POR MIGUEL GALLEGO ZAPATA, CRONISTA OFICIAL DE SAN JAVIER (MURCIA)

Tuvimos oportunidad de ser testigos de la ceremonia de las Bodas de Plata de nuestros amigos Miguel Olmos Martínez y María Jesús Marín Meroño.

La iglesia parroquial se vistió de gala para un acontecimiento, que en estos tiempos en los que tanto se denigra al matrimonio cristiano, en pro de un mal llamado progreso, acaba siendo trasnochado.

Para los que tenemos un concepto tan sublime del matrimonio, aquel fue un acto de fe que la comunidad supo valorar en toda su esencia.

Presidió la ceremonia nuestro antiguo Vicario Parroquial Don José Miguel, amigo de los “novios” y compañero de la “novia” en ambientes teatrales, que supo darle el sello adecuado de elegancia y santidad requeridos.

He sido testigo, pues el local donde invitarían posteriormente a sus familiares y amigos esta contiguo a mi casa, y visto cuanto esfuerzo les ha llevado su puesta a punto y, por supuesto, no han escatimado para que el templo. de por si tan majestuoso, estuviera de forma adecuada. ¡cada cosa en su sitio!

Motivos luctuosos me impidieron ser testigo de la actuación de María Jesús en el Festival de Teatro, pero me dicen que fue destacadísima.

En tanto se desarrollaba el acto y contemplaba a los asistentes se destapaba el baúl de mis recuerdos y veía a Paquita Meroño, esa mujer abnegada a la que tanto estimo y admiro y recordaba a Carmen Páez y a Amalio Meroño, de la Torre Octavio, y Ángela, Amalia Sáez y Pepe Sáez y al Tío Juan Sáez y la Tía Carmen y la Aceña. Su amistad con mi familia y “Las Lobas”…

En cuanto a Miguel; cuando mi madre se empeñó en que yo fuera carpintero, como lo habían sido mi padre y mi abuelo, me mandó a la carpintería de su abuelo Miguel Martínez Brú, trabajé con Manolo y con Miguel, y allí, di mis primeros martillazos y gane mis primeras cinco pesetas, frecuenté la casa de sus abuelos y allí su madre mi gran amiga Mari Carmen y Pepita y Rosario, madre de Paco García, recientemente fallecida.

¡Gentes de buena crianza a los que siempre estimé!. Don José Miguel se despidió encantado y nos rogó que orásemos por él, que él también pedirá por nosotros. Mi felicitación a Miguel y a María Jesús, deseándoles muchos años de matrimonio ¡Las Bodas de Oro están ahí….!