LA PRIMITIVA IGLESIA DE LA MAGDALENA EN CARABANCHEL, UNA JOYA MUDÉJAR
POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, MALANQUILLA (ZARAGOZA).
Esta pequeña ermita -conocida bajo la denominación de Nuestra Señora de La Antigua-, integrada dentro del cementerio parroquial de Carabanchel, perteneciente a la Parroquia de San Sebastián Mártir, atesora una historia que ninguna otra iglesia de Madrid conserva.
Declarada Bien de Interés Cultural en 1981, ha sido sometida en repetidas ocasiones a diferentes procesos de restauración por parte de la Comunidad de Madrid hasta llegar hoy a convertirse en una joya -desconocida para el gran público pero muy valorada por los investigadores- en cuya puesta en valor me cabe el honor de haber participado desde hace más de 25 años, siendo presidente de la Congregación del Carmen de Carabanchel.
Desde que mi hermano José María junto con Javier Faucha descubrieran en su interior, en 1995, el pozo de San Isidro, aquél del que el Santo Patrón de Madrid hiciera brotar agua, la ermita ha sido objeto de nuestros desvelos, primeros con diferentes investigaciones históricas y luego con el expreso objetivo de su puesta en valor para provocar la rápida intervención de las administraciones y poder así salvarla de una ruina inminente.
Ya desde mucho antes, el núcleo colindante a la ermita y la propia ermita, edificada sobre un asentamiento romano de grandes dimensiones e importancia, estaban en nuestra mente, advirtiendo a todos de un monumento, con graves filtraciones de agua, que se deterioraba día a día, y que constituía en sí mismo un tesoro de enorme trascendencia para Madrid, tan escaso de restos románico-mudéjar.
El templo, construido en el siglo XIII, conserva un artesonado sorprendente, que acaba de ser restaurado por la Comunidad de Madrid. Un artesonado pintado, fechable hacia 1450, que saca a la luz, junto a castillos y escudos nobiliarios, iconografías de San Sebastián, La Magdalena y San Isidro, que conforman una aportación notabilísima para Madrid.
San Sebastián es el titular bajo el que se erige la parroquia matriz de Carabanchel Bajo que el pueblo levanta cuando su población, en el siglo XVI, desciende y queda la antigua ermita en un despoblado. Nos demuestra que ya había devoción a este santo y que los nombres de las iglesias no se escogen a la zar. La Magdalena, da nombre a la ermita, después denominada de Nuestra Señora de La Antigua y San Isidro es el santo tan íntimamente ligado a aquéllas tierras a donde acudía cada mañana a labrar los campos y donde realizó algunos de sus más notables milagros.
Todo ello se da cita en este magnífico artesonado que, aúnque los medios en estos días se empeñan en señalar como “descubierto”, fue ya reseñado en 1995 por los investigadores antes citados. Lo que sí se ha conseguido ahora es revalorizarlos, restaurando sus colores originales, lo que les hace perfectamente perceptible al ojo humano como antes era difícil imaginar.
En suma, un templo bajo cuyas piedras se han encontrado restos de otro anterior, a su vez levantado sobre las ruinas romanas de un edificio destacado, a juzgar por sus dimensiones, que sólo nos pone en la senda de lo mucho que queda por descubrir en todo su entorno, un entorno en el que se han realizado diversas prospecciones arqueológicas y donde abundan materiales romanos, cerámica y mosaicos.
Madrid, la gran urbe, no podía dejar morir esta joya arquitectónica mudéjar y para ello encaminamos todos nuestros esfuerzos, cuando nadie parecía tenerla en cuenta.
Desde la Congregación del Carmen que entonces presidía, apoyados por las investigaciones llevadas a cabo, nos propusimos reclamar a las autoridades implicadas, arzobispado, comunidad y ayuntamiento, la salvaguarda de este monumento y organizamos la Romería de la Virgen de La Antigua, como aldabonazo a las mentes de los más mayores y para tratar de revertir un proceso de abandono muy avanzado. La medida fue todo un éxito. Entregábamos un premio además, el Premio Virgen de la Antigua, en cuya primera edición recibió el entonces alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano.
Así se consiguió que poco tiempo después, comenzara la primera intervención a la que siguieron otras en diferentes ejercicios presupuestarios, que han sacado a la luz no sólo este bellísimo artesonado mudéjar sino restos de enterramientos y piezas cerámicas romanas que se exponen en el Museo Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares y han posibilitando el mantenimiento y el estudio de un monumento de enorme importancia para Madrid por su vinculación con el Patrón de la Villa, que conserva las pinturas más antiguas de la capital.
