LA VANGUARDIA ARTÍSTICA DE GABRIEL RAMOS EN EL ARCHIVO HISTÓRICO DE ÁVILA
May 21 2024

POR JESÚS MARÍA SANCHIDRÍAN GALLEGO, CRONISTA OFICIAL DE ÁVILA

La vanguardia artística de Gabriel Ramos García (Ávila, 1950) y toda su creatividad pueden contemplarse en la exposición titulada “Homenaje”, la cual se encuentra abierta en el Archivo Histórico Provincial de Ávila hasta el 5 de junio.

En esta muestra descubrimos, más que las fuentes de inspiración en los maestros de los que bebe el pintor, que también, la originalidad de su propia obra de larga y fructífera trayectoria, tal y como hemos escrito en el hermoso catálogo editado por tal motivo.

Cierto que seguir la estela de los artistas a los que se rinde tributo en los cuadros que se exhiben (Malevich, Tatlin, Oteiza, Chilida, Basterretxea, Popova, Agam, Moholy-Nagyn, Albers y Modrian) es una forma, en este caso, de abducir parte de su alma y de su espíritu, los que se comprueba en la recreación y plasmación de las composiciones que ahora se presentan, las cuales ha sido seleccionadas entre un centenar de variaciones que compone este singular homenaje artístico. En esta ocasión, y sin abandonar su espíritu innovador y recapitulando sobre la herencia recibida de los movimientos del arte abstracto, Gabriel Ramos ha formado y ordenado las siguientes series: “Homenaje. Libro de artista”, “Redes”, “Redes y cuadrados”, “Interior y exterior”, “Desplazamiento del círculo”, “Desplazamiento del cuadrado y del círculo”, “Círculos horizontales y verticales”, “Círculos orgánicos” y “Musical”.

De su contemplación, pueden observarse juegos y combinaciones de líneas, trazas, planos y colores que se abren a las reflexiones de los autores que cautivaron su creatividad, los cuales se relacionan en el Libro de artista y citamos a lo largo de este texto. A todo ello unimos la carrera de Gabriel Ramos, que con su pala “Atril” y su experiencia de docente y de diseñador gráfico en Granada, dentro del marco del llamado arte geométrico, lo cual sirve para contagiarnos el atractivo de su obra basada en un lenguaje visual de forma, color y línea.

Efectivamente, en el trabajo multidisciplinar de Gabriel Ramos se atisba el rastro que dejó una pléyade de artistas que revolucionaron la historia del arte en el siglo XX a la cabeza vanguardista de esta época. Y con ello, se presenta este particular homenaje al arte moderno de los movimientos del constructivismo, el futurismo, el suprematismo, el cubismo y el expresionismo abstracto. Y así, siguiendo la línea de sus maestros, lejos de los cánones tradicionales de la pintura figurativa, desviándose del tratamiento de los materiales conocidos y apartándose de los soportes habituales, Gabriel Ramos se ha convertido en un veterano explorador de novedosas técnicas: «A lo largo de mi vida me he relacionado con multitud de materiales, técnicas e ideas, uno siente la necesidad de manipular, transformar…».

Por ello, su compleja obra abarca pintura, fotografía, obra gráfica, diseño, instalaciones y libros de artista, y entre los materiales empleados hay lienzos, telas y tejidos, tubos de ensayo, fotogramas, acero, metacrilato, cristal, madera, fluorescentes, etc. Algunos de los maestros intelectuales de Gabriel Ramos (Josef Albers y Moholy-Nagy), fueron formidables representantes de la escuela alemana Bauhaus en cuyo seno surgen las vanguardias artísticas de la mano de su fundador Walter Gropius: «¡Arquitectos, escultores, pintores, todos debemos volver a la artesanía! …

Deseemos, proyectemos, creemos todos juntos la nueva estructura del futuro, en que todo constituirá un solo conjunto, arquitectura, plástica, pintura y que un día se elevará hacia el cielo» (Manifiesto Bauhaus, abril 1919) Y se da la circunstancia de que el arquitecto y diseñador Walter Gropius, quedó impresionado por la elegancia de la mujer abulense y la arquitectura de su catedral-fortaleza rematada con ábside redondeado de carácter defensivo cuando visitó la ciudad en 1907, visión ésta que le recordó la vulnerabilidad de las construcciones, cuando en 1947 regresó al Berlín devastado después de la Segunda Guerra Mundial. Ello nos permite ahora reivindicar el abulensismo de Gabriel Ramos, pues nació en la ciudad de Ávila de donde nunca se fue, aún habiéndo navegado por otros mundos igual de queridos como Bilao y Granada.

