LA PELÍCULA CUENTA CON LOS ACTORES MARÍA DE MEDEIROS Y ANTHONY HOWELL REPRESENTANDO A LOS HISTORIADORES LEONESES MARGARITA TORRES Y JOSÉ MIGUEL ORTEGA
Este viernes 22 de marzo se estrena en cines de 16 ciudades españolas la película Onyx: Los Reyes del Grial, que es un documental dramatizado sobre lo que podría ser la historia real del «santo grial», que sería el llamado «cáliz de Doña Urraca», señora de Zamora e hija del Rey Fernando I de León, guardado desde el siglo XI en León.
La parte dramatizada cuenta con Jim Caviezel (quien interpretara a Cristo en «La Pasión», de Mel Gibson) en el papel de un misterioso narrador vestido de monje, y con los actores María de Medeiros y Anthony Howell representando a los historiadores leoneses Margarita Torres y José Miguel Ortega. Los verdaderos Torres y Ortega aparecen en el documental hablando como expertos. Hay otros expertos, pero con aportaciones muy breves o escasas.
Una investigación publicada en 2014
En 2014 Torres y Ortega publicaron Los Reyes del Grial en una editorial no académica y en 2015 Margarita Torres fue elegida concejal de Cultura por el PP en León, aunque en la película se la presenta solo como profesora universitaria de Historia. La tesis de Torres y Ortega, y la del filme, es que el «cáliz de Doña Urraca» sería la copa usada por Cristo en la Última Cena. Hay documentación de peregrinos en Jerusalén del año 400 al 700 que hablan de «la copa de Cristo» que se guardaba en la «Tumba del Señor» y que los peregrinos pueden venerar. Con la conquista musulmana, se perdió el rastro de esa reliquia.
Torres y Ortega han señalado en fuentes árabes que en el siglo XI la taifa musulmana de Denia, al sur de Valencia, envió comida a Egipto, donde había una gran hambruna, a cambio de una serie de tesoros, incluyendo la Copa de Cristo. Ellos aseguran que un colaborador suyo, en la universidad de Al-Azhar en El Cairo, encontró un par de documentos que aseguran que la Copa negra (de ónice) se envió a Denia, pero que un musulmán arrancó deliberadamente una esquirla para guardarla, y que el mismo Saladino hizo traer esa esquirla para colocarla sobre su hija enferma, que sanó. Este vaso de ónice fue entregado por el emir de Denia como valiosísima reliquia al Rey Fernando I el Grande de León, quien lo dejó a su hija Urraca al morir (la de la historia del Cid). En ese momento ella tenía 33 años y era, además de señora de Zamora, la responsable de mantener los conventos del reino.
La película considera que Urraca, profundamente devota, no quería que ningún labio tocara la misma piedra que tocaron los labios de Cristo, y la engarzó en oro y le dio la forma de cáliz con oro y gemas que hoy vemos. También la protegió guardándola en la basílica de San Isidoro de León, donde aún está… y le falta una esquirla. Una pintura en el techo de un copero que lleva una forma negra (como sería el vaso con su tapa antes de ser engarzado en joyas y oro) reforzaría la hipótesis.
Aspectos polémicos de la teoría
La teoría de Torres y Ortega ha sido criticada con dureza por arabistas como Luis Molina (de la Escuela de Estudios Árabes del CSIC de Granada) asegurando que sus traducciones de los documentos árabes son incorrectas y que sus textos no hablan «de cáliz alguno», o que los supuestos documentos medievales de El Cairo no son de fiar. Otros críticos sugieren que si Fernando y Urraca hubieran creído adquirir el Cáliz de Cristo lo habrían anunciado en numerosos documentos que nos habrían llegado, o con emblemas heráldicos, proclamas, etc…
Por el momento, la Iglesia de León -que es quien custodia el cáliz de doña Urraca- no se ha pronunciado, excepto para lograr que se proteja mejor la pieza, que ahora atrae visitantes: para empezar, todos los que hacen el Camino de Santiago.
La película: el Parsifal de Wagner, Caviezel y Montserrat
La película es mejor que la base documental de la teoría en sí. El filme se inicia con el techo y los vitrales increíbles de la catedral de León y el preludio de la ópera «Parsifal» de Wagner, dedicada al caballero que buscaba el Grial en Montsegur. La cámara baja y un encapuchado monje que recorre la nave nos introduce en el tema. Es Jim Caviezel, que pone la voz como narrador y entra y sale en la historia como un misterioso testigo a través de los siglos.
Habla de un objeto de «fe, amor y esperanza», pero que algunos han podido relacionarlo con «poder, exaltación y orgullo». Caviezel levanta una lanza hacia el costado de un Cristo crucificado en un cuadro. De alguna manera, Cristo empieza a hacerse presente.
