POR FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
Los judíos fueron expulsados de España por los Reyes Católicos en el año 1492, el mismo año del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón, pero la herencia judía aún permanece en el país al que denominaron Sefarad y con un idioma propio, el sefardí, que aún se habla en Israel y en muchas partes del Mediterráneo, entre ellos em la ciudad griega de Tesalónica. Era tal la importancia del mundo judío en España que antes de su expulsión había unos 600 pueblos y ciudades, lo que suponía un 10 % de la población total de la nación.
Esa herencia de siglos sigue conservándose en España a través de la Red de Juderías que agrupa a 21 ciudades grandes y pequeñas, en las que hay todavía una importante vivencia del mundo hebreo. Puedo contar que hace relativamente poco tiempo el director de las sinagogas sefardíes de Jerusalén, el hispanista Abraham Haim me impuso la Medalla de las Cuatro Sinagogas, en presencia de un abarrotado salón de amigos entre ellos el egipcio Hamdi Zaki, gran profesional del turismo.
Zaki escribió una crónica de esta jornada, que replicamos:
El acto comenzó con las palabras del galardonado, señor Rivero, quien después de agradecer a su amigo, el doctor Abraham Haim, destacó los altos conocimientos de éste, además de hablar a la perfección varios idiomas, entre ellos el hebreo, el árabe, hablándolo con el egipcio Hamdi Zaki, amigo del homenajeado, inglés y francés; también destacó la relevante trayectoria del israelí.
El doctor Abraham Haim, llegado directamente desde Israel a Madrid, expuso en su intervención, los motivos por los cuales Francisco Rivero fue merecedor de este galardón. Hizo una presentación de las Cuatro Sinagogas, de su historia y de su impacto en la ciudad de Jerusalén. Asimismo, señaló que este premio había sido otorgado anteriormente a grandes personalidades, como a Sus Majestades, el Rey padre, don Juan Carlos I y su hijo Felipe VI, a los presidentes José María Azar y Mariano Rajoy, así como al que fuera Defensor del Pueblo, Enrique Múgica Herzog, de origen judío.
En su disertación, el doctor Haim dijo que la construcción de la más grandes de estas cuatro sinagogas estaba más bajo que el nivel de la calle por una discriminación de las autoridades religiosas islámicas exigían que las iglesias y sinagogas deberían estar más bajas que las mezquitas, al mismo tiempo que dijo que las autoridades no permitían construir nuevas iglesias ni sinagogas, por lo que solo se permitió su restauración.
Hamdi Zaki, ex consejero de turismo de Egipto en España pudo dirigir unas palabras a estos comentarios, tras felicitar a su amigo Francisco Rivero. Dijo que no hay ningún párrafo (sura) en el Corán en el que se discrimine ni a judíos ni a cristianos, ni que el islam prohibía la construcción de sinagogas ni de iglesias, sino todo lo contrario. Muestra la tolerancia del islam en el esplendor de Al Andalus, bajo el califato, donde se notó una notable convivencia entre los ciudadanos de las tres religiones.
El doctor Haim le respondió que estaba completamente de acuerdo con él y dijo que eso se concretaba en la presencia de tres amigos, refiriéndose a él como judío; a Francisco Rivero, como cristiano, y a Hamdi, como musulmán. Hamdi concluyó su intervención mencionando la novela de Camilo José Cela «Judíos, moros y cristianos» y que la tolerancia de su religión es tal que el propio Mahoma se había casado con una cristiana copta egipcia y con otra que era judía y que, si por mi fuera no me importaría hacer lo mismo que el Profeta.
«En Hervás, judíos los más”
La más populosa de las juderías españolas es Barcelona, incluso hay un refrán para la ciudad extremeña de Hervás que dice: “En Hervás, judíos los más”, pero la más atractiva es Toledo, antigua capital de España, y la ciudad de las Tres Culturas: Judía, Cristiana y Musulmana, pero todos los municipios cuentan, en sus conjuntos medievales, con un patrimonio arquitectónico, histórico, medioambiental y cultural, herencia de las Comunidades judías que los habitaron. Es tanto el interés por pertenecer a esta asociación de ciudades que aún hay esperando ocho más para entrar si reúnen los requisitos necesarios.
La filosofía de esta red pública de ciudades españolas es la defensa del patrimonio histórico y legado judío promoviendo proyectos culturales, turísticos y académicos y realizando una política de intercambio de experiencias nacionales e internacionales que contribuyan al conocimiento y respeto mutuo de pueblos, culturas y tradiciones. Tiene su propia cocina y hasta el popular cocido español, que es un plato muy típico en Madrid se basa en la adafina judía.
Muchas de estas ciudades de origen judío son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, como Ávila, Cáceres, Córdoba, Segovia y Toledo. Hay un hecho en España muy importante para el ciudadano extranjero que acredite su ascendencia judía y es que puede obtener la nacionalidad española si acredita sus raíces. Por eso hasta la fecha hay aquí hasta 45.000 personas que consiguieron ser españoles y están aposentados especialmente en Madrid, Barcelona y Málaga, así como otros lugares de la geografía española.