Del universo y otras fantasías, Gabriel Ramos exprime infinidad de variaciones en un alarde de imaginación sorprendente, tal y como ha demostrado en numerosas exposiciones. Pongamos por ejemplo la realizada en 2015 en el Colegio de Arquitectos de Ávila, donde rescata instalaciones tan sugerentes como el “Atril. Libro de Artista”, “Ventana”, “El último Carcaj”, “Entretelas” y “Esto es fotografía”, donde se cuenta que le gusta experimentar con la unión de dos mundos: el físico y el intelectual, y convertir el resultado en objetos artísticos, placeres estéticos y reflexiones sobre la vida. Y de este reflexionar surgió la muestra fotográfica “En la carretera. Daños colaterales”, que se expuso en el Archivo Provincial de Ávila en 2021. Una reflexión sobre el paisaje urbanizado con carreteras y los accidentes y muerte de animales que provoca, daños, aparentemente insignificantes que suelen pasar desapercibidos, pero que dejan tras de sí un largo rastro de víctimas.

En este inesperado ejercicio de ciclomarcha entre naturalezas muertas y otros ensayos lumínicos de fotografía, en relación con el resto de la obra de Gabriel Ramos, llegamos a uno de los maestros homenajeados, László Moholy Nagy, un pintor y fotógrafo húngaro que en la Bauhaus relacionaba la pintura (forma y color) con la fotografía (investigación y luz), y el modelado del metal en planos que producen efectos de luces y sombras, como en esas láminas rectilíneas presentadas en la serie “Musical”. En esta carrera sigue a Kazimir Malévich, pintor ucraniano de origen polaco, creador del suprematismo, que utiliza el cuadrado para transmitir fortaleza, solidez, seguridad y orden como forma de construir el mundo. Al mismo tiempo, a través del círculo quiere representar lo infinito como origen de todos los seres. Lo mismo que hace Gabriel Ramos en sus peculiares marcos cuadrados que transitan entre círculos. Y es que cuadrados y círculos son las formas elegidas en esta ocasión para contarnos el origen de cuanto nos rodea.

La importancia de los colores en trazos puros tiene algo del pintor vanguardista neerlandés Piet Mondrian, fundador del neoplasticismo, que evolucionó hasta la abstracción desde el naturalismo y el simbolismo, que concreta en rectángulos coloreados en rojo, amarillo, azul y negro, separados por gruesas líneas rectas negras con rasgos espirituales y filosóficos. En la misma línea, Gabriel Ramos homenajea a la pintora Liubov Popova, quien abandona la pintura de caballete para ‘tejer’ telas suprematistas de color, volúmenes y líneas haciendo geometrías y organizando elementos independientes, idéntica inspiración que subyuga a nuestro autor en sus últimas composiciones. En cierta medida, Gabriel Ramos también comparte con Vladímir Tatlin, ucraniano, fundador del constructivismo, la idea de que la «la obra debe participar en la vida y en la construcción del mundo», aunque sin llegar al extremo de preconizar la muerte del arte de museo que preconizaba Tatlin.

Y a dichos artistas se suma Josef Albers, profesor alemán en Bauhaus que creó la base de programas de educación artística. De igual manera, la enseñanza es la actividad a la que se ha dedicado Gabriel Ramos como profesor de Artes Plásticas y Diseño en la Escuela de Arte de Granada. Más afinidades entre ambos encontramos en su dedicación al diseño, la fotografía y la pintura abstracta con especial atención a la forma y el color. Y mientras Albers realiza una serie titulada Homenaje al cuadrado, donde interacciona cromáticamente entre cuadrados de distintos colores organizados concéntricamente en el lienzo, Gabriel Ramos se atreve con cuadrados que son marcos o ventanas que se encierran en collages sobre una paleta de colores, o se abren sobre redes entrelazadas entre sí, o desplazando círculos, lo que plantea uno de los problemas más populares de las matemáticas: la cuadratura del círculo La serie “Musical” se presenta formando láminas y tiras plateadas y de colores que, dispuestas a modo de olas lineales, producen ondas sonoras imaginarias al viento. Son piezas de arte cinético semejantes a la idea que elocuentemente creó el artista israelí Yaacov Agam, otro maestro que hace participar al público en el proceso de transformación de formas y colores de la obra en el espacio y en el tiempo.

