POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)
Como suele ser habitual en estos casos, una vez finalizado el evento de Las Edades del hombre en cada ciudad, viene el recuento, el hacer balance de lo acontecido y de los resultados. Recapacitar sobre la experiencia, valorarla y sacar de todo ello enseñanzas y resultados prácticos de cara al futuro.
Se están barajando cifras, estadísticas y comparativas, si es que en estas cosas se pueden aplicar de forma medianamente científica, porque, al final, cada caso es único con sus circunstancias y particularidades. Pero es siempre bueno conocer y ver lo que se ha hecho en circunstancias semejantes. Yo aprendí muchos detalles con las vivencias de las Medinas y el caso de Oña, que cada uno es distinto. Porque, habiendo visitado todas las exposiciones de “Las Edades” excepto la del extranjero −alguna de ellas en varias ocasiones− y con las particularidades que las caracterizaban, el punto de mira cambió radicalmente desde que supimos que en 2013 serían en Arévalo. Era ya otra forma de mirar, fijándonos en pequeños detalles y las diversas experiencias.
Hace unos días, unos arevalenses del gremio de la hostelería, del hospedaje y también el Cronista que escribe estas líneas, nos dirigimos hacia Aranda de Duero donde asistimos como invitados a una mesa redonda. Era uno de los actos programados en las I Jornadas de Turismo en las que estaban presentes un buen número de profesionales arandinos, ávidos por compartir experiencia cara al evento que se les avecina, y operadores turísticos.
Jornadas inauguradas por el Director General de Turismo de la Junta de Castilla y León, compartiendo presidencia con representantes del Ayuntamiento y empresas de turismo, en un marco extraordinario del Recinto Ferial. Muy bien organizada la primera jornada en que estuvimos. Diversas intervenciones muy atractivas como la de Rafael Peña, de Gestcult; Cristina Mateo, de la Fundación Siglo; Gonzalo Jiménez, Secretario General de la Fundación Edades. Y posteriormente la mesa redonda con el sugerente título de “Cómo sacar el máximo partido a las Edades del Hombre” en la que fuimos muy bien acogidos por unos profesionales del sector hostelero deseosos de recibir al público que visite Aranda de Duero de la mejor forma posible.
Me parecía la situación de expectación ya conocida, como el año pasado por estas fechas en Arévalo, un gran afán por conocer las experiencias vividas por otros que sean provechosas para el momento y aprender de ellas.
Fíjense los paralelismos entre estas dos ciudades, ambas están a una distancia parecida del gran mercado que es Madrid. Ambas en una vía radial de primer orden, la A1 y la A6. Dos destinos clásicos y muy atractivos por su estandarte gastronómico, los asados, el lechazo y el tostón. Dos ciudades históricas y con importante patrimonio… tenemos mucho en común.
Y las diferencias, que también están ahí. Los habitantes, Aranda es una ciudad de bastantes más habitantes. Es el corazón de la zona de vinos de la Ribera del Duero, una comarca también nutrida de importante patrimonio y más habitada. En fin, que con sus diferencias, son dos ciudades castellanas de mucho empaque que ya siempre estarán unidas, además de por sus asados, por sus “Edades”, unidas por la cultura y por el evento expositivo más importante de España. Aranda, gracias por vuestra acogida. Veréis el éxito.
Por cierto, un precioso cartel, un bodegón eucarístico: EUCHARISTÍA