LA VENTOSA Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA
Dic 20 2021

POR GUILLERMO FERNÁNDEZ RABADÁN, CRONISTA OFICIAL DE VILLAS DE LA VENTOSA (CUENCA).

Encabezado de un documento notarial realizado en 1810 en La Ventosa1

Introducción  

La Guerra de la Independencia fue el conflicto armado que se produjo entre 1808 y 1813  y que enfrentó a España, ayudada de Reino Unido y Portugal, con el imperio francés de  Napoleón Bonaparte. Comenzando con el Tratado de Fontainebleau firmado el 27 de  octubre de 1807 entre Godoy, secretario de Estado de Carlos IV, y Napoleón por el cual  se permitía el paso de tropas francesas por España con destino a Portugal para una  invasión franco-española, y siguiendo con las llamadas “abdicaciones de Bayona” en  1808 donde Napoleón consiguió los derechos al trono de España nombrando a su hermano  José Bonaparte como rey, la contienda perduró hasta el Tratado de Valençay firmado el  11 de diciembre de 1813 por el que se declaraba la paz definitiva entre ambos países  reconociendo el emperador Napoleón a Fernando VII como rey de España y de las Indias  y volviendo a establecerse el orden de sucesión que había antes del conflicto armado.  

Para los habitantes de La Ventosa estos años fueron complicados y no les fueron ajenos  ni mucho menos. Para comenzar se va a tratar en este artículo la participación de 64  varones de La Ventosa en los hechos acaecidos en la Nochebuena del año 1808 contra los  franceses durante la acción militar que tuvo lugar en las cercanías de Tarancón y que  supuso una victoria española. A continuación, y tras detallar los pormenores de esta  batalla analizaremos a dos personajes nacidos en este municipio, el primero de ellos don  Joaquín Bernardo Cantero y López, abogado y adjunto al Intendente de Madrid durante  la dominación francesa y el segundo don Miguel Cañada Horno, cirujano titulado en el  Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos en 1820, que durante la contienda  sirvió en el ejército español, fue hecho prisionero y conducido a Francia.  

Acción de Tarancón (24 y 25 de diciembre de 1808)  

Durante la Nochebuena y la Navidad del año 1808 se produjo en las cercanías de  Tarancón y Santa Cruz de la Zarza una acción militar en la que participaron sesenta y  cuatro hombres armados de La Ventosa cuyas identidades lamentablemente no se  conocen2 y que supusieron una victoria española a pesar de las duras condiciones a las  que se enfrentaron con una gran nevada. Esta acción fue el preludio de la posterior batalla  de Uclés de enero de 1809. En el documento de carácter económico donde se nos revela  esta participación aparece una partida correspondiente a los “gastos causados con 64  hombres armados que salieron para Tarancón de Orden del Gobernador a contener el  enemigo durante 6 días”.  

Esta Acción de Tarancón a cargo del Mariscal de campo don Francisco Javier de Venegas  fue descrita por el duque del Infantado en los siguientes términos tras su finalización3:  

Con el ánimo de cortar a 900 y más caballos enemigos que situados en Tarancón y Santa Cruz  de la Zarza, cometían varias vejaciones en los pueblos inmediatos, y dejar libres de enemigos  toda esta parte del Tajo; por vía de paseo militar pensé hacer con dos divisiones una pequeña  diversión, encargándole la de vanguardia al Mariscal de Campo don Francisco Javier de  Venegas, y la otra al Brigadier Don Antonio Senra. Éste salió con dos días de anticipación para  dando un largo rodeo, tomar el punto de Ocaña y cortar la retirada a los que batidos por Venegas  se acogiesen a aquel pueblo que, según la localidad del terreno, debía ser el de su reunión. La  mucha nieve que cayó en tres días seguidos incluso el de su salida, y los enemigos que encontró  en número y posiciones que no esperaba, retardaron la celeridad de las marchas, y no pudo  verificar el proyecto.  

Ignorando yo, a su debido tiempo estos incidentes, no tomé nuevas providencias, y en virtud de  las anteriores dispuso Venegas su ataque.  

