POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
La luz del alba de la memoria y los recuerdos reivindica que sean declaradas “Bien de Interés Protegible”, las hermosas y antiguas moreras de las escuelas de las eras que fue primero, en su origen, Grupo Escolar “14 de abril” y luego “Virgen de Barbaño”, que viven junto a las viviendas que se fueron de los maestros, siendo así preservadas ante una posible tala, amparada por el desatino de un inconsciente progreso. Porque somos, como afirma José Saramago, “la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizás no merezcamos existir”.
Sus hojas verdes constituyeron el alimento básico de nuestros gusanos de seda. Rito hermoso concentrado en una caja de cartón de zapatos que daba cobijo y alojo a huevos, larvas, capullos y mariposas. Bajo el régimen general de autónomos ejercitamos, sin apenas percatarnos, nuestro primer empleo, el gratificante y productivo oficio de la sericultura. Quehaceres, afanes, juegos saludables y competitivos, ya que se organizaba toda una pugna sana para ver quien cosechaba más capullos de seda.