EL CRONISTA DE TELDE (CANARIAS), ANTONIO MARÍA GONZÁLEZ PADRÓN, DENUNCIA LA PRESENCIA DE TONELADAS DE RESIDUOS DEL MINERAL QUE USABA LA ANTIGUA CINSA PARA LA FABRICACIÓN DE FERTILIZANTES
Esta montaña de residuos, que fue usada como vertedero de la Cinsa, se halla justo en el margen costero de la calle Pescador, en el ya de por sí muy maltrecho polígono industrial de Salinetas, a unos metros de una joya arquitectónica, el edificio Polifemo, que precisamente funcionó durante años como almacén de pirita. Entiende que ese vertido contamina la costa y que ha de ser retirado. Para colmo, advierte de que la erosión producto del paso de los años (la Cinsa cesó su actividad como fábrica en 1985) está abriendo calvas en aquella capa de tierra que le echaron por encima, que calcula que no supera los 20 centímetros, y está facilitando, a su juicio, el potencial efecto contaminante de este residuo.
La pirita es un mineral muy común, del grupo de los sulfuros, que se le conoce como el oro de los tontos o de los pobres por su gran parecido con el oro. Poco más de la mitad de su composición es azufre, y la otra mitad, hierro, de ahí ese olor que se percibe a veces en esa zona. Es más, una observación detenida permite detectar el color típico, amarillo verdoso, tan característico del azufre. Por si no fuera poco, para los que, como el cronista, sospechan de los malos efectos de su presencia para el medio ambiente, más dudas les siembra saber que la pirita es un mineral muy usado para obtener ácido sulfúrico.
Según González Padrón, la Cinsa, industria abierta en Telde en 1958, traía de Huelva apenas un 10 o 15% de la pirita que necesitaba. El grueso venía de minas en el África Occidental. Y apunta que en este punto de la costa de Salinetas estaba el vertedero donde la fábrica almacenaba sus residuos. Quiere creer que era vaciado cada vez que se colmataba, pero lo cierto es que, por las razones que sean, cuando cesó su actividad se dejó esta montaña olvidada. Se limitaron, indica, a taparla con una capa de tierra y a cercar su perímetro, la mayor parte del cual, por cierto, hoy está en el suelo y da libre acceso a la pirita desechada. Según la fuente, unos niegan que sea tóxico. Otros, en cambio, apuntan que su oxidación libera metales venenosos y metaloides, como arsénico.
Si no conoce la historia de la Cinsa en Telde puede que le pase desapercibido. Solo notará que huele raro, sobre todo si transita cerca en horas de mucha humedad, por la noche o de buena mañana. Pero lo cierto es que la costa del polígono industrial de Salinetas que mira al muelle esconde, disimulada bajo una capa de tierra roja, toneladas de residuos de pirita, que era el mineral que usaba aquella mítica industria para la fabricación de fertilizantes. El cronista oficial de la ciudad, Antonio González Padrón, lleva años denunciando que se trata de un material contaminante que, para colmo, y como consecuencia de las escorrentías a las que dan lugar las lluvias, está desembocando sin control en el mar.
Esta montaña de residuos, que fue usada como vertedero de la Cinsa, se halla justo en el margen costero de la calle Pescador, en el ya de por sí muy maltrecho polígono industrial de Salinetas, a unos metros de una joya arquitectónica, el edificio Polifemo, que precisamente funcionó durante años como almacén de pirita. Entiende que ese vertido contamina la costa y que ha de ser retirado. Para colmo, advierte de que la erosión producto del paso de los años (la Cinsa cesó su actividad como fábrica en 1985) está abriendo calvas en aquella capa de tierra que le echaron por encima, que calcula que no supera los 20 centímetros, y está facilitando, a su juicio, el potencial efecto contaminante de este residuo.
La pirita es un mineral muy común, del grupo de los sulfuros, que se le conoce como el oro de los tontos o de los pobres por su gran parecido con el oro. Poco más de la mitad de su composición es azufre, y la otra mitad, hierro, de ahí ese olor que se percibe a veces en esa zona. Es más, una observación detenida permite detectar el color típico, amarillo verdoso, tan característico del azufre. Por si no fuera poco, para los que, como el cronista, sospechan de los malos efectos de su presencia para el medio ambiente, más dudas les siembra saber que la pirita es un mineral muy usado para obtener ácido sulfúrico.
Según González Padrón, la Cinsa, industria abierta en Telde en 1958, traía de Huelva apenas un 10 o 15% de la pirita que necesitaba. El grueso venía de minas en el África Occidental. Y apunta que en este punto de la costa de Salinetas estaba el vertedero donde la fábrica almacenaba sus residuos. Quiere creer que era vaciado cada vez que se colmataba, pero lo cierto es que, por las razones que sean, cuando cesó su actividad se dejó esta montaña olvidada. Se limitaron, indica, a taparla con una capa de tierra y a cercar su perímetro, la mayor parte del cual, por cierto, hoy está en el suelo y da libre acceso a la pirita desechada. Según la fuente, unos niegan que sea tóxico. Otros, en cambio, apuntan que su oxidación libera metales venenosos y metaloides, como arsénico.