Dividió la vanguardia en dos mitades. A las diez y media de la noche del 24 al 25, la 1ª formó en  columna de marcha y con el frente de mitades sobre el camino Real de Tribaldos iban a la cabeza  los Carabineros Reales, detrás de estos los Batallones de Barbastro y Tiradores de España;  seguían después el Batallón de Reales Guardias Españolas, el 2º de Granaderos provinciales de  Andalucía, el Regimiento de Murcia, el Batallón de Irlanda y cerraba la retaguardia el de Reales  Guardias Walonas, con el de Campo Mayor y los Regimientos de Caballería Reina, Príncipe y  Borbón.  

A la una y media de la madrugada estaba ya sobre las armas y a caballo la 2ª compuesta de los  Batallones de Infantería de África, Cazadores de Bailén y Provincial de Toro, el Regimiento de  Caballería de España y los 50 Caballos y 100 infantes del mando del Teniente Coronel de Pavía  don José San Juan, con dos cañones y un obús de una de las compañías volantes de Artillería.  

A estas mismas horas se pusieron en marchas las dos mitades con dirección a Tarancón para  sorprender al enemigo. La primera a las órdenes de Venegas tomó el camino de la izquierda  hacia Santa Cruz para dando un rodeo venir a dar sobre el enemigo y cortarle la retirada. La  segunda mandada por el Brigadier don Pedro Agustín Girón debía atacarles por su frente y  camino directo a Uclés, valiéndose de la Artillería cuyos tiros debían servir de aviso a Venegas  para prepararse a recibirlos con su columna; pero esto se frustró por haberse retirado los  enemigos antes de la llegada de Girón dejando una gran guardia con la que tropezaron las tropas  de este Brigadier, y hubo entre ellas algunos fusileros que tampoco se oyeron en el paraje donde  se hallaba Venegas.  

Como la noche fue malísima y la madrugada peor por la precisa circunstancia de haber mudado  de dirección y después de señalado el paraje para la formación de las tropas se originó en los  Cuerpos de Caballería un extravío tal que en lo principal de la acción solamente estuvieron ocho  compañías de Carabineros Reales.  

La partida de guerrillas compuesta de 150 de estos que por no alarmar al enemigo iban cerca de  la cabeza de la columna de Venegas, le dio parte de que los enemigos se aproximaban y sin más  intervalo que el de poquísimos minutos, se les vio ya encima formados en un solo cuerpo y  resueltos a romper y deshacer la columna a toda costa.  

El primer Batallón de Reales Guardias Españolas mandado por el Brigadier Don Andrés  Herrasti, y el segundo de Granaderos Provinciales de Andalucía que se hallaban los primeros  formados en batalla sobre la izquierda con tanta viveza, serenidad y sangre fría como pudieran  hacerlo en un ejercicio doctrinal la unidad de la izquierda del Batallón de Guardias Españolas  dobló el fondo a retaguardia y dando el de Granaderos media vuelta a la izquierda y cuarto de  conversión sobre la derecha, formó martillo apoyándose recíprocamente sus costados derecho e  izquierdo.  

Hallándose en esta disposición, no bien hubo pasado ya el último carabinero de la guerrilla  cuando el Batallón de Guardias se encontró con aquella gran mole de Caballería sobre el flanco  izquierdo que estaba enteramente descubierto. Sin embargo de esta sorpresa a pesar de hallarse  en una espaciosa llanura y no tener sino 400 plazas de fuerza; llenos de la mayor bizarría y valor  les esperaron con las armas preparadas hasta la distancia de 20 ó 30 pasos y a beneficio de un  duro y sostenido fuego oblicuo sobre la izquierda rechazaron al enemigo. Reuniose éste por  segunda vez y bajo el mejor orden volvió a atacar de nuevo con más energía y tesón; pero siendo  recibido por el Batallón de Guardias con igual serenidad a la del primer ataque, y si cabe aún a  menor distancia jugó sus fuegos tan oportunamente con tanto acierto que los rechazó  completamente poniéndoles en desordenada fuga evitando de este modo con su heroica firmeza  la derrota que seguramente hubieran padecido algunos cuerpos sueltos que venían marchando a  retaguardia y no habían entrado aún en formación.