Un servidor como persona interesada en el mundo judío trató este tema en un congreso que se celebró en Zamora hace unos cuatro años, tema que me afectó por ser cronista oficial de la villa cacereña de Las Brozas desde hace más de 25 años.
La villa cacereña de Las Brozas no fue una excepción en el campo de la interculturalidad de sus habitantes. En la villa, como en casi todas las de Extremadura hubo una comunidad cristiana, otra musulmana y una judía.
El estudioso del mundo judío en Extremadura es, por excelencia, mi buen amigo Marciano Martín Manuel, más conocido como Marciano de Hervás, a quien me encontré en el VI Congreso del Mundo Judío en Zamora. Ha estudiado las poblaciones de judíos en Hervás, Coria, Granadilla, Plasencia y Trujillo. A la capital castellano-leonesa le llevó a presentar su novela “La llama azul”, con un tema apasionante del judío imaginario en la historia y en la narrativa extremeñas. Llevó un solo ejemplar de su libro “Abraham Zacuto, el astrólogo de don Juan de Zúñiga”, publicado en 2010.
Marciano estudia principalmente a don Juan de Zúñiga en el cuatrienio de 1485 a 1488 que es cuando rige los destinos de la Orden Militar de Alcántara y fue su último maestre. Le acompañaban en sus cortes de Alcántara, Brozas, Zalamea de la Serena y Villanueva de la Serena otros grandes personajes de la talla de Elio Antonio de Nebrija; su hijo Marcelo, comendador de la Puebla, y el astrólogo el judío Abraham Zacuto. Fue don Juan de Zúñiga un hombre de letras y también de armas al participar en marzo de 1487 de la conquista de Vélez – Málaga y también de la fortaleza de Málaga ciudad, ciudad que conquistaron el 19 de agosto de ese año.
Precisamente para la conquista de estos territorios musulmanes de la Península, Marciano de Hervás indica que los Reyes Católicos solicitaron impuestos “a las comunidades hispanomusulmanas residenciadas en los episcopados de Coria y de Plasencia. Tuvieron que satisfacer a la Corona de Castilla las gabelas extraordinarias para ayudar en la financiación de la campaña bélica contra sus correligionarios musulmanes del Reino de Granada”, según se cuenta en el Archivo General de Simancas, había poblaciones musulmanas en Brozas y otras localidades cercanas como Alcántara, Ceclavín, Valencia de Alcántara, Cáceres y Trujillo, entre otras.
Igualmente había comunidades judías en estos territorios alcantarinos, como Brozas, Alcántara, Valencia de Alcántara y Gata, según el investigador valentino Francisco Galavís Bueno en su obra “Consideraciones sobre el Barrio Gótico de Valencia de Alcántara”, quien contó con la colaboración de los historiadores Bartolomé Miranda Díaz y Dionisio A. Martín.
El autor hace una disquisición argumentando Antonio de Nebrija debió pasar, con Abraham Zacuto, una temporada que en Las Broças una temporada entre los meses de enero y febrero de 1487, mientras Zúñiga acompañaba a los reyes por tierras andaluzas. Ambos intelectuales charlarían y discutirían en mi pueblo sobre sus teorías gramaticales y astrales, uno escribiendo allí parte de su Diccionario, como explicaría El Brocense en su prólogo de su obra “Minerva” y el otro tal vez intentando realizar la carta astral de su amo, el maestre alcantarino. Aún se conserva la casa donde vivió Antonio de Nebrija con todos sus hijos en esta villa extremeña y uno tiene el honor de haber podido colocar una placa en ella en el V centenario de su fallecimiento en 1522 en Alcalá de Henares.
Algunos expertos consideran que la judería de la villa de Las Brozas se encontraba en una barriada cercana al templo de los Santos Mártires, delimitada por la calle Mártires, Hornos, Capitán Herrera y Cuesta Manopla que llegaría hasta la plaza de la Encomienda, incluso alguien delimitó el número de sefarditas en esta localidad extremeña.
En el congreso de judíos celebrado en Zamora dos expertos, una cubana y un español, la primera en Miami, y el segundo en Jerusalén estudian las genealogías de los judíos sefarditas, uno de los cuales es el famoso cantante israelí David Broza, quien me dijo que su familia poseía la llave de la casa de Las Broças, antes de su expulsión hacia Portugal en 1492, con el cual tuve el gusto de departir hace ya más de 20 años al otorgársele la “Tenca de Oro”, una fiesta que tuve el honor de crear hace 30 años, dedicada a un pez de las charcas cacereñas, siendo declarada la primera Fiesta de Interés Turístico Gastronómico por el gobierno regional de la Junta de Extremadura.
Para ser miembro de la Red de Juderías de España cada ayuntamiento necesita tres requisitos: Justificación histórica de su pasado hebreo, bienes inmuebles y monumentos de origen judío que puedan ser visitables y la capacidad económica para poder gestionar ese patrimonio desde el punto de vista del turismo. La población judía en España ronda las 12.000 personas.