POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA.
Nadie se atrevió anoche a retirarlo, aunque ya se marchitaron las flores de su estampado. Quizá alguien, en esas tardes interminables de desholline frenético que impuso la pandemia, propuso trasladarlo al desván. Pero la nostalgia y la ausencia lo salvaron del olvido, del polvo y de los traperos…