POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Este fin de semana COLUNGA está -o debiera estar- de fiesta en honor de Nuestra Señora la Virgen de Loreto; advocación mariana surgida en Italia en los finales del siglo XIII. En este año de 2020, año de pandemia del virus maligno y, por si fuera poco, bisiesto, la fiesta colunguesa se limitará a una Misa solemne, sin procesión posterior, en la parroquial de San Cristóbal el Real.
¿Cómo llegó a Colunga esta advocación mariana?
En 1630 -así parece constar historicamente- un navegante italiano, llamado Joseph de Misso, naufragó en una zona costera próxima a los acantilados de Huerres y prometió a la Virgen Lauretna, de quien era devoto y cuya imagen portaba en una medalla, promover y fomentar su culto allí donde, ya en tierra, se viera sano y salvo.
Se salvó y en su camino hacia la villa de Colunga, en el lugar de Espina, encontró descanso a la sombra de un castaño que allí había y aún existe. Es el árbol que hoy conocemos como LA CASTAÑAR DE ESPINA y cuyo tronco acoge una pequeña imagen en piedra tallada en 1953 por Leopoldo Fernández -Poldo el marmolista-. copia de la primitiva conocida como LA ROMANINA.
Joseph de Misso, ya en la villa de Colunga, se alojó en el Hospital (mejor sería decir HOSPEDERÍA) de Peregrinos existente en el barrio de Santa Ana, allí vivió, allí prestó servicios como hospitalero y allí, con ayuda de sacerdotes del concejo y de personajes notables del mismo, fundó en 1663 la COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DE LORETO.
¿A qué se debe esta advocación lauretana de la Virgen María?
Aunque María dió a luz en Behtlén -cuestión burocrácrito-administrativa para inscripción en el censo – la vida de esta familia se desarrolló en Nazaret; localidad agrícola-ganadera cuyas viviendas -las más humildes- consistían en una oquedad tipo cueva excavada en el monte y protegida por una antojana o «entrada» de piedra.
En una de las Cruzadas para librar a Tierra Santa de la dominación árabe, una familia noble italiana -Angelli- que emparentó años después con el rey Nicéforo, de Epiro, trajo a Italia estas piedras santas de la entrada de la casa de María. Sucedió esto hacia 1290 y la «fantasía devota de muchos files» interpretó que fueron los ANGELES DEL CIELO, y no la familia Angelli, quienes milagrosamente transportaron por el aire esas piedras santas hasta la localidad italiana, región de Ancona, que después se llamó LORETO.
La Cofradía de la Virgen de Loreto, en Colunga, como sucede en general con todas las entidades de índole religioso,cultural, político, etc., sufrió diversos «altibajos» en su historia. Momentos de gran actividad y períodos de práctico abandono.
En 1881, casi extinguida la actividad de esta institución, renace por iniciativa del párroco colungués don Francisco Allonca y diversas personalidades locales; siempre con fuerza, siempre con ganas de hacer las cosas bien, siempre con su devoción lauretana. Solamente un breve paréntesis, en los primeros años de la guerra civil, supuso un retroceso en esta devoción mariana. Se suprimieron las procesiones (imperativo legal), se»medio destruyó» la Capilla de Loreto, y «DESAPARECIERON» las primitivas imágenes de LA ROMANINA y de la VIRGEN DE LORETO. Todo volvió a «la nueva normalidad» una vez finalizada la guerra civil.
No es momento ahora de hacer más comentarios al respecto. Les remito a mi libro, publicado por la Cofradía bajo la iniciativa del entonces párroco don Segundo Fernández Arias, donde se narran con criterio histórico todos estos sucesos.
Las fiestas de Loreto tenían «su aquel» en el concejo colungués. No son fiestas patronales… pero se consideran como tales. Verbenas, romerías, martes de jira a la playa de Colunga, pruebas deportivas, concurso de ganados, carrozas engalanadas, ¡qué se yo!
Este año, otra vez en distinta pero nueva normalidad, la VIRGEN DE LORETO se quedará sin procesión y sin fiestas. Los cofrades lauretanos y todos los colungueses «haremos la fiesta» en forma privada y familiar . La Virgen, que sabe de esto mucho más de lo que pensamos, lo entiende y nos bendice, No lo duden.