Y como Gabriel Ramos se formó en la Universidad del País Vasco, licenciándose en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao en 1979, no olvida la pasión que siente por los artistas vascos Chillida, Oteiza y Basteretxea. Así, con Eduardo Chillida comparte la querencia por esculpir el aire en el interior de sus piezas dejando huecos que se abren a grandes espacios en una producción escultórica monumental de hierro y hormigón. Lo mismo que se siente atraído por el experimental Jorge Oteiza, quien «define y articula abiertas o livianas piezas para la activación espacial a partir de un uso exhaustivo del vacío y lo negativo, y de un apagamiento de la expresión a través de lo receptivo y lo quieto», al decir de los estudiosos de su obra. Y admira al escultor, pintor y director de cine Néstor Basteretxea, quien en sus últimos años trabajó con el “collage”, entre otras técnicas, adoptó formas dominadas por la abstracción. Volviendo a las series compuestas en esta ocasión por Gabriel Ramos, nos encontramos con la llamada “Redes”, la cual se compone a partir de redes o mallas hechas con pintura acrílica y técnica del “collage” que semejan telas de gallinero, pajarera o conejera trazadas formando cuadrículas hexagonales como las que tejen las abejas, las mejores matemáticas y arquitectas de la naturaleza. A partir de estas ideales colmenas que optimizan espacios y contenedores, el artista levanta planos geométricos dinámicos y elásticos de colores sobre los que se posan bastoncitos, depresores linguales, y pequeñas barritas coloreadas que dan escala al improvisado telar. En la misma línea, realiza la serie “Redes y cuadrados”, donde los perfectos hexágonos derivan en fibras enmarañadas como las células nerviosas vistas al microscopio que dibujó Ramón y Cajal, superponiendo aquí planimetrías enmarcadas en cuadrados que dan profundidad y movimiento a las entrañas del cuerpo humano.

Se trata de un bosque con árboles y ramas que se conectan y recogen información para generar impulsos eléctricos que recorren la red neuronal y están en la base de casi todo lo que percibimos, hacemos y sentimos, enmarcados en capas del neocórtex cerebral. En otra ocasión Gabriel Ramos introdujo teñidas telas retorcidas en tubos de ensayo semejando órganos y tejidos corporales como los que se guardaban en tarros y frascos de farmacia. Son elementos de la creación del mundo que experimentó como diseñador gráfico para la Escuela Andaluza de Salud Pública. La vida vuelve en la serie “Círculos orgánicos” con trazas de vistosos microorganismos que forman collares a partir de aquellas redes hexagonales de nervios con las que compone aros de perfectos círculos concéntricos.

Es la representación del cosmos en perfecto equilibrio y armonía, lo que el autor consigue con anillos que encierran entramados en los que se suceden líneas caprichosas de color rojo, amarillo, azul y negro que se mueven como nervios trenzados En la serie “Interior y exterior” se superponen planos coloristas de una casa por dentro y por fuera, caliente y fría, encendida y apagada, adoptando el estilo de una arquitectura moderna y abstracta de colores sólidos. Es el estudio cambiante del artista que atiende a los estados de ánimo.

Es una casa de paredes, cubiertas, puertas y ventanas recreadas en un ejercicio de diseño intangible y estilo geométrico, la misma idea de bosquejo habitacional que tanto interés suscitó en la escuela de Bauhaus. Finalmente, todo se encierra en un “Libro de artista” titulado también “Homenaje” que es geometría pura, en el que se agolpan los nombres de los artistas de la vanguardia del siglo XX cuya herencia testimonia ahora Gabriel Ramos. Este tipo de libros, que colecciona de forma especial el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, es una «publicación original concebida y diseñada como una obra de arte en sí misma donde el autor, intenta ir más allá de sus funciones como vehículo de ideas o simple representación de textos e imágenes». A dicha idea responde el Libro de artista que se presenta, el cual incluye la interpretación de diez obras de los maestros del arte geométrico que han quedado reseñados, más otra de una creación propia titulada “Atril”, la cual representa una pala de trabajo que se transforma en un atril de lectura, que bien puede servir de tribuna discursiva, incluso como caballete o pala de escritura desde donde se imparte conocimiento y esparcen emociones.

El resultado es una obra artesanal de tiraje limitado 1/1 con lamas de aluminio, más otros quince ejemplares hechos con vinilo plateado numerados del 1/15 al 15/15 firmados, para lo cual ha seguido un proceso creativo propio en el que se deslizan transparencias, reflejos y trazas de mutación de objetos que mantienen su esencia después de experimentar sus posibilidades plásticas como objetivo artístico y vital.

Jesús María Sanchidrián Gallego. {Cronista Oficial de Ávila }

FUENTE: https://www.ahoraavila.com/blogs/de-cronicas/la-vanguardia-artistica-de-gabriel-ramos-en-el-archivo-historico-de-avila—

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