POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
Dicho centro educativo, en el que se han formado miles de moralas, el más antiguo de Navalmoral (comenzó a impartir clases en 1928, hasta que en el 2005 cerró sus aulas), fue posible gracias a varias mujeres, especialmente a tres de ellas.
Por un lado, e indirectamente, a Carmen Oliva Marcos (así era más conocida, pues el primer apellido era López-Oliva). Su madre (Concepción Marcos Calleja) entroncó dos de las familias más notables de la localidad en el siglo XIX, la de los Marcos Lozano y la de los Calleja (necesitaría un libro entero para exponer la vida y obras de todos ello…), figuras claves de la política, economía y sociedad del siglo XIX a nivel local, provincial y nacional (según he expuesto en numerosos trabajos, sobre todo en nuestros Coloquios).
A ello hay que añadir que Carmen era viuda de D. Juan Francisco Mazo Satrústegui, natural de Malagón (Ciudad Real), abogado y administrador de las hermanas Arnús y Gayón (Marta, María, Georgina y Josefina; hijas del banquero y empresario Manuel Arnús y Fortuny), que poseían numerosas propiedades en la Campana de Oropesa (El Alcornocal-La Corchuela-El Cristo). Carmen no tuvo hijos y, al enviudar (1927), las citadas hermanas dejaron a Carmen una gran vivienda que poseían en la “Plaza de la Ermita” (en “usufructo vitalicio”), donde al año siguiente se instalaron las Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos (seis monjas solicitadas por la hermanas Arnús que vinieron desde Plasencia y Béjar: las sores Ana María, Concepción, María Manuel, Julia, Anastasia y Loreto), fundando (tras las adecuaciones pertinentes que llevó a cabo aquel gran maestro albañil que fue Miguel Alfonso Gómez) el ya clausurado Colegio de la Inmaculada, a cambio de cuidar de Carmen hasta su muerte. Carmen era muy culta (para aquella época…) y tenía grandes cualidades musicales, sobre todo en el dominio del piano, que enseñaba a las niñas del centro (también fue quien inició a mi añorado padre político D. Hipólito Fraile Pedraza…).
Al morir Carmen, las hermanas Arnús firmaron las Escrituras a favor del Colegio; en cuyo acto intervinieron también, además de las citadas Georgina (que fue quien decoró el Parador de Oropesa, cuando se inauguró en 1930) y Josefina, sus cuñados Juan Antonio Gamazo (marido de Marta; 1º conde de Gamazo, abogado, diputado en Cortes, jefe de la Casa Real y del Consejo de D. Juan de Borbón) y Santiago Muguiro Muguiro (esposo de María Arnús y diplomático, al que el municipio dedicó una calle de Navalmoral: traseras del Colegio de la Inmaculada, que aún lleva su nombre).
Todas ellas formaron parte de la historia morala y, como es natural, cuando fuisteis alumnas no prestasteis atención a esos personajes, por eso los evoco hoy. También os muestro los retratos de las dos mayores benefactoras, Georgina (primera) y Josefina (segunda) Arnús, óleos que aún se conservan en el edificio de las monjas.