Luego que el enemigo se retiró, como la densidad de la niebla no dejaba ver los objetos sino a  muy corta distancia, salieron varias partidas a reconocer el terreno; entre tanto se reunió toda  la Infantería de la columna con el Batallón de Guardias y el de Granaderos de Andalucía, y  formaron el cuadro para recibir al enemigo si intentaba atacar por tercera vez. La Caballería  nuestra, que por la mala dirección de los guías y lo espeso de la niebla no se encontró en la  sesión llegó a esta sazón y protegidos sus flancos por los Batallones de tropas ligeras Barbastro  y Tiradores de España marchó hacia el enemigo que formado en dos líneas a bastante distancia,  presentaba la batalla; hizo alto a cierta distancia de él y se mantuvo firme amenazándoles el  ataque. La Caballería enemiga perseguida por la nuestra, se retiró por Santa Cruz de la Zarza  donde fue recibida por los habitantes a pedradas y balazos.  

Aunque en formación de línea solo hizo fuego el primer Batallón de Reales Guardia Españolas,  son muy dignos de recomendación y elogio el valor, presencia de ánimo y los deseos de batirse  que se leían en el semblante del segundo Batallón de Granaderos provinciales de Andalucía y  todos los demás Regimientos de Infantería. También se distinguieron mucho en el desempeño de  su servicio de tropas ligeras, los Cazadores de Barbastro, el Batallón de Campo Mayor y los  Tiradores de España.  

El resultado de esta acción que pudo haber sido muy satisfactorio si la mucha nieve, la densa  niebla, y lo riguroso de la estación no la hubieran frustrado, ha sido de 40 ó 50 entre muertos y  prisioneros, más de 150 heridos, algunos caballos, ollas de campaña y otros varios despojos,  pero sobre todo el mayor y más útil es la demostración manifiesta de lo despreciable que es la  Caballería francesa.  

Nuestra pérdida se reduce sólo a 16 muertos, 6 heridos y 3 extraviados.  

Cuartel General de Cuenca, 30 de diciembre de 1808. El Duque del Infantado.  

Por esta acción la Junta Central recompensó a los individuos del primer batallón de Reales  Guardia de Infantería con un escudo con dos palmas y con un lema que decía: “Infantería  invencible en Tarancón. Día 25 de diciembre del año 1808”. Posteriormente fue conmutado por  una medalla por Real resolución de 3 de mayo de 1815 extensiva a los cazadores de Barbastro,  tiradores de España, segundo de granaderos provinciales y dos compañías de granaderos de  Murcia.  

El abogado don Joaquín Bernardo Cantero, que ejerció como adjunto al Intendente de Madrid  durante la ocupación francesa, nació en La Ventosa el 18 de agosto de 1772, siendo sus padres el  licenciado don Andrés Cantero de la Cueva y doña Juana López Ladrón de Guevara. Como se  puede observar por sus apellidos este personaje descendía de las principales familias del lugar,  siendo sobrino de don Bernardo Cantero de la Cueva5, miembro del Consejo de Castilla,  Superintendente de Policía de Madrid y Caballero de la Real Orden de Carlos III, y con  antepasados con reconocida hidalguía de ejecutoria como los citados Cantero y los Ladrón de  Guevara.  

Su padre don Andrés Cantero fue abogado de los Reales Consejos, administrador general y juez  de la encomienda de Totana y de Aledo, siendo además gobernador de Zalamea. Su abuelo  materno fue igualmente abogado de los Reales Consejos, gobernador de Quintanar de la Orden,  Consultor y Familiar del Santo Oficio de Cuenca, cargo este último que también ostentaban en su  familia paterna.  

Don Joaquín Bernardo Cantero terminó sus estudios de Bachiller en Leyes por la Universidad de  Orihuela7, teniendo sus estudios mayores en la Universidad de la ciudad de Toledo. En 1794 fue  nombrado abogado, apareciendo ese mismo año en el Barrio de Santiago de Madrid como  Sargento primero en la Milicia Urbana de Voluntarios, precursora de la Milicia Nacional. Durante  los años de residencia en la capital tuvo su domicilio en lugares como la calle del Mesón de Paños,  nº 36 (año 1796), en la calle del Almendro, nº 34 (años 1800-1802) y en la calle Barrionuevo, nº  34 (años 1803 al 1808).  

