PEDRO SÁNCHEZ NÚÑEZ, CRONISTA OFICIAL DE DOS HERMANAS, HABLA YA DE QUE EXISTÍA LA CALLE SAN FRANCISCO EN 1931, AL IGUAL QUE LA CALLE SANTO DOMINGO, SE SUPONE QUE EL DE GUZMÁN, EN EL MISMO AÑO
Si en algo se caracteriza nuestra ciudad de Dos Hermanas, igual que se caracterizaba la vieja villa y supongo que el más viejo lugar, es por el esplendor más o menos relativo con que siempre ha celebrado sus fiestas, muy particularmente las religiosas aunque ello no quita para que prestara mucha atención a las más o menos civiles, menos relacionadas, si ello es posible, con el calendario cristiano.
Y voy hoy a centrarme en la Navidad, en esa fiesta de la Natividad del Hijo de Dios que todos hemos conocido tradicionalmente por las Pascuas. Acaso el anticipo de ellas era y es la fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, a la que ya hace poco le dediqué un artículo. Hoy quizás más que nunca en este mágico día se inicia la fiesta. En Dos Hermanas ya he dicho que era y es muy celebrada. Como muestra de esta celebración, se encuentra que este día salía en procesión la Divina Pastora de las Almas. En efecto, puedo por ejemplo ofrecer una muestra de esta costumbre en el siglo XVIII, que se nos antoja tan lejano y que no lo es tal. En un cabildo del once de septiembre de 1757, se nos dice: “Otrosí se dijo y acordó que por quanto se halla esta hermandad con el capítulo de Regla en que manda y dize que se ha de celebrar la festividad de esta Señora al día ocho de Diziembre en el que celebra la Yglesia Nuestra Madre la Concepción Purísima de María cuya fiesta no se hizo en el año antecedente por la cortedad de medios la que se manda por este Cabildo el que al día sitado de este año de la fecha se celebre dicha festividad según lo acostumbrado por lo que queda cerrado este Cabildo y firmaron los que supieron de que yo el presente escribano doi fee en dicho dia mes y año.
D. Francisco Joseph de Ribas, Diego Ximenes Juan de Ribas, Diego Rodriguez, Domingo Pacheco Escribano”
Se ve, pues que la fiesta de la Pastora la celebraba su fervorosa y piadosa cofradía el día de la Inmaculada Concepción y que, por falta de medios, no pudo hacerlo el año 1756. Por ello, se manda que se celebre el año 1757 en la fecha acostumbrada. Entonces no era todavía la Virgen en esta singular advocación de la Pura y Limpia Concepción Patrona de España pero sí, desde luego, era creencia piadosa muy pero que muy asentada más ni siquiera dogma de fe esta su Inmaculada Concepción. De todos es sabido que María Inmaculada fue nombrada patrona de España el 8 de noviembre de 1760 por el papa Clemente XIII con su bula Quantum ornamenti y el dogma fue proclamado por el beato Pío IX el 8 de diciembre de 1854. Pero, de todos modos, lo que nos interesa es que Dos Hermanas celebraba la fiesta de la que ha sido a lo largo de su historia una de sus imágenes marianas más populares –juntamente con María Santísima del Rosario- en este 8 de diciembre. Y también quiero decir que firmaban el acta importantes ciudadanos de la Dos Hermanas dieciochesca, entre los que quiero citar, como lo he hecho otras veces y en aras de fijarlo más en la memoria del pueblo, mi antepasado de padres a hijos Diego Ximénez Mena, ancestro también de tantos y tantos nazarenos, y sempiterno prioste de la Pastora y alma de su cofradía, aparte de santero de la Ermita de San Sebastián, patrón, por lo menos para mí está claro, de la ciudad, a la sazón villa.
