POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
La Voz del Desierto. Mire usted si será rico el diccionario y han venido a llamarlo La Voz del Desierto. Incautos. Me refiero al festival de oración que se celebrará esta semana en el Eremitorio de La Luz. Sí, el mismo cenobio que se está cayendo a trozos sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza. Porque para voz en el desierto, pero bíblica de verdad, la que muchos alzamos desde hace tiempo sin éxito alguno. Aquel histórico edificio, que se desmorona día a día, acogerá “dos noches de adoración musicales, testimonios, unción de enfermos y un concierto. Todo ello bajo el lema: “Venid, benditos de mi Padre”.
Así lo anuncia el Obispado, que tampoco se ha alterado mucho ante las denuncias de ruina. Y lo mismo recomiendo yo: Id benditos míos y, entre rezo y rezo, echad una mano (de yeso, sobre todo) para que La Luz no pase a la Historia. Eso será lo único que salve este enclave, vista la pasividad de los frailecillos que allí se cobijan y quienes, por miedo a que el señor obispo, su eminencia, les de puerta, no alzan la voz ni para cantar laudes. Por cierto, hermanicos míos, deberían haber llamado ustedes a esta quedada La Voz del Desierto… de Salent, que así se llamó el lugar donde moran et poco laboran entre grietas y humedades.
Que a mí me parece genial que ofrezcan a Dios las estrecheces que soportan, pero sencillez no equivale a dejadez. Y la humildad, en no pocos casos, esconde vanidad. Aunque dentro de poco ya no habrá muros en el monasterio que escondan nada. Si es cierto que como decía santa Teresa “la humildad es vivir en la verdad”, la verdad es que el eremitorio de La Luz está hecho una mierda.
Fuente: http://blogs.laverdad.es/