POR SANTOS BENITEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE CÁCERES
La Virgen de la Montaña es lo que más amamos y más intensamente sentimos en el corazón los cacereños.
La Cofradía de la Montaña, erigida el 25 de Enero de 1.635 siendo su fundador D. Sancho de Figueroa, es hoy un miembro vivo de la religiosidad popular de la ciudad y se constituye en la representación de su alma, la expresión de sus más puras esencias.
Ojalá Virgen de la Montaña nos traigas trabajo y empleo para nuestro pueblo; que tengamos siempre afán de superación ante la adversidad; que nunca la ciudad pierda su esencia; que ilusionemos a los niños y jóvenes; que cuidemos a nuestros mayores; que atendamos a nuestros enfermos; que seamos solidarios con los parados; que integremos a nuestros inmigrantes y que pasemos por la vida propagando la devoción a Tí, Virgen de la Montaña.
Es de todos conocido que a principios del siglo XVII, un vecino de Casas de Millán, llamado Francisco de Paniagua, portando una imagen de la Virgen, deambulaba por pueblos y aldeas solicitando y recogiendo limosnas para edificarle una capilla.
Llegó a Cáceres en 1621 y gracias a las aportaciones recibidas fue construyendo una primera capilla en la Sierra de la Mosca que habría de consagrarse el 25 de Marzo de 1626, celebrando la primera misa D. Sancho de Figueroa, cura de Santa María y amigo de Paniagua.
Entre los años 1716 y 1721 siguieron las obras de ampliación y el 27 de Noviembre de 1721, el nuevo templo, bajo la denominación de ermita, fue bendecido y abierto al público solemnemente.
De esta fecha proviene el actual santuario donde veneramos la imagen de la Santísima Virgen de la Montaña.
En años posteriores se construyeron el retablo, el camarín de la Virgen, las capillas laterales, etc.
Nada se sabe del autor de la primitiva imagen de Nuestra Virgen, aunque su origen histórico esté vinculado a Francisco de Paniagua, pudiéndose admirar en la primitiva capilla-cueva en el Santuario.
Existe otra segunda talla de la Virgen; en la actualidad se puede venerar en el Convento de San Pablo de Cáceres.
La actual imagen de la Virgen que procesiona, de cuerpo entero, es de madera de nogal policromada y porta la figura del Niño Jesús en el brazo izquierdo, el cual
mira a la Madre. Fue tallada en Sevilla entre 1620 y 1626, de artista desconocido y responde claramente al arquetipo sevillano de iconografía mariana del siglo XVI, que algunos talleres mantienen en el siglo XVII.
Tallas similares son la de la Virgen del Pilar de Zaragoza o la de los Desamparados de Valencia. La imagen se apoya en una base de rocas terminadas en prismas. Aun siendo talla completa, se presenta a la veneración de los fieles vestida con mantos de telas y bordados valiosos, siguiendo la moda que se impuso en el siglo XVI.
El célebre escritor Hegel dijo que las formas del Arte son más puras y más perfectas que las de la Naturaleza, hasta el extremo de que el espíritu del hombre penetra mejor a través de ellas que a través de la verdadera realidad.
Pasa el tiempo, Cáceres crece, cambia su fisonomía; sin embargo, la devoción que sienten los cacereños por su patrona, Nuestra Señora de la Montaña, va transfiriéndose de generación en generación inmutablemente, con fortaleza inequívoca, evitando cualquier signo de desaparición o desmemoria.
Podemos afirmar que la devoción a la Virgen de la Montaña es la expresión religiosa más genuina de cuantas se producen en Cáceres a lo largo del año; es una muestra palpable de religiosidad popular e identidad para todos los cacereños, tanto para los que viven en Cáceres como para los que están residiendo fuera de su localidad. Estos reconocen como símbolo y como referente étnico-religioso a la Virgen de la Montaña.
Muchos cacereños montan negocios fuera de su tierra y en muchos carteles, como pasa en Cáceres, podemos encontrar los siguientes luminosos: “Panadería Nuestra Señora de la Montaña”, “Cafetería Virgen de la Montaña”, “Gestoría Virgen de la Montaña”, así como multitud de nombres de calles; en Cáceres dos: una calle cerca de la Iglesia de Santiago y una avenida junto al paseo de Cánovas, etc.
