LAS CASAS CONSISTORIALES MORALAS, DE LA PRIMITIVA A LA ACTUAL
Jul 10 2017

POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)

Hace unos seis siglos –décadas más, o décadas menos– tras la Reconquista los primeros repobladores fundan Navalmoral, en los alrededores de la actual y popular “Plaza Vieja”. Como es evidente, al principio éramos tan pequeños que, por no tener, carecíamos hasta de las más básicas instituciones de entonces, como era un templo o Ayuntamiento: para ambas funciones se acercaban a Santa María de la Mata (actuales ruinas de San Gregorio), sede matriz de la Campana de la Mata.

Un siglo después, al crecer la primitiva alquería hacia el Norte y Sur, levantan la primera iglesia propia, que dedican a San Andrés; ampliada y restaurada varias veces, hasta que la finalizan en el siglo XVI (en tiempos de Carlos V, para que nos entendamos).

Pero, hasta el último cuarto del siglo XVIII, la localidad aún carecía de Casa Consistorial pues, según el «Juicio de Residencia» (reinado de Fernando VI, 1749), Navalmoral ya contaba con 1.600 habitantes, pero continuaba siendo un pueblo con muchas carencias, puesto que aún “no hay en la Villa casa de Ayuntamiento ni Archivo (por la duplicidad de funciones al pertenecer al citado Concejo de la Mata). Las reuniones locales del Concejo se celebran en casa del escribano (porque Santa Mª de la Mata ya estaba en ruina), donde se hallan los papeles y el Archivo del Concejo. Tampoco hay cárcel pública, sirviendo de tal la casa del alguacil mayor”. Es decir: ni Sesiones Ordinaria o Extraordinarias, ni Juntas de Gobierno, Comisiones, ni…, ni…

Sin embargo, y de acuerdo con el «Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura» (1791), “el municipio tenía ya Casas Consistoriales (Ayuntamiento), construidas el año 1773 (durante el reinado y las reformas borbónicas de aquel buen rey que fue Carlos III), y cárcel incorporada a ellas de poca entidad. Cuenta con Archivo en el Ayuntamiento, con muy pocos documentos anteriores a 1740” (y los pocos que se añadieron en lo que restaba de siglo, los destruyeron los franceses).

No se conservan imágenes ni planos de aquel primer edificio. Pero, según descripciones del año 1845, “tenía un soportal de cuatro arcos y, sobre él, un balcón corrido de madera: una fisonomía, pues, semejante al antiguo Ayuntamiento de Peraleda de la Mata (que mostramos en una imagen), que sirvió de modelo para el reconstruido a finales del siglo XX.

Regresando a Navalmoral, el actual, edificado sobre el anterior en 1892, es un noble exponente de la arquitectura de la época, con detalles modernistas y eclépticos. Posee fábrica enfoscada, con arquería de acceso en sillería.

El proyecto, con los planos y la memoria correspondiente, data del 10-XII-1890, siendo obra del arquitecto cacereño D. Emilio María Rodríguez. Tras ser aprobado por la Corporación en mayo del año siguiente, publican la subasta en el BOE provincial. Concurren varios constructores, adjudicándose la obra en junio al moralo Cecilio Machado Pérez, el mejor constructor de la localidad en aquella fecha, que liquidará la construcción final en 33.753’62 pesetas un año después (para que nos entendamos, medio millón de euros actuales, de acuerdo con la relación moneda-salario). Era alcalde el moralo Pedro Martín González y secretario el losareño Pedro Hernández Martín.

Cecilio Machado, al margen de su gran y valiosa obra constructiva (Hospital Moyano, posterior Antipalúdico y hoy sede de los Juzgado, casas situadas enfrente, Lazareto, etc.), tuvo grandes inquietudes políticas, siendo vocal del Comité Republicano de Navalmoral a finales del siglo XIX e inicios del XX (con los hermanos González Serrano, “Amarnie” y otros) y concejal por el partido republicano entre 1906 y 1910.

El edificio en cuestión ha sido testigo de numerosas vicisitudes y avatares, desde reclamaciones campesinas en los convulsos años de la 2ª República (como la famosa “Huelga de Carros” de 1933), hasta lugar de combate el 21 de julio de 1936, tras estallar la cruenta guerra incicil y ser invadida la Villa por los sublevados (numerosos dirigentes y defensores republicanos se refugiaron dentro, donde se defendieron hasta que huyeron por las ventanas de atrás).

Y de curiosidades o sucesos anecdóticos: como el círculo masónico que alguien grabó en el remate frontal de la fachada (debajo del escudo, visible en las fotos de la etapa republicana); o lo que le ocurrió al recordado y singular Pepe Vizcaíno, cuando se le cayó y explotó un petardo en el recinto consistorial en los Carnavales de 1980 (siendo “condenado” por ello). O cuando, el 7 de agosto de 1996, se produjo una «broma» de muy mal gusto en nuestro edificio en cuestión, ya que apareció en el Ayuntamiento una caja de puros con unos cables, simulando una bomba…

A partir de entonces, ha sido restaurado, ampliado y modificado en distintas ocasiones, tanto el exterior como el interior del inmueble: a destacar la de 1985, o la última del año 2008.

El trinomio templo-carretera-casa consistorial será determinante tras la coincidencia de los tres. De tal modo que, tras esa convergencia, ese espacio se convierte en el ortocentro del municipio, del que irradiarán otros sectores secundarios en el futuro. En él se concentrará la vida social, religiosa, política y comercial de Navalmoral: para los foráneos, antes como lugar de paso, o visitas actuales; para los vecinos, en casi todos los sentidos.

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