POR FRANCICO JAVIER ARELLANO LOPEZ, CRONISTA DE LUIS MOYA, ZACATECAS (MÉXICO)
Vine a Comala porque me dijeron que aquí vivía… Juan Rulfo
Mi compañero Juan Pablo de la Riva de la Riva y yo nos dirigimos a Piedra Gorda, una comunidad importante del municipio de Cuauhtémoc, Zac., porque nos dijeron que en este lugar estaba un cuadro de la Virgen del Refugio de Pecadores que festejaban el día 4 de julio y que ese cuadro era de unas personas de Luis Moya que lo habían prestado y que, lo que dice la eterna justificación, el cuadro de la virgen ya no quiso regresar a Luis Moya. Lo dijeron en un discurso y lo escucho todo el pueblo.
Cuando estudié la Escuela Normal tuve un encuentro con la ciencia. En mi religión no me hice adicto a las imágenes religiosas, no sé por qué, pero mejor me hice adicto a las pinturas religiosas de los grandes artistas y a las imágenes literarias. Un día me harté la vista degustando las pinturas grandes y famosas del Museo del Prado en Madrid y también del museo de Guadalupe, Zac. Luego supe que los reyes pagaban a esos pintores con dinero o con títulos de nobleza por sus obras y también me di cuenta de que varios artistas pintaban por su cuenta y sin pago como fue el caso del museo de Guadalupe.
Pero el amor al terruño te transforma. Dijeron que en Piedra Gorda habían dicho que la imagen de la virgen de Refugio la habían regalado una familia de Luis Moya. Y ahí vamos a ver ese cuadro. Siento una ligera atracción al tema quizá por el cuadro antiguo o porque me reconozco como pecador.
De Luis Moya salimos rumbo a San Pedro Piedra Gorda, pueblo que le quisieron poner el nombre de Ciudad Cuauhtémoc pero que sus habitantes se sostuvieron en sus ideas y lucharon para seguirse llamado San Pedro Piedra Gorda. Llegamos y luego dimos vuelta a la derecha para seguir una carretera que nos llevaría al destino que buscamos que está como a 6 kilómetros de distancia de una carreta curveada y rodeada de mezquites, huizaches y nopales. El aridez del paisaje no deja ver los bordes surcos secos de tierras abandonadas de la lluvia. Cuando llegamos, nos recibió una especie de Puerta de Alcalá. Tiene dos arcos. Llegamos al templo religioso. Son las doce del día.
El templo está en sacra soledad. En el altar mayor está un cuadro de la Virgen del Refugio, la patrona del lugar. A un costado del altar, en un enmarcado de madera, sobre un cajón de madera del que salen cuatro puntas está otro cuadro de la Virgen del Refugio. Pareciera que este cuadro es el viajero que los cófrades o los fieles comunes llevan a otras partes. Este cuadro de la Virgen del Refugio huele a antigüedad. La virgen está pintada en tela. En los extremos se observa el desgaste de los años. Es idéntico al cuadro que tiene doña Severa Montelongo en Barranquillas, Luis Moya. Dos gotas de agua.
Esos cuadros de la Virgen del Refugio, pintados en tela, tienen un valor artístico y aparte el valor sentimental de las familias que son dueñas de esas joyas de la pintura religiosa. Me provoca la coqueta cleptomanía de tantos robos de imágenes religiosas que luego forjaron leyendas y mitos universales pero me apaciguo mientras observo a mi compañero Pablo que, devotamente, se santigua dos o tres veces ante el cuadro de la Virgen. Amén.
Salimos del templo y nos dirigimos a un lugar donde está una piedra gorda que es, infiero, el símbolo de la comunidad. Está situada en una especie de parque recreativo circulado con malla. La piedra está partida en dos partes. Yo pienso en un rayo de Zeus. Se supone que cayó rodando por la falda de la montaña. Ahí a su alrededor se fundó la villa de Piedra Gorda considerando que también aquí estaba la hacienda de Piedra Gorda que era propiedad de doña Isaura. En esta región, dos piedras gordas dieron origen a la fundación de San Pedro Piedra Gorda, hoy municipio de Cuahtémoc, Zac. Y la misma comunidad de Piedra Gorda perteneciente a este municipio.
