EL CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS), LEOCADIO REDONDO, HIZO DE PRESENTADOR DEL ACTO Y, ADEMÁS, DEDICÓ A CADA UNA DE LAS HOMENAJEADAS UNA CUARTETA SOBRE SU ACTIVIDAD
Nava rindió homenaje ayer a veintiún mujeres que sacaron adelante otros tantos negocios en el municipio a base de esfuerzo y dedicación. Fueron panaderas, hosteleras, peluqueras o gerentes de tiendas, y todas ellas se han retirado ya. Pero su trabajo no queda en el olvido, y ha sido reconocido.
El cronista oficial de Nava, Leocadio Redondo, hizo de presentador del acto y, además, dedicó a cada una de las homenajeadas una cuarteta sobre su actividad. El alcalde de Nava, Juan Cañal, presidió un acto en el que también participó la concejala de Concejala de Servicios Sociales, Mujer y Consumo, Eva Rodríguez.
Recibieron la placa conmemorativa del acto María Jesús Escobio, María Esther Escobio, María Lucinia García, Sira García, Raquel gonzález, Ricarda Naredo, María Antonia Ordóñez, María Antonia Rodríguez, María Flor Crespo, Adelina Peón, María Pilar Rodríguez, María del Carmen Calleja, María Pilar Suárez, María Adela Cuesta, Carmen Montes, Margarita Miguel, Alicia Fernández, Elena González, Covadonga Baragaño, María Josefa Rodríguez, Carmen Omedo y Blanca Onís.
La concejala destacó el papel de unas mujeres «que habéis sido trabajadoras y cuidadoras, que habéis dedicado vuestra vida al comercio y a la hostelería, que habéis estado presentes en nuestras vidas a diario, que habéis creado empleo con vuestro trato cercano, amable, sin estrés y sin prisa».
La edil les dio las gracias «por mantener la economía local, por vuestra calidez, por dar valor a nuestra villa y a nuestros pueblos».
La más veterana
Un ejemplo de esta entrega y este valor ha sido el de la más veterana de la homenajeadas, Carmen Omedo, de ochenta años, que recuerda cómo empezó a trabajar ya en casa de sus padres con nueve años en una tienda mixta que tenían en Priandi, cómo siguió trabajando cuando se casó, ayudando a su marido que era sastre, y repartiendo el correo y, durante treinta años, llevando una tienda en La Colegiata. «Mi padre me decía, tú lucha hija, tienes que luchar, que hay que tener algo; él no envidiaba la riqueza pero deseaba tener alguna cosa en propiedad, que fuera nuestra, y quería luchar por ella».
Y hasta superó un tumor cerebral del que fue operada a vida o muerte hace 24 años. Ahora sigue con el mismo espíritu de lucha, y no se olvida de toda la gente que acudió a su tienda: «Solo puedo dar las gracias por lo fieles y buenos que fueron con nosotros», dijo Carmen Omedo, quienagradeció por último a toda la Corporación de Nava un premio que ahora vive «con mucha ilusión». Como ella, el resto de las 20 navetas ejemplares.
Fuente: https://www.lne.es/ – Manuel Noval Moro