POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (ALICANTE)
San José, el esposo de María y padre putativo (es decir, considerado o supuesto) de Jesús. Recordemos que en latín el adjetivo ‘putativus-a-um’ significa ‘aparente’ o ‘tenido por…’. Y en este hecho se basa el que a los José les llamen Pepes. Verán, antiguamente cuando un varón era tenido por padre de un niño/a y lo adoptaba como hijo/a, a su nombre se le asignaban las siglas “PP”, que significaban “pater putativus”. Con este criterio, San José fue el PP (el “Pepe”) de Jesús.
El pasado jueves fue San José y eso nos hace recordar que en tiempos pretéritos, no sólo Valencia, sino también el resto de las región valenciana estaba en fiestas con las Fallas, fiestas entrañables en las que las calles se llenaban de gente, de colores, luces, música y olor a pólvora que se mezclaba con el olor a buñuelos –de viento o de calabaza-, dulces típicos de estas fiestas.
El origen de la fiesta de las Fallas se remonta a la antigua tradición de los carpinteros que, la víspera de la fiesta de su patrón, quemaban frente a sus talleres, en calles y plazas, los trastos viejos e inservibles junto con los artilugios de madera que empleaban para elevar los candiles que les iluminaban mientras trabajaban en los meses oscuros de invierno, coincidiendo la fiesta de san José con la entrada de la primavera. Piras de materiales combustibles que recibieron el nombre de Fallas. Esto sucedía en las carpinterías de Juan Balaguer Martínez, Alfonso Torregrosa Albaladejo, Juan Sánchez Ballester, en la calle de Paz; Felipe Marcial Soler; Rafael Planelles, en la calle Espoz y Mina –actual calle María Parodi; Felipe Lara, Vicente Galiana Dols, Miguel Civera, Ventura Falcés, Antonio Bernad, Ramón Mercader, José Mas; Rafael Aracil; y Salvador Valentí, en la calle Torrijos –actual calle Azorín.
Estas fallas evolucionaron y se cargaron de sentido crítico e irónico, mostrándose escenas que reproducían hechos sociales censurables y crítica social siempre con sentido del humor.
En Torrevieja, sabemos que, en el año 1902, se iniciaron estos festejos de forma organizada, fundándose la Cofradía de San José, que tuvo como primer presidente a José March Navarro. Para su mayor conocimiento y difusión confeccionaron programas de fiestas en honor al patriarca en la imprenta de Acacio Rebagliato, que fueron repartidos por toda la villa y en los pueblos cercanos.
Las celebraciones comenzaron al amanecer el día 18 de marzo con un pasacalle por dos clásicas dulzainas de Orihuela y Bigastro. A las nueve se hizo el reparto de cera a los socios, con acompañamiento de una de las dulzainas. Y al mediodía, volteo de campanas y disparo de morteretes.
Por la tarde, a las tres, hubo danzas populares en la plaza de la iglesia, tomando parte doce simpáticas niñas de la localidad, dirigidas por la profesora Ramona Andrés, que fueron conducidas al lugar en una carroza alegórica desde la calle Labradores –actual calle Campoamor- a la plaza de la Constitución, recorriendo varias calles de la población.
Al anochecer, hubo volteo general de campanas y disparo de morterete; y las ocho y media, ardieron cuatro Fallaslevantadas en las esquinas de la plaza, elevación de globos aerostáticos; después una gran serenata por las dos clásicas dulzainas y la banda municipal de música de Torrevieja dirigida por Francisco Gil. Terminada la serenata se disparó una traca de cien metros.
Al amanecer del 19, día de San José hubo diana de música; al terminar ésta, pasacalle por las dulzainas, volteo de campanas y disparo de morteretes. A las nueve se disparó un gran número de morteretes, celebrándose una solemne misa, estando el sermón a cargo del eminente orador Antonio Vidal. Terminada la función religiosa, tocaron en la plaza la banda y las dulzainas hasta las doce. A las tres de la tarde, se bailaron danzas populares en igual forma que el día anterior. Saliendo a las cinco la procesión con la imagen de San José, recorriendo las calles más céntricas.
Terminaron las fiestas, a las diez de la noche, con un magnífico castillo de fuegos artificiales, confeccionado por el acreditado pirotécnico de Orihuela, Joaquín Cánovas.
Desconocemos el contenido alegórico y/o satírico de las cuatro Fallas que ardieron en la plaza de la Constitución de Torrevieja en la noche de aquel 18 de marzo de 1902, pero casi seguro que su contenido satírico versaría en la rivalidad entre chapistas –seguidores de Joaquín Chapaprieta- y trinistas –partidarios de Trinitario Ruiz Capdepón- , la precariedad del trabajo en las salinas y sobre el paro forzoso de muchos jornaleros y la continua emigración a Orán, en la Argelia francesa. ¡Felicidades a todos lo Pepes, Josés, Josefinas, Finas, Finitas… En fin, a todos los que celebrán su honomástica!