Entre ellos se verifica un proceso de autorreconocimiento, de autoestima y conciencia de pertenencia a un grupo, sentimiento que se transparenta nítido a través de sus celebraciones. Durante los días que la Virgen permanece en la ciudad se produce una avalancha humana de cacereños que van y vienen a contemplar su rostro y a dedicarle sus oraciones. Es la época que más se identifican unos cacereños con ótros, uniéndose en torno a la devoción por la Virgen.
Es cuando manifestamos la unidad e identidad en torno a la Virgen de la Montaña, siendo con ocasión de su bajada, su novena y su subida al Santuario cuando los habitantes de Cáceres declaran simbólicamente su identificación como tales, el profundo sentir de pertenencia a un pueblo. Se produce una cohesión social que ninguna otra festividad alcanza a conseguir por multitudinaria que sea.
El día 24 de Abril de 2024, se produjo uno de los acontecimientos más esperados por todos los cacereños, marcado con letras de oro en las agendas de la ciudad, la bajada de la Virgen de la Montaña a Cáceres que tanto la quiere, venera y adora. Siendo este año uno de los recibimientos más impresionantes que se recuerdan en la historia de la Ciudad.
Desde el año 2018 está declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional, por la originalidad de la celebración, la enorme participación social de los cacereños, la afluencia de visitantes y turistas nacionales e internacionales, la potenciación de valores como la convivencia, tolerancia e identidad cultural del pueblo de Cáceres, la enorme antigüedad de la bajada de la Virgen a la ciudad: la primera tuvo lugar el 3 de mayo de 1641, el novenario y la subida de la Virgen al Santuario, el que se celebra hace casi cuatro siglos todos los años, etc.
Por eso el valor sustancial de nuestra gran Fiesta de la Virgen de la Montaña que arranca de su vieja solera tradicional. En la tradición se cumple la ley de que las cosas crezcan permaneciendo en sí mismas, porque las esencias son permanentes e inmutables y el secreto de su evolución es adecuado, el de descubrir en cada época un nuevo aspecto, verdaderamente innovador y fructífero.
Y este año es muy especial. Con la apertura de la Puerta Santa del Santuario de la Virgen de la Montaña y con la Santa Misa en la explanada, abarrotada de fieles, con la Virgen en el templete, el pasado día 12 de Octubre de 2023 dio comienzo el Año Jubilar del centenario de la Coronación Canónica de la Patrona de Cáceres, la Santísima Virgen de la Montaña, que tendrá lugar el 12 de Octubre de 2024.
Dicho Jubileo puede ganarse tanto en el Santuario como en la Concatedral de Santa María, al haberse abierto otra Puerta Santa el día 13 de Octubre de 2023, en un acto y Santa Misa que congregó a cientos de cacereños. Ha sido concedido por el Papa Francisco con motivo del primer Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Montaña. El acto central de dicha Coronación tuvo lugar en la Plaza Mayor de Cáceres, llena de devotos y fieles, ante la imagen de la Virgen, un 12 de Octubre de 1924.
En esta ocasión se celebrará como Año Santo con un precioso lema: “Ha hecho obras grandes por mí”. Durante este año 2024 se desarrollarán una serie de actos y actividades religiosas, culturales, etc. La religiosidad popular se sigue manteniendo viva en la localidad de Cáceres, cuya patrona es la Virgen de la Montaña, imagen sencilla, pero como decía el contro-vertido escritor Honoré de Balzac: “Sencillo es todo lo verdaderamente grande”. Y así es la Virgen para nosotros los cacereños, lo más grande de nuestra existencia.
Por eso a lo largo de este Año Jubilar, con motivo del Centenario de la Corona-ción Canónica de la Virgen de la Montaña, debemos participar activamente en todos los actos que se van a llevar a cabo demostrando día a día el cariño y entrega que le tenemos a Nuestra Madre la Santísima Virgen de la Montaña. ¡Cacereños y Cacereñas! Que este año tan especial demos más que nunca muestras de cariño a nuestra Madre y Patrona, la Virgen de la Montaña como se merece, que toda la ciudad se engalane, florezca en oración y plegaria y prorrumpa en una letanía de amor que exalte la grandeza de Nuestra Virgen de la Montaña.
FUENTE: S.B.S.