Luego buscamos a doña Emilia de la Riva, una informante del cuadro de la virgen y tía de mi compañero, y a la vez hija de don Amado De la Riva que vivió 104 años (1896-2000), que era “el viejo de la danza del Bajío”. Era un excelente danzante. Él decía, cita su hija, que había conocido a Pancho Villa en Aguascalientes y que le había ordenado echarle rastrojo a sus caballos. También decía que había conocido a “Juana Gallo” y que le había dicho: “Órale cabrón”. La Revolución Mexicana dio mucha oralidad a los narradores que hasta llegaron a inventar historias y personajes. Juana Gallo es un personaje inventado. Le preguntamos a doña Emilia sobre el cuadro de la virgen del Refugio y contó que ese cuadro lo regaló doña Petra de la Riva a Tomás Noriega y éste, lo entregó o dio a la iglesia de Piedra Gorda.
Después buscamos a la jovencita Casandra Pacheco Reina que es la autora de un discurso sobre el cuadro de la virgen del Refugio. Ella participó en un concurso de belleza en su comunidad y su trabajo de presentación fue sobre el origen del cuadro de la Virgen del Refugio el cual fue prestado por una familia de Luis Moya. Cita Casandra que Doña Mariquita y don Severiano de Piedra Gorda eran quienes solicitaban prestada la imagen para llevarla a su rancho. Le hacían culto una semana en un cuartito que ellos tenían para ese fin. Cuando terminó la fiesta de la virgen, ellos quisieron regresarla a la familia de Luis Moya pero sucedió que la imagen no estaba en el cuartito citado.
Ellos fueron a Piedra Gorda a comunicar la enorme perdida y ver la forma de resolver el problema. La sorpresa fue que la Virgen estaba en el cuartito mencionado por lo que los vecinos entendieron que la Virgen se quería quedar en Piedra Gorda. Se arregló la donación mas nunca se dijo los nombres de las personas de Luis Moya que eran supuestamente las dueñas del cuadro. Las primeras personas de Piedra Gorda que comenzaron a festejarla fueron don Juan Antonio Rodarte, Tomás Noriega, Daniel Rodríguez, Leopoldo Rodríguez Morales y don Jesús López Lucio con sus respectivas familias. Aquí termina la investigación de Casandra Pacheco que no ganó el concurso de un año pero la reconstrucción de un gajo de la historia de su comunidad. Va a ir a la Universidad y su futuro se pinta con la avidez que tiene para saber y aprender.
Con relación al cuadro, cuando se construyó el templo actual, el cuadro de la Virgen de Refugio de Pecadores fue llevado al altar. Se supone que luego apareció el cuadro caminero o peregrino de sus comunidades.
Son versiones orales que no tienen un registro escrito. Sabemos lo que la gente nos cuenta. Es importante la escritura. Tan importante es un escrito o una crónica que el otro día me encontró un hijo de doña Severa Montelongo+ de Barranquillas y me dijo que ya les había leído mi crónica donde su mamá me dijo, cuando ella vivía, que cuando ella muriera, el cuadro de la virgen del Refugio se lo dejaría a él para que le celebrara el culto. Percibo que entre la familia debe haber “gato encerrado” pero ahí está mi crónica donde doña Severa me dijo que el cuadro sería para su hijo, y me dijo su nombre.
La pintura del cuadro de la virgen del Refugio de Pecadores guarda su originalidad de tela y es muy importante para el culto de los hombres de esta región de Luis Moya. Y me llama la atención, no sé por qué, si porque yo he sido un pecador irredento o como escribió el poeta López Velarde, “o porque nuestros mustios corazones nunca estarán sobre la tierra juntos”.
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