodo de la población al campo y se hizo evidente la disminución de los suministros.
El 7 de agosto las autoridades municipales comunicaron al Virrey la sospecha de que la enfermedad había invadido la población, al haberse producido las primeras muertes.
El 18 de agosto se crea la Comissió del Morbo para luchar contra la enfermedad. Las principales medidas sanitarias adoptadas fueron: la incomunicación de los familiares que hubieran tenido enfermos en sus casas, la quema de las ropas de los apestados y la atención sanitaria.
El 15 de septiembre la epidemia ha cesado en su virulencia y los enfermos comienzan a recuperarse. El 28 de octubre se dio oficialmente terminada la enfermedad.
La peste apenas duró un mes y según Antoni Ariño fallecieron 83 personas de un total de 1040 habitantes.
A comienzos de septiembre de 1600 Joan Solves, ermitaño que cuidaba el santuario de sant Vicent Ferrer situado en plena sierra de Agullent a unos tres km de la población estaba tan atemorizado por la peste, que no se atrevía a bajar a la villa. Por ello no disponía de aceite para la lámpara del santo.
En la noche del 3 de septiembre el ermitaño sintió ruidos en el interior del templo y se acercó al altar. Allí observó a un fraile dominico arrodillado al pie del altar. Rápidamente buscó a su mujer para anunciarle este hecho sobrenatural, pero cuando los dos regresaron a la iglesia no lo encontraron y la puerta estaba cerrada. Sin embargo, la lámpara estaba rebosante de aceite, con una luz muy fuerte y luminosa, a pesar de que hacía muchos días que se hallaba vacía y apagada. Ante este gran misterio el ermitaño corrió a comunicar los hechos a las autoridades locales. Tocó la campana y comenzaron a venir los vecinos, quienes poco a poco iban llevándose el aceite de la lámpara, pero su cantidad no disminuía. De esta lámpara algunos encendieron velas cuya luz era muy potente y nunca se apagaba: “És d’admirar que corrent // un aire atramuntanat// no els apagara la llum,//tota la nit caminant, // en un ciri sens farol,// sent molt fort el aire tal.//. Con este aceite fueron ungiendo a los enfermos y estos comenzaron a mejorar.
Sólo un vecino, Andreu Calatayud, se mostraba incrédulo ante los hechos narrados por sus convecinos. Aunque se mofaba de su entusiasmo y fe no pudo resistirse a la tentación de acudir a la ermita de sant Vicent y comprobar los hechos. Una vez que estaba delante de la lámpara milagrosa, esta cayó al suelo y se quedó clavada, sin que cayera una sola gota de aceite ni se apagara la luz. Entonces el incrédulo vecino pidió perdón y se ungió con el aceite milagroso. Al amanecer del 5 de septiembre “se juntaron todos los que vivían en los campos y todo el pueblo subió a la dicha ermita con solemne procesión y hisieron una solemne fiesta en hasimiento de grasias con diferentes truenos de alcabuses”. Desde este momento todo el pueblo de Agullent reconoció la intervención celestial. En octubre de ese mismo año el consell aclamó a sant Vicent Ferrer como patrón y acordó celebrar una fiesta anual.
A través de estas líneas hemos podido seguir la huella que el miedo a la peste iba dejando en diferentes poblaciones de las comarcas centrales del reino de Valencia en forma de celebraciones religiosas. Una de las poblaciones a las que la peste no llegó gracias a la intercesión miraculosa, según nos cuenta la tradición, fue nuestra querida Xixona. Pero esta es otra historia, que dejamos para una próxima ocasión.
BIBLIOGRAFÍA
GARRIGOS SIRVENT, Bernardo, «La peste de 1.600», El Programa, Xixona, Federació de Sant Bartomeu i Sant Sebastià, 2019, págs. 233-238.
FUENTE: https://bgarrigos07.wordpress.com/2022/11/16/la-peste-de-1600-cocentaina-xativa-y-agullent-y2/