En el año 1803 consigue su nombramiento como Abogado de la Real Cárcel de Corte, cargo que  ejerció durante varios años. En octubre del año 1808 se realiza una relación de las mulas, caballos,  sillas y otros efectos dados gratuitamente por varios sujetos para el servicio de los Voluntarios de  Madrid, y don Joaquín Bernardo Cantero aporta un caballo8.

Por Decreto del 20 de septiembre de 1809 José Bonaparte nombró a don Joaquín Bernardo adjunto  al Intendente de la provincia de Madrid9, con un sueldo de 50.000 reales de vellón10, siendo  Intendente don Pedro de Mora y Lomas, Consejero de Estado, curiosamente con un origen común  entre ambos personajes por la rama de los Cantero11.  

El viernes 16 de octubre de 1812 y después de dar un completo cambio de rumbo la contienda es  formada una causa por el Tribunal de Apelaciones y Vigilancia de la corte contra varias personas,  siendo una de ellas don Joaquín Bernardo Cantero, adjunto al prefecto de Madrid. En 1820, ya en  Cuenca, él mismo solicita que le alce del destierro que sufría por haber servido en tiempo del  gobierno francés de adjunto del Intendente de Madrid. Parece ser que después de estos años de  destierro las autoridades de la capital debieron aceptarle de nuevo como abogado, ya que en 1823  es aprobado por el Excmo. Ayto. de Madrid para componer el Cuerpo de Voluntarios Realistas12.  

Cuatro años más tarde, en 1827, ya aparece como letrado, asesor y consultor de la Dirección  General de Propios y Arbitrios del Reino, teniendo su domicilio en la Fuente de Relatores, casa  de la Cadena, en Madrid. Los últimos documentos que tratan sobre este personaje nacido en La  Ventosa son de los años 1828 al 1830, momentos en los que el doctor don Joaquín Bernardo  Cantero era asesor general de la Secretaría de la Presidencia del Real Consejo de las Órdenes13,  teniendo su domicilio en la calle Atocha, nº 6. 

Miguel Cañada Horno  

El cirujano don Miguel Cañada Horno, prisionero en Francia durante la Guerra de la  Independencia, nació en La Ventosa el 3 de agosto de 1792, siendo sus padres el escribano Julián  de Cañada González y Martina del Horno Santos de la Puerta. Su padre, perteneciente a un linaje  de escribanos, nació en la también localidad conquense de Villarejo Sobrehuerta y fue el primero  de esta familia en llegar a La Ventosa. Casó en la capilla de San Julián de la Catedral de Cuenca  en 1790 con Martina del Horno15, natural de Castillejo del Romeral, y fueron padres de varios  hijos, entre ellos don Antolín Cañada Horno, Notario de reinos y que ejerció esa labor hasta su  fallecimiento.  

En la información16 realizada para examinarse de cirujano en el Real Colegio de Medicina y  Cirugía de San Carlos en 1820, Miguel de Cañada describió su paso por el ejército en los  siguientes términos:  

“He servido a la Nación Española en el Regimiento de Infantería de León, en la 1ª Compañía de  Cazadores, donde me he portado con honradez, habiendo sufrido ser prisionero por los enemigos  y conducido a Francia por no ser adherido a ellos ni haber jurado al Rey Intruso”.  

El Regimiento de Infantería de León participó entre otras, en la Acción de Cáceres, Arroyo del  Puerco (28 de agosto de 1811), retirada de Cáceres (14 de octubre de 1811), la Aliseda (24 de  octubre de 1811), Batalla de Arroyomolinos, donde españoles, ingleses y portugueses derrotaron  a los franceses (28 de octubre de 1811) y ataque de Espartinas (5 de abril de 1812). Ya en 1813 y  en persecución de las tropas francesas que habían emprendido su retirada a Francia el cabo  primero don Juan Alonso, perteneciente a este Regimiento fue el primer combatiente  perteneciente a la tropa que ingresó en la Orden de San Fernando por sus actos de heroísmo.  

