POR ALFONSO ROVIRA, CRONISTA OFICIAL DE ALZIRA (VALENCIA)
La Asociación de Cronistas Oficiales del Reino de Valencia, ha realizado una excursión cultural a la Mancha. Acompañados de familiares y amigos, se dispusieron a hacer un recorrido, aunque parcial, por ruta que unos siglos antes había hecho don Quijote; ahora a lomos de un moderno “Rocinante” mucho más veloz y cómodo.
Siempre es una delicia y acierto, la programación de estos viajes que prepara Francisco de Paula Momblanch, hoy presidente de honor de los cronistas valencianos, acompañados del presidente, José Ramón Sanchis.
El desplazamiento fue entre el 15 y 18 de este mes de mayo, tras la partida de Valencia, los participantes se detuvieron en la ciudad conquense de San Clemente, uno de los conjuntos monumentales más importantes de la provincia, declarado conjunto histórico, para seguir por Mota del Cuervo, conocida por “el balcón de la Mancha”. La próxima parada fue en El Toboso, donde según Alonso Quijano, viera nacer a Dulcinea, donde la expedición valenciana visitó el museo cervantino y la casa museo. En este lugar se aprovechó para almorzar y seguir por la tarde hasta Campo de Criptana, cuya imagen característica son los molinos de viento. En el transcurso del viaje hasta la capital, Ciudad Real, nos detuvimos en Puerto Lápice, uno de los pueblos con mayores recuerdos cervantinos. Contemplaron la famosa noria en la “Venta del Quijote”, donde Alonso Quijano fue nombrado caballero. Tras la pernocta del Ciudad Real, los visitantes viajaron a Almagro. La ciudad del Teatro del Corral, que se mantiene intacto y activo desde el siglo XVII. En esta ciudad, declarada Conjunto Histórico Artístico que nos envuelve en cultura y arte, visitamos, entre otros lugares, el convento de La Encarnación, iglesia de la Madre de Dios, convento de Santa Catalina e iglesia de San Bartolomé, contemplando el espíritu artístico que hizo un periplo por estilos y obras de diferente y singular bellezas, visitando además el museo del teatro y el teatro municipal.
La ciudad, patria de Diego de Almagro, descubridor de Chile y Adelantado del Perú, fue también sede de los Fugger o Fúcares, banqueros del emperador Carlos V. Residencia y corte de los maestres de la Orden de Calatrava, siendo uno de los atractivos turísticos de Almagro las labores de bolillos y las famosas berenjenas en adobo, acompañadas con queso o del “asadillo”. Por la tarde, acompañados de un guía local, recorrimos parte de la capital.
El viernes 17 visitamos el castillo de Alarcos y Santuario de Nuestra Señora de Alarcos. La fortaleza fue escenario de la sangrienta batalla, donde el ejército almohade venció a las tropas cristianas de Alfonso VIII -1195-, derrota que tuvo el desquite en la batalla de Las Navas de Tolosa -1212-, gran victoria decisiva para el final de la Reconquista. Concluida la visita, seguimos hasta el sigular castillo, sede que fue del sacro convento de Calatrava la Nueva -1217-, que se alza a 314 metros sobre el nivel de la carretera. Fue fortaleza de los caballeros calatravos, cuya propiedad defendieron frente a los musulmanes del cercano castillo de Salvatierra. Además, su convento, del siglo XIII, conserva una gran puerta con rosetón de la Estrella, sala capitular, receptoio y cocinas y un cementerio. Las zonas completan este magnífico retrato de la vida en la Edad Media.
La ruta a seguir fue al Viso del Marqués, donde visitamos el museo de la Marina Española, erigido por Álvaro de Bazán, con sus paredes y bóvedas de incomparable belleza. En su interior se alberga el Archivo General de la Marina, cuya custodia cuesta a la Marina el precio simbólico de una peseta al año. Seguramente ahora será un Euro ¿?. Por la tarde visitamos Santa Cruz de Mudela con su santuario de Las Virtudes y la curiosa capilla de la ermita-plaza de toros de 1645, que de forma cuadrada, es la más antigua de España. Al regreso a la capital, nos detuvimos en Valdepeñas, donde se destaca la plaza de España, que proviene del siglo XVIII.
Como final del recorrido por la Ruta del Quijote, el sábado 18, último día de estancia en la Mancha, emprendimos el regreso a Valencia, deteniéndonos en Villanueva de los Infantes, donde nos atendió para recorrer la ciudad y su historia, Clemente Plaza, Cronista Oficial de la Villa. Una ciudad declarada conjunto histórico-artístico, donde los palacios nobiliarios, iglesias, conventos y hermosas casonas con trescientos escudos de nobleza, figurando en su historia dos personajes singulares como fueron Santo Tomás de Villanueva, arzobispo que fue de Valencia. Este religioso agustino fue modelo de arzobispos, predicador, teólogo, influyente en el Concilio de Trento, consejero de reyes y emperadores. Su vida fue una entrega absoluta a la más excelsa de las virtudes: la caridad. Sus restos descansan en la catedral de Valencia. En la cripta de la iglesia de San Andrés, estuvo enterrado Francisco de Quevedo.