POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¿Se acuerdan de aquel catecismo de la Doctrina Cristiana, escrito por el jesuita P. Gaspar Astete, hace más de 200 años, y que todos estudiamos (con preguntas y respuestas) cuando éramos niños?
En un edición de las de «antes de la guerra», en la pág. 30, al citar los llamados «Mandamientos de la Iglesia», se dice: «El segundo, confesar a lo menos una vez al año, o antes si espera haber peligro muerte, o se ha de comulgar».
En muchos pueblos de Asturias este precepto eclesial solía cumplirse en tiempos de cuaresma y los sacerdotes organizaban tandas de confesiones de acuerdo con las necesidades de los fieles.
Las gentes, timoratas ellas y con ganas de confesar con «curas no conocidos», acudían fervorosamente a estas jornadas de «confesión anual» y, de paso, hacer un poco de fiesta.
Recordando esta tradición, ya olvidada, viene muy oportunamente al caso este poema popular que recopiló doña María Josefa Canellada en su libro «Cuentos populares asturianos» (Colec. popular asturiana.- Ayalga Edic. Gijón 1978).
Su título: EL DIOS DE PEPA LA COXA
«Xuanín de Vicente
de Antón de Bernaldo,
naceo na mesma
parroquia de Cardo,
de padres agudos
lo mesmo que un rayo-
……….
Casó en Santolaya
de Niembro, de Lluanco,
con Pepa la Coxa
de Mingo Rebalgo
————
A media CUARESMA
nel tantos de marzo
llamolo el so cura
pa desanimalo
na santa dotrina
que debe´l cristiano
saber pa salvase
del xuego del diablo.
Xuanín de Vicente
vistiose muy majo
y foi a carreres
pa casa del párroco;
quitó la montera
pa bien saludalo.
Xuanín, dixo el cura,
quien ye Dios, sabraslo.
Sí, Padre, yo mesmo.
¿Qué dices, mazcayo?
Yo mesmo ¡Borrico!
Yo mesmo. Veralo:
Fai ya que caseme
no se cuántos años
con Pepa la Coxa
de Mingo Rebalgo,
y xuntos dormimos
de invierno a verano
porque un sergonzuco
tan solo afayamos.
¿Qué dices con eso?
Verá el pleito claro:
La mio costiellina,
Pepina, en cenando,
y al tiempu de chase
y así bien temprano,
presíñase y reza…
¿Qué reza? Non caigo;
mas siempre diz ella
falando muy alto:
«con DIOS yo me echo,
con DIOS me allevanto.»
¿Quién se echa con ella?
¡Soy yo! Pos, ¡canario!,
Xuanín de Vicente
de Antón de Bernaldo,
ye EL DIOS de la Coxa
si yo no m´engaño
Cuéntase que en cierta ocasión una mujer de Sales acudió a Colunga en días de confesiones generales. Esperó a que confesara otra mujer, que llevaba una cesta con compra, y le preguntó, temiendo la seriedad severa del confesor: «¡Oiga! ¿ye riñón?
Respuesta: «¡No, muyer!, ye fégadu p´al nenu; que lo tien muy buenu la carnicería de la Luz de Pepón».
Historias para recordar.