POR ILDEFONSO ALCALÁ MORENO, CRONISTA OFICIAL DE JÓDAR (JAÉN)
El día de San Juan por la noche, a las doce, se pasaban a los chiquillos quebrados por los granados. Para ello se escogían tres personas cuyo nombre debía ser: un Juan, una Juana y una María; al llegar al granado se partía una rama; entonces el Juan y la Juana cogían al chiquillo y le daban vueltas alrededor del árbol, mientras la María con barro, hacía una masa para pegar la rama cortada, diciendo la frase: “Quebrao me lo dah y sano te lo entriego”. A continuación, se unían las dos ramas y si la rama cortada sanaba, el chiquillo también sanaba.
Otra tradición consistía en que a las doce de la noche se mojaba la cabeza en el Pilar Principal de Jódar, situado en la Plaza del Ayuntamiento. En la víspera de San Juan, una moza soltera, cogía una jaruga con siete habas y la escondía debajo de la almohada soñando con quién se iba a casar.
El día de San Juan, cuando está pintando el sol, decían, se ve girar en torno a él la «rueda de Santa Catalina» (la de su martirio); lo mismo se ve al poner un lebrillo lleno de agua, con el sol reflejado, en cuyo fondo se la ve también girar.