EL HISTORIADOR ALBERTO ÁLVAREZ OFRECIÓ UNA CONFERENCIA PRESENTADA POR EL CRONISTA DEL DEL CONCEJO, ROBERTO F. OSORIO SOBRE LA SITUACIÓN DE LAS MUJERES EN LA GUERRA CIVIL Y EL FRANQUISMO, CON ESCPECIAL MENCIÓN A LAS OCHO QUIROSANAS ENCARCELADAS EN LA PRISIÓN VASCA
La reunión del Club de Lectura de Quirós se convirtió ayer en improvisado homenaje a las mujeres quirosanas presas en Saturrarán. Los lectores y lectoras quirosanos tenían este mes como título propuesto el libro de Maricuela, miliciana socialista que a punto de cumplir 100 años sigue ofreciendo su testimonio por agrupaciones, asociaciones y centros educativos. Sin embargo, un problema de salud obligó a suspender la visita de Ángeles Flórez Peón que se encuentra hospitalizada por una rotura de cadera.
Los responsables del club invitaron al historiador e investigador quirosano Alberto Álvarez, gran lector y usuario de las bibliotecas municipales que tuvo a bien acompañarles ayer junto al cronista oficial del concejo, Roberto F. Osorio que fue el encargado de presentarle.
Tras analizar los lectores brevemente la lectura propuesta, Álvarez ofreció una fantástica ponencia que ilustró con abundantes documentos gráficos. Realizó un breve resumen de la situación de la mujer española a principios del siglo XX hasta los albores de la República cuando se legislaron muchos de los derechos que de facto venían disfrutando. Pero el golpe de Estado y la posterior sangrienta Guerra Civil cercenó todos esos derechos devolviendo a la mujer al lugar que ocupaba tiempo atrás.
Fue una oportunidad fantástica de acercarnos a la historia del concejo y de este país, una historia que como bien dijo ayer Alberto “es inagotable porque hay muchos hombres y mujeres que permanecen olvidados bien en las cunetas, bien silenciados en vida por el miedo” y como también dijo “no se trata de bandos sino de personas”.
Hacía 1940 unas 23.000 presas políticas, en lo que fue el pico de población femenina, se hacinaban en las cárceles españolas acusadas de rebelión y/o auxilio a la misma. En palabras de Alberto Álvarez “en proporción no fueron tantas mujeres a las que fusilaron, al principio sí entre la confusión de los primeros tiempos, pero luego usaron otros medios para humillarlas a ellas y a sus hombres que estaban también presos o en el frente, porque realmente pocas tenían delitos graves relegadas a la labor de enfermeras o a dar de comer a las tropas”.
Maricuela estuvo presa en Saturrarán situada en Motrico, en el límite entre Guipúzcoa y Vizcaya, fue una Prisión Central Especial, un antiguo complejo que había sido balneario y adonde llevaron entre los años 38-44 a muchas presas sobre todo del Norte. Allí iban a cumplir pena, pero de allí no eran “sacadas” para fusilarlas, por lo que la situación de las reclusas era diferente. Debido a la gran cantidad de población reclusa el Régimen habilitó fábricas, monasterios, cuarteles y espacios como este. En Saturrarán fueron más 1500 mujeres las que redimieron pena, muchas de ellas con sus hijos.
Ocho eran quirosanas.
Matilde García Fernández de Santa Marina, 45 años y siete hijos, condenada por animar a las tropas republicanas y proclamar bulos; Elisa Alvarez Rodríguez de Vallín y Asunción García García de Barzana, 28 años, ambas condenadas por socorrer a las tropas republicanas, habían sido enfermeras en el Quintanal.
Y María García García de Salcedo, 30 años, condenada por dar de comer a los marxistas, era cocinera en el Cuartel General de Bárzana.
Y cuatro mujeres más de las que Alberto Alvarez aún conoce poco, Antonia y María Menéndez García de Coañana, 38 y 25 años respectivamente, Antonia había sido miembro de las juventudes libertarias y se echó al monte con sus hermanos. Al hermano le mataron y al detener a una de ellas la otra se entregó.
Dos mujeres de Ricabo: Piedad Argüelles Álvarez 45 años y Filomena Fernández Menes de 48 años.
Entre el público asistente ajeno al Club, pues estos actos son siempre abiertos, se encontraban Nicanor Álvarez y Álvaro Menéndez, sobrinos de estas mujeres por lo que los testimonios fueron doblemente emocionantes.
El club de lectura de Quirós quiso tener un recuerdo cariñoso con su bibliotecaria, Marga Prieto Alvarez que el miércoles, en el marco de los actos que conmemoraban el día de la Biblioteca, recogió un premio por el trabajo incansable, arduo y gratificante que realiza la biblioteca.