POR BERNARDO GARRIGÓS SIRVENT, CRONISTA OFICIAL DE XIXONA (ALICANTE)
Fue el Real Decreto de 29 de marzo de 1783 quien estableció los mecanismos para proveer los corregimientos y alcaldías mayores de los municipios españoles. Tras desempeñar el cargo por seis años o, antes, en caso de ascenso; el corregidor o el alcalde mayor tenía la obligación de presentar a su sucesor un informe detallado sobre las obras públicas realizadas, el estado de la agricultura, el comercio y la industria y las causas del retraso o estancamiento de la población.
Estas relaciones se hacían por duplicado entregándose una copia al sucesor, quien tras haberla leído debía remitirla al Consejo Real de Castilla, órgano supremo de gobierno y justicia de aquella época.
El corregidor don Juan José Pérez y Pérez tomó posesión el 17 de marzo de 1784. Tras casi un primer trienio fue ascendido al corregimiento de Daroca, por lo que tuvo que abandonar nuestras tierras. Cesó oficialmente el 2 de agosto de 1786.
Como era preceptivo redactó un informe para su sucesor. Entre los proyectos de obras que había comenzado y que se debían concluir se encontraba la reconstrucción del puente de Alicante.
Según este corregidor en 1783 se habían producido unas fuertes lluvias, lo que en la actualidad llamaríamos una gota fría, que había provocado un importante crecimiento del caudal del riachuelo del castillo.
Aunque existía una acequia, que permitía evacuar a la altura del Cabés del Corb las aguas sobrantes hacia la balsa del Safarich y de allí distribuirla por la actual partida de Segorb, la avenida de aguas fue de tan gran magnitud que la corriente que caía por la peña a la altura el actual Belemet destruyó, al menos parcialmente, el puente.
Para reconstruir el puente, tan necesario al permitir la entrada por el sur a la ciudad de Xixona y ser paso del camino real entre Alicante y Valencia, se emplearon los escasos fondos que sobraban de la partida de bienes de propios y arbitrios. A pesar de ser una obra de imperiosa necesidad no había podido concluirse por haber fallecido el maestro de obras. Sólo faltaba terminar el pretil y alguna obra menor, pudiendo transitar los ciudadanos. El corre-gidor indicaba que el consistorio estaba en negociaciones con sus herederos para que finalizaran el puente.
El 18 de octubre de 1786 tomó posesión ante los regidores jijonencos el nuevo corregidor, Roque Marín Domínguez. Su paso fue más bien brevísimo, puesto que en junio de 1787 obtuvo la Alcaldía Mayor de Alicante, un destino mucho más apetecible que la pequeña ciudad de Xixona. Redactó un informe que a los ojos del Consejo de Castilla era incompleto por lo que solicitó información complementaria a los regidores.
El 19 de octubre de 1787 los regidores se reunieron para completar la petición del Consejo de Castilla. Aunque ya habían pasado más de 4 años de la riada aún no se había solucionado. Vicente Picó, regidor decano, comentó que el principal problema es la escasa altura del pretil, que constituye un peligro para los viandantes. Mariano Aracil, regidor segundo, apuntó que el pretil lo que está es arruinado y debería exigirse a los familiares del maestro de obra su conclusión. “mediante los 213 pesos, que parte de ellos aun no se han gastado, del tanto en que se remato la construsión del citado puente y ser de cuenta esta construcción del maestro de obra”.
Desconocemos cuándo se produciría la finalización de la reconstrucción del puente de Alicante.