Ahora bien, entrando ya más propiamente en la fiesta se encuentra la gran labor de los coros de campanilleros, de las campanitas, tantas veces citadas y tan importantes en la historia de la Navidad nazarena. Hay que contemplar con alegría el reverdecer de esta tradición en los numerosos coros de barrios, cofradías y colegios, unos que siguen la tradición más a rajatabla de las viejas campanitas y otros que se apartan de ellas mostrando otro repertorio, sin perder el fin básico como es cantar la Natividad del Hijo de Dios. A mí siempre me ha llamado la atención la canción de campanilleros ‘El diablo como es tan travieso agarró una piedra y rompió un farol y salieron los Padres Franciscos y lo apedrearon en el callejón’ y que en Dos Hermanas sea ‘travieso’ y no ‘maldito’ como es, por ejemplo, en Priego de Córdoba, señal de condescendencia hasta con el mismo diablo que se mira aquí más como la criatura del Libro de Job que dialoga con Dios y, no tanto, como ese ser temible y malvado al que hay que tener miedo y prevención, aunque con sus límites. Pero yendo al caso yo me pregunto si esta copla de campanilleros no la introducirían, como muchas otras, bien del tiempo navideño o bien de otros períodos del año, los Franciscanos Descalzos Dieguinos de la Provincia de San Diego de Alcalá del convento de San José de nuestra villa, estudiado con mucha brillantez, como todo, por Salvador Hernández González y más recientemente también con mucha brillantez por Jesús Barbero Rodríguez. O bien la introdujeron ellos o bien algún cuaresmero franciscano que viniera a ocuparse de las predicaciones del santo tiempo de Cuaresma en Santa María Magdalena. No lo sé, lo cierto es que Pedro Sánchez Núñez, nuestro conocido don Pedro, cronista oficial de Dos Hermanas, habla ya de que existía la calle San Francisco en 1931, al igual que la calle Santo Domingo, se supone que el de Guzmán, en el mismo año. Pero la devoción a ambos santos tan relacionados el primero con el pueblo por la existencia de un convento de su orden, entre otros muchos hechos, y el segundo con el Rosario, de tan gran implantación en la villa y luego ciudad, ya era anterior como algún día escribiré con más detenimiento del que le he prestado las veces que los he nombrado. En resumen, lo que nos interesa sobre todo es que los coros de campanilleros han llenado siempre las calles de nuestro pueblo siendo una parte muy importante del acerbo cultural nazareno.
Y llego ya a lo de siempre: los Nacimientos. Durante una época recogí todos los que se montaban en la ciudad y los comenté convenientemente. Era un trabajo bastante minucioso y, por extensión, cansado. Lo hice con todo el cariño que pude. Lo que me interesa, desde luego, es que existe una progresión de esta costumbre en la ciudad. Este año, gracias a la labor de los hermanos, se ha montado por ejemplo con un evidente mayor esplendor el belén de Vera-Cruz que alcanzó en épocas pasadas altas cotas. Y lo cierto es que la misma hermandad y los mismos hermanos que siempre lo han montado han sido los que, esforzándose este año, han recuperado para Dos Hermanas su belén, el suyo y el de Dos Hermanas. Y ello en una cofradía que siempre ha sido puntera en el pueblo a pesar de los pesares que también existen en toda obra humana. Y en esta labor, destacan las hermandades pero también los particulares como Pancho, Luis Jiménez Pérez o Felipe Caso Pérez entre otros muchos. Y eso, sin detenernos, en el magno belén de la Parroquia, de nuestra para todos, Santa María Magdalena, donde la imagen de Santiago de La Borriquita hace de San José, protector de la Iglesia Universal, la Pastora de Virgen y el Ángel –tan ángel es este ángel que parece que ha bajado directamente de los Cielos- de la Oración en el Huerto. Es obra que merece verse y cuya contemplación recomiendo a todos, absolutamente a todos.
De todas formas, debo ser rápido y sólo quiero hacer dos leves referencias. Una a los pregones, de tanta tradición en Dos Hermanas, y que en la ciudad se resumen en el de la Esperanza, fiesta tan nazarena como cualquiera de la Virgen Nuestra Madre, el de Navidad –este año pronunciado por Rafael Camúñez Benítez, brillante orador como corresponde al que es un gran cofrade-, el de Reyes Magos –que dirá, si Dios quiere, Manuel Pérez que ya dio un maravilloso del Rocío que aún recordamos entre los muy buenos- y, como no, la Exaltación del Gran Poder. De éste, ya intentaré hablar si el tiempo me permite hacer un artículo sobre esta magna fiesta y esta magna devoción de la ciudad.
Y, por último, la cabalgata o debía decir las cabalgatas que llenan las calles nazarenas. Con variada fortuna ha salido nuestra gran cabalgata, unas veces ha sido más bella otras menos. Yo, es mi costumbre que no pienso perder, me gustan las comparaciones que no por fuerza tienen que ser odiosas como dice el viejo decir. Unas veces, doy fe, ha destacado más la de la capital del viejo reino, la de Sevilla, otras la nuestra. Lo cierto es que es maravillosa muy bella y, sobre todo, destaca por ser uno de los mayores logros de nuestra comunidad, en el que todos nos juntamos al unísono para hacer disfrutar a nuestros niños. Supongo que habrá personas que no la quieran, que les fastidie, más me gusta pensar que son los menos. Y, como dulce y bello, corolario de ella, las cabalgatas de los barrios que también ocupan su lugar, humilde pero importante.
Y tengo que acabar. Sólo pienso en que ese Niño, ese Jesús Nazareno, ese Gran Poder, de nuestra luctuosa –y grande y alegre sobre todo porque acaba donde acaba- Semana Santa proteja a toda Dos Hermanas. No menos espero del Pastorcito del Rocío que es, sobre todo, en nuestro pueblo Niño de la Virgen de Valme que aprieta nuestras almas en sus divinas manos.