POR JOSE ANTONIO AGÚNDEZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MALPARTIDA DE CÁCERES (CÁCERES).
Hace tiempo es nuestra pretensión iniciar un ciclo de artículos dedicados al estudio de las familias o linajes que desde el siglo XVI -centuria en la que empezamos a tener datos- habitaron en Malpartida. Ya en 2019 dedicamos tres capítulos del Sucedió hace… (del 334 al 336), al conocimiento de los apellidos más frecuentes y con mayor pedigrí presentes en los registros locales, en una serie que llamamos ‘Ocho apellidos malpartideños’. Sigamos hoy aquella línea de investigación genealógica emprendida y procedemos al análisis del abundante catálogo de apellidos que alguna vez se vieron escritos en los papeles. Daremos de los más comunes breves pinceladas del tiempo en que se incorporaron al padrón de habitantes, su procedencia en el caso de ser conocida y otros datos de los individuos que los portaron. Naturalmente -lo advertimos ya- se cometerán lagunas y omisiones y no pocas imprecisiones -todas involuntarias- pues las fuentes que manejamos (libros sacramentales, protocolos notariales, censos de población, actas municipales…) aún con ser variadas, no son completas. Por ello me adelanto ya a solicitar, amables lectores, vuestro perdón y benevolencia. Diremos, por tanto, que son todos los que están pero que no están todos los que son. Al menos así, amigas y amigos, podréis tener una aproximación a vuestras raíces genealógicas, tema que sabemos tanto gusta a gran parte de nuestros convecinos malpartideños. Yo sólo espero que la aportación de dichos datos satisfaga en algo vuestra curiosidad.
De la lista de apellidos que comienzan por la A hasta ciento veinte distintos nos salen al paso, pero ante la imposibilidad de hablar de todos, hagámoslo de los más habituales o de los que tengamos algo que reseñar:
Abasolo o Abásolo. Lo portó a mediados del siglo XIX Dña. Josefa Abasolo Fandiño, que estando viuda cohabitaba en la calle Nueva con el abogado cacereño D. Francisco Ortiz, soltero, con quien llegó a tener, al menos, nueve hijos de esta naturaleza. La familia Abásolo a la que pertenecía Dña. Josefa, -según nos cuenta Publio Hurtado en su magna obra ‘Ayuntamiento y familias cacerenses’ a la que tantas veces recurriremos-, procedía de Bilbao y se establecieron en Cáceres como carpinteros, de cuya estirpe debió proceder esta Dña. Josefa.
Abril. Hubo dos familias con este apellido. En la primera década del siglo XX aquí casó D. Salvador Abril García, hijo de D. Amidio Abril Ovejero. D. Salvador era empleado de ferrocarriles y fue esposo de Dña. Ernestina Solís, devota de la Virgen del Rosario a cuya imagen regaló las estrellas del uniforme de su padre, que fue coronel, y que luce la imagen cuando viste uno de sus mantos. El matrimonio vivió por la carretera, muriendo sin descendencia. Otro Abril cacereño, D. Francisco Javier Abril, con ascendencia en Alcollarín, casó con una malpartideña en los años ochenta del pasado siglo.
Acebes o Aceves. En los años treinta del siglo XIX arraigaron en Malpartida procedentes de la vecina capital los hermanos Antonia y Bartomomé (o Bertol) Acebes Pino. La primera fue mujer del secretario de Ayuntamiento D. Joaquín Molina y el segundo, de profesión carpintero, casó aquí en 1841 con la viuda malpartideña María García Cambero. Era familia de regular posición, no obstante el padre de los Acebes Pino, José Acebes Montero, fue poseedor -dice Publio Hurtado- de un vínculo que en el siglo XVII fundara en Cáceres Dña. Juana Macotela. También cuenta el mismo autor que fue a mediados de ese mismo siglo cuando se estableció en la capital dicha familia procedente de Segovia que en su origen ejercía el oficio de la platería. Los Acebes malpartideños fueron carpinteros, labradores, braceros y jornaleros. El apellido se extinguió por haber recaído la descendencia en mujeres.
Acedo. También lo vimos escrito como Azedo o Açedo. Andaban ya por aquí en la decimo séptima centuria, aunque entonces el apellido Acedo era compañero de otros como Sánchez, Rodríguez o Domínguez. No han sido pocos los individuos que lo han portado por lo que es probable que no todos vengan de la misma rama. Un Gonzalo Rodríguez Acedo fue depositario del pósito en 1656 y Fernando Domínguez Acedo aparece como alcalde en 1736. Lo cierto es que durante el siglo XVII y XVIII parte de los Acedos ostentaron una regular posición social, como lo determina el elevado número de misas que algunos de sus miembros dejaron en sus testamentos: por ejemplo, otro llamado Fernando Domínguez Acedo que murió en Sierra de Fuentes en 1745 mandó decir por su alma, las de su familia y devociones 200 misas. A lo largo del siglo XVIII el apellido se independizó y comenzó a usarse como primero. En 1820 contribuían Acedos en las calles Fajado, Escañito y Parras, perteneciendo ya a los oficios de labradores, jornaleros, hortelanos, pastores y algún que otro herrero. En 1841 tomó posesión de su cargo como Secretario del Ayuntamiento un D. Pedro Acedo Sánchez oriundo de Cáceres donde existía una familia de curiales. También, como curiosidad, entre los de este linaje dándose de los seis casos de trillizos nacidos y reseñados en los registros malpartideños: en primer lugar, los hermanos Acedo Barriga, hijos de mencionado secretario, que nacieron en 1853; y justamente un siglo después, en 1953, los hermanos Acedo Lancho, -aunque de estos, desgraciadamente, solo sobrevivirían dos-. Finalmente, otros coetáneos han sido o son Francisco Acedo García ‘Cachucha’, famoso por su tahona y las minas de «wolfram»; Diego Acedo Rodríguez, pastor y buen constructor de chozos; Miguel Acedo Jardín, policía de tráfico que suele deleitarnos con sus recitaciones y arte del cante; María Josefa Acedo Chaves, concejala de nuestro ayuntamiento por el PSOE entre 2015 y 2023; y Christian Acedo Femia, reconocido estilista y peluquero.
Aceituno. Trajo este apellido D. Zacarías Aceituno, quien procedente de San Vicente de Alcántara, se estableció en nuestro pueblo a principios del pasado siglo. Trabajaba como operario en la Estación de Arroyo-Malpartida. Sus descendientes marcharon a Cáceres y a otros lugares de la geografía nacional.
Acosta. Otras veces dice Costa. Es portugués y un individuo de los de esta nación y apellido estuvo ya en Malpartida a mediados del siglo XVIII. Seguramente sería él quien arrastraría a otros de esta familia de alarifes o albañiles, pues los hermanos Juan y Manuel Acosta estaban ya asentados entre nosotros en 1840. Procedían de Santiago de Fontão en el Concejo de Ponte de Limia, -rayano ya con Galicia-, de donde sabemos descendía también otra familia de paletas de apellido Silva, también de gran arraigo en la localidad y quizás pariente de estos.
Sólo decir que aunque no nos detengamos en ellos, también hubo o hay siguiendo el orden alfabético personas con los apellidos: Abes, Abujeta, Acebedo, Acero, Acuña, Adán, Afona, Agero, Aguado, Aguas, Agudo, Aguila y Aguiar… Y aquí termina la serie por hoy. Continuaremos.