EL AYUNTAMIENTO DE BURGOS, EN SUS TIEMPOS, APROVECHÓ ESTAS PIEDRAS PARA ENCAUZAR EL ARLANZÓN, CUENTA EL CRONISTA DE LA PROVINCIA, FRAY VALENTÍN DE LA CRUZ
Leyenda e historia se imbrican y confunden en uno de los parajes más destacados de la provincia de Burgos. Hoy es noticia este lugar por la intención del Gobierno por devolverle la importancia que realmente tiene en la historia de Castilla y de España. San Pedro de Arlanza es el epicentro de un lugar mágico marcado por los acontecimientos históricos. Tiene su origen legendario en la tradición oral que cuenta que un joven Fernán González correteaba detrás de un jabalí herido, por los montes cercanos a la cueva de San Pelayo. Allí se encontró con el eremita Pelayo, un sabio anacoreta que le vaticinó su futuro como fundador de un nuevo condado, Castilla. En honor al santo se levantó la posterior capilla que lleva el nombre del San Pelayo.
Magia y misterio se dan la mano en este mítico lugar, salvado de sucumbir bajo las aguas de un embalse el siglo pasado, y que se da la mano con lugares como la mística y abacial Santo Domingo de Silos, la noble barroca villa de Lerma o las señoriales Covarrubias u Hortigüela, al abrigo de las Mamblas y el Gayubar.
Nada menos que 1.100 años contemplan la primitiva construcción que se mantiene en pie aún. El monasterio fue erigido en el año 912 por Gonzalo Fernández como un lugar donde dejar sus restos tras el día de su muerte. Rezuma alquimia y misterio por su curiosa ubicación, en el fondo del valle, cerca del río Arlanza y con un torreón, diseñado y construido por los maestros Guillermo y Etostem, como relata Enrique del Rivero en su Guía Inédita, en el año 1080.
Ocaso, muerte y resurrección
Lo que hoy queda en San Pedro de Arlanza da a entender que fue algo más que un monasterio. Así lo atestiguan, por ejemplo, los pilares de la iglesia; un enorme templo en un lugar recóndito. La biblioteca de la abadía era una de las más importantes del mundo por el número de sus volúmenes y por los títulos que atesoraba.
La Desamortización de Mendizabal supuso la sentencia de muerte para el monasterio
La tozudez de la historia y de los gobernantes llevaron a medidas descomunales y hoy absolutamente absurdas como fue, por ejemplo, la Desamortización. Juan Álvarez Mendizábal se encargó de hacer desaparecer una de las joyas más preciadas por los investigadores y por los eruditos. Nada queda de ella. Libros de magia, de alquimia, vidas de santos, códices con los más horrendos grabados. Con el fuego y la destrucción se fue lo material y sólo queda en San Pedro ese sentido de lo trascendente que quedó impregnado en las paredes de los dos claustros que han sobrevivido a las afrentas humanas.
Con un monasterio devastado, muerto y casi olvidado, fue expoliado, piedra a piedra, por ejércitos de vándalos que despojaron de parte de su antigua vida al maltrecho monasterio.
Patrimonio diseminado
Administraciones públicas, particulares, museos, gobiernos locales y nacionales. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Burgos, en sus tiempos, aprovechó estas piedras para encauzar el Arlanzón, cuenta el cronista de la provincia, Fray Valentín de la Cruz.
La dispersión de elementos procedentes de San Pedro de Arlanza es evidente, desde la capital de la provincia hasta Nueva York. Entre los elementos desubicados están algunos de los más importantes del viejo cenobio, como las tumbas de Fernán González y su esposa Sancha, cruces de piedra y plata y varios cofres de repujados que en la actualidad están en la colegiata de Covarrubias.
Otros elementos desperdigados por medio mundo son la tumba de Mudarra, en la Catedral de Burgos; el esmalte de la Virgen de las Batallas recuperad en su día, en el Museo de Burgos; la fuente precolombina del claustro renacentista, situada en los jardines del paseo de la isla en Burgos; o los frescos románicos repartidos entre el museo de arte románico de Barcelona y el museo metropolitano de Nueva York. Dos campanas están en la iglesia de Hortigüela mientras que la antigua portada románica de entrada a la iglesia se encuentra en el Museo Arqueológico de Madrid.
Retuerta
A principios del siglo XX se proyectó en la zona la construcción de la presa del Arlanza que finalmente se trasladó a la cuenca alta, a Castrovido. Pero si las dificultades económicas y logísticas no lo hubieran impedido, San Pedro de Arlanza habría quedado anegado por las aguas de una presa que se hubiera llevado por delante la historia del Condado de Castilla y una flora y fauna única en toda la provincia.
Futuro
Desde que se desautorizó la construcción de la presa de Retuerta en los años 80 del siglo XX, ha ganado fuerza la necesidad de recuperar el espacio histórico y natural de San Pedro de Arlanza. Las actuaciones del Ministerio de Cultura en este Bien de Interés Cultural se han incrementado y en los años 90 y los primeros de este siglo, las obras han sido habituales, tanto en la consolidación de la estructura, como en los claustros.
Ahora, el Ministerio de Cultura ha licitado el concurso para la redacción del proyecto básico y de ejecución, estudio de seguridad y salud, coordinación de seguridad y salud y dirección de las obras de consolidación y restauración, mejora de la estabilidad y la estanqueidad del Monasterio, por 180.000 euros. Es el primer paso para consolidar el edificio histórico más importante del medievo de Castilla por su significado histórico y patrimonial.
Fuente: http://burgosconecta.es/