POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Leyendo a historiadores, filósofos y humanistas, de tiempos pasados y de otras latitudes, acuño pensamientos qué, en su inmensa mayoría, comparto
Un autor anónimo nos dice que, cuando la vida nos presente razones poderosas para llorar, debemos tener recursos suficientes para poder reír.
El cantautor John Lennon, nos transmite con la letra de sus canciones que la vida es todo aquello que nos va sucediendo a pesar de que tengamos otros planes más imperiosos.
André Maurois nos hace un símil con el juego de envite y, nos previene que en el juego de la vida, nadie puede retirarse almacenando las ganancias obtenidas.
Para León Daudi, la sorpresa de la vida nos demuestra qué: cuanto más vacía de contenidos la tenemos; más nos pesa.
El líder religioso y pensador Confucio, en sus predicas, decía: ¿ me preguntáis por qué compro arroz y flores?. Escuchadme bien: El arroz para comer y vivir y las flores para tener algo por lo que vivir.
Albert Einstein, uno de los mejores astrofísicos de la historia, nos reitera diciendo que existen dos maneras de vivir: una, como si nada en la vida fuera un milagro y otra, como si todo lo fuera.
Aristóteles, con una sabiduría fuera de lo normal, nos aconseja qué, en la vida, lo más conveniente es salir como si de una fiesta se tratara; ni sediento ni bebido.
Charles Chaplin, cineasta, gran pensador y crítico, nos legó un axioma tan sencillo como práctico:» en la vida, todos somos aprendices aficionados» Sí, porque la vida es tan corta que no da para más.
Un escritor anónimo nos compara con un viajero impenitente y nos dice: «Vivir en la tierra es caro, pero, en el boleto se incluye un viaje gratis, alrededor del sol, cada año.
Un buen tahúr, como Josh Billing, nos dice que en la vida no solo es preciso jugar con buenas cartas, sino en saber administrar bien las que uno tiene.