POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA- CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
A principios de los años del siglo XX, los empresarios de circo y teatro, encontraron un nuevo “filón” con la llegada del cine, entre los nuevos medios de comunicación y entretenimiento. A raíz de entonces, algúnos productores norteamericanos, encontraron en el cine religioso una “mercancía de enorme éxito”.
Partiendo de esas premisas y, con unos mimbres muy endebles, diseñaron una serie de películas que seguían la estela de las estaciones del Vía Crucis de Jesús para proyectarlas durante la Semana Santa.
Por tal motivo, debido al éxito de público asistente a sus proyecciones de tipo religioso, diseñaron un esquema propagandístico, de series por entregas. Con estos planteamientos, el éxito de público estaba asegurado y, el económico también.
La empresa Gaumont y Compañía, basándose en los textos evangélicos y, haciendo uso de cuantos documentos encontraron en las hemerotecas, lograron proyectar varias series de películas cuyo eje central era “La Pasión de Jesucristo”.
A mi pueblo, en el año 1930, llegó un maestro nacional, llamado Víctor Martínez del Castillo, avezado en los pormenores de la cinematografía y que unos cuatro años antes, en 1926, había obtenido el título de “operador de Cine en Murcia”.
Pues bien, siendo Maestro de Escuela, en el almacén de frutas de Jesualdo Cascales Carrillo, instaló su máquina de proyección y efectuaba sesiones de cine gratuitas, en especial para los alumnos de las escuelas, con películas de cine mudo e, incluso, sonoras; aunque estaban en sus auspicios.
La vecindad de Villanueva del Río Segura, a un kilómetro de distancia, acudía con frecuencia a las proyecciones que Víctor efectuaba en dicho almacén. Allí se entremezclaban con los vecinos, abarrotando dicho recinto.
Las proyecciones más exitosas, eran las que representaban “escenas bíblicas de la Pasión y Muerte de Jesús”.
Víctor, tenía de ayudantes aventajados a Felipe Carrillo Valiente que era compañero en las tareas escolares, José Antonio Cano Tomás, Antonio Cascales Valiente, Felipe Abellán Carrillo y Mariano Carrillo Valiente.
Sin embargo, en el año 1945, Víctor Martínez pidió traslado profesional y, como consecuencia, al carecer el pueblo de operador de cine, un empresario de Murcia, Antonio Gómez Abellán, solicitó del Ayuntamiento la apertura de un cine en la calle Nueva.
El entonces alcalde. Luis García Fernández, tras exponer dicha solicitud a la Corporación Municipal, acuerda aceptar la correspondiente petición, poniendo las siguientes condiciones: pago de impuesto de 100 pesetas mensuales; proyección de dos películas a la semana, si no las había se descontaría la parte proporcional y, sobre todo, el estricto control de “la censura” que correría a cargo de José Muñoz Martínez, el cura Párroco. Dicho sacerdote hizo una salvedad: que se efectuara durante la Cuaresma una proyección cinematográfica semanal basada en “escenas bíblicas”.
La empresa Gómez Abellán, se estableció, en la localidad, en el año 1945 y cesó en el año 1949; fecha en la que tomó el relevo la empresa Tomás y Valiente, regentada por Gregorio Tomás Ramírez y. Mariano Carrillo Valiente. A dicho recinto cinematográfico se le puso el nombre de “Cine Olimpia”, con salas de invierno y de verano.
En dichas salas se proyectaron películas de palpitante actualidad que, dada la gran afluencia de espectadores tanto del propio pueblo como de los pueblos de la comarca, se veían coronadas por el éxito.
La empresa Tomás y Valiente, tomó buena nota del gusto de sus incondicionales espectadores y, por consiguiente, nunca faltaban las películas con escenas bíblicas; tanto en Semana Santa como en Navidad.