POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Ay, aquellos antiguos romanos que le hacían fiesta a todo suceso y a toda divinidad! ¡Panem et circenses! , gritaban, porque juerga y banquete siempre van muy unidos.- Nosotros, menos cultos y más prácticos, decimos que «la danza sale de la panza». ¡»Y YE VERDÁ «!
Pues aquellos romanos, «de cuando César y Nerón» , tenían fiesta a mediados de agosto, unos 15 días antes de las calendas de septiembre, en honor de PORTUNUS o PALAEMON, dios de las llaves, de las puertas, de la ganadería y de LAS ENTRADAS AL MAR por las playas o por los pedreros.
Ahora entenderán la causa de que a las QUISQUILLAS, que nosotros llamamos ESGUILES, los científicos les dieran el nombre de «Palaemon serratus» (Palaemon = dios de las entradas al mar; serratus, por su cara afilada a modo de dientes de sierra).
El nombre de QUISQUILLA, según «yo», deriva del latín QUISQUILIAE con significado de cosa pequeña, menudencias… El de ESGUILA, según los que saben, también procede del latín SQUILLA con significado de camarón.
¿Por qué ESGUILA o QUISQUILLA DE RONCHEL?
La palabra ronchel indica un habitat de fondo rocoso; lo que nosotros llamamos pedreros.
Es la buena, la exquisita, la escasísima, la carísima… La que muchos soñamos y nunca conseguimos.
Pero, ¿es que hay otras?
Pues ¡claro!
Son las llamadas «DE SABLE» o «DE ARENA» (Crangon crangon L,), de calidad muy inferior, aunque algunos las consuman como «picoteo». Su hábitat son los fondos arenosos /»sabulum», en latín, significa arena) o fangosos. Yo he visto que muchos pescadores de caña las utilizan como cebo para la captura de «llobines» (lubinas), «xárabos» (sargos), «saramolletes» (salmonetes), etc.
¡Ojo!
En diversos supermercados se ofrecen quisquillas de sable, importadas, bajo el nombre de QUISQUILLA DEL MAR DEL NORTE. No la confundan con la nuestra, asturiana.
Yo nunca fui pescador de esguiles. Cuando iba al pedreru de Huerres (Güerres, Buerres), en Colunga, bajando por la Peña la Salmoria, siempre encontraba gentes con sus esguileros buscando piezas en los «pozos mareales» que dejaba la bajamar.
Eran gentes expertas en ese tipo de capturas.
Ahora es «la reciella» (niños y niñas inexpertos) quienes «anden pe los pocinos con su bufoneru-esquileru a lo que caiga».
Y los «papis y mamis», cuando no los «yayos» (qué palabra más horrible), aplauden entusiasmados.
Ya no hay esguiles, ni bígaros, ni llámpares… Les peñes están «pelaes» y los centollos y les andariques «vienen de per endi p´allá».
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