POR DAVID GÓMEZ DE MORA, CRONISTA OFICIAL DE LA PERALEJA, DE PIQUERAS DEL CASTILLO, VALDEPINO DE HUETE, SACEDA DEL RIO Y CARECENILLA (CUENCA)
Si seguimos las anotaciones que se registran en los libros de visitas de la iglesia parroquial de Piqueras del Castillo, apreciaremos como muchas veces aparecen referencias vinculadas con la capilla que llevaron a cabo la familia de los señores del lugar.
Salta a la vista que en el siglo XVII, esta obra podría no haberse sometido a muchas intervenciones que mejoraran su aspecto, tal y como se desprende por las quejas que podemos leer de la segunda mitad de dicha centuria.
Hemos de pensar que por aquel entonces ya había trascurrido mucho tiempo desde que don García Ruiz Girón de Alarcón, emprendiese una serie de obras que adecuaran el espacio donde algunos de sus familiares ya habían sido sepultados. La continuidad del espacio como zona de enterramiento, se aprecia por ejemplo en una referencia que nos indica como “en la villa de Piqueras en 27 días del mes de julio de 1674 años moría el licenciado don Diego de Buedo en la villa de Barchín y se enterró en esta parroquial en la capilla de don García de Alarcón como pariente y capellán del fundador” (ADC, libro I de difuntos).
Recordemos que la familia Buedo entroncó con la casa de los Ruiz de Alarcón que se afincaron en Barchín del Hoyo, procediendo de uno de los hijos del referido don García que llevó a cabo la ejecución de esa obra, la cual ya estaba en la mente de sus padres en la primera mitad del siglo XVI.
Poco tiempo, después y ya en el folio 46 del libro I de difuntos de la localidad, se puede leer que en una visita del año 1667 “la dicha capilla está indecente, causando notable perjuicio por sus quiebras a la parroquial de esta villa”. Poco después se especifica que sigue “sin repasar e indecente”.
Salta a la vista que este espacio en ese momento con un siglo aproximadamente de historia, se encontraba en mal estado. Tal debería ser su estado, que casi medio siglo después, en una visita de 1712 (fol. 73-v) se indica que se ha de “hacer el dicho reparo, y juntamente para que el altar de dicha capilla se ponga con la decencia que se requiere para su mayor veneración, por tanto mando su merced a Pedro Ruiz de Alarcón, vecino de esta villa, quien se nombró por administrador de las rentas que tuviese dichas capellanías, que aceptara pena de excomunión mayor, y aceptado en toda la forma le dio, perciba y cobre los alcaldes mencionados en estas cuentas y las rentas que en adelante hubiese hasta la futura visita, y con ellos repare la dicha capilla llamando maestros de inteligencia a dirección del vicario de esta parroquial, a quien su merced le deja este encargo, y juntamente venga el dicho altar con la decencia que se requiere para celebrar, teniendo de todo cuenta y razón para darla en la futura visita; y juntamente en pública forma las dos heredades que tienen dicha capilla y capellanías”.
Apreciamos de este modo como esa capilla del siglo XVI, a principios del siglo XVIII todavía se encontraba en un mal estado de conservación, de ahí esa insistencia y urgencia en actuar para que como bien cita el documento se acabase reparando.
Cabe añadir que en el siguiente libro de difuntos (vol. II, fol. 3), se indica en una vista de 1716 que este lugar todavía era necesario que fuese arreglado, solicitándose un “encargo de reparar la capilla de la Concepción de esta parroquial en que están sotas las dichas capellanías lo cual a ejecutado, y con otros mandatos de poner en el Archivo de la Iglesia Parroquial”. Veremos que en ese momento es cura de la parroquial don Alejo Hortelano y Guijarro.