POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Fui a “La vérité” porque me gusta el cine francés: sus estrellas (Catherine Deneuve y, sobre todo, Juliette Binoche); sus escenarios, las grandes posibilidades de su territorio (en este caso, válgame Dios, una nave industrial); la manera de tratar el amor con humor (aquí no hay amor que valga, y el humor deja que desear); su capacidad para entretener sin renunciar a la profundidad (estuve en un tris de salir de la sala, por aburrida y banal); su capacidad de empatía con el extranjero y el emigrante (no trata la emigración, y ¿qué decir del director, Hirokazu Koreeda? Pues, comme ci comme ça); su innovación (rien de nouveau sous le soleil); su fidelidad a la tradición (rien de rien) y su interés por la propia industria del cine (es un guion metacinematográfico, de hecho la Deneuve interpreta a una actriz, pero resulta plana y acartonada, tanto cuando hace que actúa como cuando no; poco menos la Binoche). ¿La vérité? Une merde.
Fuente: https://www.lne.es/