Durante los años comprendidos entre 1807 y 1810, ejerció junto al cirujano titular de Villanueva  de Guadamejud, don José Carlos Sánchez, hasta noviembre de 1810, que le tocó quinto, ya en  plena Guerra de la Independencia. Después de esos años tan convulsos, y ya en España, ejerció  junto al cirujano titular de Real Aprobación de la Villa de Almonacid de Zorita, don Juan José  Salazar, desde el año 1818 a 1820.  

Ya en el Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, fue necesario para su entrada un  expediente de información en el que se hablaba de sus antepasados y de la limpieza de sangre  tanto de la parte paterna como materna argumentándose en ella que en su familia “unos y otros  en sus respectivos pueblos han llevado y llevan los empleos honoríficos de la república”. Miguel  Cañada Horno fue examinado el día 2 de junio de 1821 y nombrado Cirujano Romancista por  Real Orden. Recibió tu título el 26 de junio de 1821. Además de Miguel, su hermano Isidoro  Cañada también se examinó en 1820 como alumno del Real Colegio para cirujano romancista17

 

 

1 Archivo familiar. Escritura de compraventa realizada el 4 de enero de 1810 ante el escribano Domingo  Torrijos de la Sierra.

2 Archivo Histórico Nacional, Consejos, 12002, Exp. 132. Provincia de Cuenca. Resúmenes de los caudales  de propios y arbitrios de poblaciones libres de los Partidos de Huete y San Clemente de la Provincia de  Cuenca relativos al año 1809.  

3 Archivo Histórico Nacional, DIVERSOS-COLECCIONES,125, N.6. Acción de Tarancón a cargo del  Mariscal de campo Francisco Javier de Venegas.

4 Noticia de las Órdenes de Caballería de España, Cruces y Medallas de distinción con estampas. Año  1815. Imprenta de Collado. Madrid.

5 FERNÁNDEZ RABADÁN, G. Don Bernardo Cantero de la Cueva, miembro del Consejo Real de  Castilla, Superintendente General de Policía de Madrid, y Caballero de la Real Orden de Carlos III.  2018. Disponible en web:  

https://www.academia.edu/40548960/Don_Bernardo_Cantero_de_la_Cueva_miembro_del_Consejo_Real _de_Castilla_Superintendente_General_de_Polic%C3%ADa_de_Madrid_y_Caballero_de_la_Real_Orde n_de_Carlos_III 

6 Archivo Histórico del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid. Signatura: AHICAM 1.2.086.04.  Año 1794. Expediente de don Joaquín Bernardo Cantero y López.

7 Archivo Histórico Nacional. Consejos, 12153, Exp.122. Joaquín Bernardo Cantero y López, natural de  Ventosa, bachiller en Leyes por la Universidad de Orihuela, sobre que se le admita a examen de abogado.  8 Gazeta de Madrid, nº 136 de 21 de octubre de 1808.  

9 Gazeta de Madrid, nº 266 de 22 de septiembre de 1809.  

10 Archivo Histórico Nacional, ESTADO, 3003, Exp. 79. Oficio de Pedro de Mora y Lomas dirigido al  marqués de Almenara, ministro del Interior, por el que remite copias de los oficios relativos a la Intendencia  de la provincia de Madrid y a la Contaduría de Propios.  

11 Archivo Histórico Nacional, ESTADO-CARLOS_III, Exp. 1139.  

12 Diario Oficial de Madrid, 23 de octubre de 1823.  

13 Calendario Manual y Guía de Forasteros en Madrid.  

14 AHICAM 1.2.086.04. Año 1794.

15 Archivo Diocesano de Cuenca. Libros Parroquiales de La Ventosa. Matrimonios. 16 Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES, 1189, Exp. 87. Expediente de Miguel Cañada Horno,  alumno del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, Natural de La Ventosa (Cuenca).  17 Archivo Histórico Nacional, UNIVERSIDADES, 1189, Exp. 86. Isidoro Cañada Horno, natural de La  Ventosa (Cuenca).

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