POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
Tras haber publicado la crónica “Brozas en 1929”, una persona de la localidad me ha recordado que cuando niña se acordaba del pozo que había delante del palacio de los Condes, en la Plaza Nueva (Plaza de Ovando). Me acerqué a mi librería de temas broceños y vi el libro del Conde de Canilleros, Miguel Muñoz de San Pedro, con familia directa en el pueblo, al que titula “Extremadura. La tierra en la que nacían los dioses” rememorando otra obra de Rafael García Serrano: “Cuando los dioses nacían en Extremadura”. La obra del conde de Canilleros fue publicada por la prestigiosa editorial España Calpe en 1961, por lo que se puede decir que trata de Las Brozas de 1960.
El gran tomo, de 654 páginas, y numerosas fotografías, se abre con una imagen de la Virgen de Guadalupe y una dedicatoria a su padre, caballero de la extremeña Orden Militar de Alcántara, y a su madre que nació, vivía y quería morir en su Extremadura natal. Tiene 14 capítulos dedicados a la Alta y Baja Extremadura. Sin duda, es un libro muy superado ya por los numerosos trabajos regionales, comarcales y locales que se han realizado por los diversos estudiosos desde hace seis décadas, pero no le resta ningún valor a lo sustancial de nuestra región. Prestigiosos fotógrafos de la época colaboran en sus páginas.
A la villa de Las Brozas le dedica ocho páginas, y también ocho fotografías del capitel visigodo que sirve de pila de agua bendita en la parroquia de Santa María; el Palacio de los condes de Sorróndegui, donde se ve el pozo, la portada principal de la parroquia de Santa María, el interior de este templo, un detalle del retablo mayor de la iglesia, la entrada al castillo y concluye con una foto general de la iglesia y torre de Santa María. Todas estas fotos son de la colección Mas del archivo de la Diputación provincial. Hay una sola que es el gran escudo de esquina del palacio de los condes de Canillero (hoy casa del conde de la Encina) de la que es autor el marqués de Cerverana. A todos ellos les da las gracias.
El autor estudia a las Brozas como la Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara y considera a la villa como un barco: Su bella silueta semeja un navío anclado en el seco mar de pardas tierras onduladas, con torres los mástiles: a proa, el castillo y Santa María; a popa la parroquia de los Mártires.
Y vamos a ver brevemente lo que dice el Conde de Canilleros sobre nuestro pueblo: Un territorio de origen celta y con muchos restos romanos. Tras la reconquista la villa de Las Brozas no pasaba de ser una pequeña aldea dependiente de Alcántara. Con el tiempo se convierte en Encomienda mayor de la Orden y se engrandece con figuras como Nicolás de Ovando y El Brocense. Tras hablar de los palacios y casonas de ilustres personajes, Miguel Muñoz de San Pedro escribe de los monumentos del pueblo: Templos de Santa María y de los Mártires, el castillo y las ermitas.
“La parroquia de Santa María –escribe el conde de Canilleros- declarada monumento nacional, es una espléndida fábrica gótica del siglo XVI, con mezcla del gusto del Renacimiento, toda sillería de granito. Cautiva el exterior del templo por su esbelta torre, por sus blasonados muros, por sus estribos que denotan la construcción ojival¸ por sus sencillas portadas laterales y por la principal en la que lo gótico y lo plateresco se enlazan en una ornamentación fina y bellísima. Se abre esta puerta entre dos pináculos resaltados en arco de medio punto, bajo una faja de florones comprendidos en círculos. En los adornos de una de las archivoltas resaltan figuras de ángeles con los atributos de la Pasión de Cristo. Sobre este primer cuerpo bajo de la portada se eleva un ventanal del Renacimiento encuadrado por pilastras, con medallones de San Pedro y San Pablo y el jarrón de azucenas de la Virgen por acroteras-Rematan la decoración la imagen de Nuestra Señora, en labrada hornacina y la figura del Padre Eterno. En las pilastras que encuadran dichas hornacinas está grabada esta fecha: Año 1567”.
El encanto del exterior del templo se complementa con el del interior de tres naves de igual altura, que sorprende por su elevación y por las esbeltas columnas que se abren como palmeras en los nervios de las bóvedas de crucería, formándose un conjunto gallardo y lindísimo. Con razón se dice que esta iglesia es el mejor templo parroquial de la diócesis de Coria – Cáceres.