POR MIGUEL ALCOBENDAS FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE ALGETE (MADRID).
Según testimonios de antepasados de Algete nuestro pueblo, transmitidos de generación a generación, hace muchos años, en el lugar donde se encuentra el cementerio, apareció una imagen de la Virgen María con el Niño, en una retama y erigieron una ermita dedicada a ella, bajo la advocación de Valderrabé.
En el transcurso de los siglos se le ha tenido gran devoción y, según distintos testimonios escritos, tenía tierras arrendadas para el mantenimiento del pequeño templo.
La ermita era grande, tenía un retablo con las imágenes de la Virgen, San José y el Ángel de la Guarda y un altar, bajo el que se encontraba una retama verde, en la que, según la tradición, había aparecido la imagen. Cada año había celebraciones en su honor.
A mediados del siglo XIX, se retiró el cementerio que estaba junto a la iglesia, en el centro del pueblo y se trasladó en torno a la ermita de Valderrabé, produciéndose enterramientos dentro y fuera de la misma. Con los sucesos de la guerra civil española, en los años treinta del siglo XX, la ermita quedó en ruinas y la imagen de la Virgen desapareció, aunque no la del Niño que lleva en su brazo, que se conservó en una casa particular, como si fuera un muñeco.
Veinte años después, en los años cincuenta, se reconstruyó la ermita y se realizó una nueva imagen a semejanza del Niño que se conservaba y que sigue llevando en su brazo derecho, siendo curioso ya que en la mayoría de las imágenes suele reposar en el izquierdo. En estas obras apareció el cuerpo incorrupto del Padre Jerónimo.
Otros veinte años más tarde, en 1977, con la ampliación del cementerio, la ermita fue demolida y se construyó una pequeña capilla al fondo del mismo, a la que se trasladaron los restos del Padre Jerónimo y la imagen de la Virgen de Valderrabé, que es donde se venera en la actualidad.
Esta advocación, tan antigua y tradicional de Santa María, estaba algo adormecida y casi sólo vinculada al cementerio, en los años noventa, se trasladaba la imagen, algunos años, a la Iglesia, honrándola de nuevo, de forma especial, en torno al 9 de noviembre. En 1992 un nuevo colegio público, próximo a la ermita, tomó el nombre de nuestra Virgen de Valderrabé.