Para que haya «malos» en la historia, e ilustrando el tema del «poder» y el orgullo, se nos cuenta la obsesión nazi con el Grial. Himmler, el jefe de la división esotérica, la Ahnenerbe, siguió las instrucciones de Otto Rahn, autor del libro La corte de Lucifer. Según la película, Rahn ubicó el Grial en Montserrat a partir de una estrofa el Virolai, el himno a la Virgen de Montserrat escrito por el sacerdote y poeta romántico catalán Jacint Verdaguer en 1880:
Mística font de l’aigua de la vida,
rageu del cel al cor de mon país;
dons i virtuts deixeu-li per florida;
feu-ne, si us plau, el vostre paradís.
Lo de «mística font del aigua de la vida» (que se refiere a la Virgen) les hizo pensar a Rahn y a Himmler en el Grial. La película recrea la visita de los nazis a Montserrat, aunque sin llegar a mencionar a la Virgen ni mostrar los paisajes y es mejor la recreación de ese episodio de El Ministerio del Tiempo (aunque se filmara en el monasterio de Uclés, en Cuenca).
Señales evocadoras de una tradición viva y sagrada
María de Medeiros, interpretando a la historiadora, viaja a Jerusalén, y allí la vemos recorrer el Cenáculo, tocar la piedra de la unción a la entrada del Santo Sepulcro y acariciar una corona de espinas en las calles. Son escenas hermosas que tocarán el corazón de quien haya peregrinado allí.
Después, Caviézel narra la Última Cena, mostrada en imágenes sencillas pero de respeto sacro. Vemos a Jesús elevar el pequeño cuenco de ónice, pronunciar las palabras, entregarlo a los apóstoles. Después ese ritual es repetido por cristianos ocultos en Roma, por monjes medivales… Es la Tradición.
Y Caviezel pronuncia las palabras, él, que ha sido Cristo, y resuenan emocionantes: «Este es el cáliz de mi sangre, derramada por vosotros…» Y añade: «la promesa ha perdurado».
Después, en la mesa quedan las copas… que van desapareciendo, hasta que queda solo la de Jesús. Y se nos explica como será guardada durante siglos hasta la invasión musulmana. Y como después llegará a Denia, procedente de Egipto, y de allí a León.
Un segundo momento emocionante de verdad es cuando el Rey Fernando, moribundo, lo entrega a su hija Urraca, interpretada sin palabras, pero magistralmente, por la actriz anglo-española Tania Watson. Urraca expresa de verdad estar ante algo que no es solo un objeto sagrado, sino una conexión con Cristo. Con la música de «Parsifal» de fondo, se despojará de sus joyas y pensará cómo proteger el precioso vaso.
Hay otra escena emocionante de padre e hija: la de Saladino, interpretada por el actor Rafa Rojas, y su hija enferma. Saladino se nos ha mostrado como un guerrero, también como un hombre de oración, y ahora es un padre tierno y preocupado. Consigue la esquirla del Cáliz y la coloca sobre la frente de su hija.
Uno puede recordar la historia de la hija de Jairo. Y, en tiempos modernos, el milagro operado en una musulmana de Sudán que permitió beatificar a al misionero Daniel Comboni. Raad Salam, islamólogo y arabista cristiano iraquí, explica en la película: «Una reliquia así es valiosa también para los musulmanes, que parecian a María y a Jesús». Y si la hija de Saladino se cura… es porque Jesús la cura.
Cuando la historiadora se emociona
El cuarto momento emocionante no es de ficción: la propia Margarita Torres, la medievalista real, con voz quebrada por la emoción, explica que «con esta investigación he recuperado algo que tenía muy olvidado, la fe y la esperanza, y con ellas, la confianza». Señala también que la reliquia, con esta historia, entrelazaría las tres religiones monoteístas: era un vaso ritual judío para una celebración de Pascua, con el cual se instituyó la Eucaristía cristiana, y que fue honrado y venerado también en el Islam, en una historia de sanación.
En los momentos finales, un camino de velas lleva hacia el altar de la catedral. Caviezel, el misterioso narrador nos acompaña. «¿Encuentro? Sí», afirma.
Se trata, pues, de una película que hace amar a la Iglesia, la eucaristía, la tradición, que enlaza a los hombres de distintos siglos por los objetos sacros que han compartido, y por la fe. Independientemente de la fuerza o debilidad de las pruebas de la teoría acerca del «cáliz de Doña Urraca», esta película puede ensanchar el alma y abrir al menos la imaginación, y quizá también el alma.
Lista de Cines y más datos en:
http://onyxlosreyesdelgrial.es
Fuente: http://www.religionenlibertad.com/ – Pablo J. Ginés/ReL