POR ANTONIO LUIS GALIANO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA
Hay sustantivos que con los años han ido desapareciendo en nuestra tierra, tal vez por el avance de los pueblos, o de la tecnología, o por los cambios de las costumbres. Sin embargo, etnográficamente aquí queda el recuerdo, mientras que en otros lugares esas tradiciones populares persisten.
Cantina
Me estoy refiriendo al nombre de ´cantina`, de la que en Orihuela recordamos aquella de la antigua estación de ferrocarril, que era nuestra delicia en meriendas domingueras en los años de Bachillerato, o las de los cines del Teatro Circo, Cargen, Salón Novedades y Riacho. Sin olvidar la del Círculo Católico, o la del Oratorio Festivo en la que ´La Chata` vendía de todo, desde pipas de girasol y ´tramusos y avellanas`, hasta cangrejos.
El nombre de cantina pervivió años a través de algunos de sus sinónimos como tasca, bodega y taberna. De ellas, rememoramos la del Nano en la calle Santa Matilde, Sarmiento en el callejón de Cantareros, ´El Chusquel`, Isaías Grao, ´El Chorra` y otras más.
Todo tipo de objetos
Pero, que hayan superado los cien años de vida: ninguna. No como el caso de ´Las quince letras` de Zacatecas, cuyo título viene de sumar las mismas, que fue fundada en 1906, habiendo sido reconocida, en agosto de 2004, para “operar con el giro de galería cantina” por el Ayuntamiento zacatecano, por su difusión y fomento del arte.
El 6 de junio de 2013 el Estado de Zacatecas la valoró como un centro emblemático de encuentro, esparcimiento y de convivencia de los habitantes de esa tierra y de los visitantes. Y eso fue de lo que disfrutamos cuando accedimos a ella: nos impresionó.
El local que en sus principios era solo para hombres, ahora daba cabida a éstos y a mujeres, y nuestros ojos no sabían dónde dirigirse en unas paredes cuajadas de objetos de toda clase, ya fueran artísticos, tradicionales y llenos de recuerdos. Al enviar unas fotos a mi hijo Nacho, me devolvió el mensaje preguntando qué era lo que había detrás de la barra. Sólo le pude responder: había de todo.
Desnudo femenino
Allí predomina en arte el desnudo femenino, ya sea en pintura o fotografía, algunas veces con olor a prostitución, llegándome a impresionar dos retratos de dos ancianas meretrices, entre las cuales aparece un texto del poeta de Jerez (Zacatecas) Ramón López Velarde que dice: “¿Por qué, Fuensanta mía si mi pasión de ayer está ya muerta y en tu rostro se anuncia los estragos de la vejez temida como se acerca?”.
Haciendo un recorrido, cuando se accede a la cantina, al fondo se divisa un fresco inacabado del afamado artista zacatecano Antonio Pintor Rodríguez, al que la muerte tan venerada en México no le respetó culminar su obra. No así otras como los murales del Palacio de Gobierno y el Museo Zacatecano (antigua Casa de Moneda) y el de la Peregrinación en la capilla del Seminario.
Pero, el arte fotográfico también ocupa muchos huecos de sus paredes y entre los retratos uno de María Félix, en los momentos en que estuvo rodando en Zacatecas ´Juana Gallo`, película de 1960 dirigida por Miguel Zacarías e interpretada además por Luis Aguilar y el valenciano Jorge Mistral. Junto a la foto, ´el bordón` de la verdadera Juana Gallo, seudónimo de Ángela Ramos Aguilar, vendedora de tacos que según el argumento de la película protagonizó, tras el asesinato de su padre y su novio, el levantamiento contra el Gobierno Federal, que culminaría con la Batalla de Zacatecas de 1914.
Predominio del arte
Dirigiendo asombrado la mirada de unos a otros espacios, contemplando a los clientes bebiendo tequila o el mezcal de esta zona, bebida lograda a través del maguey o agave, que aquí conocemos como piteras. Y mientras observas el ceremonial de los clientes dando cuenta de estas bebidas, o el bullicio de la gente joven, lo mismo observas en una hornacina a ´Sambuto el Pecador`, que en un altar un busto de Jesús Malverde ´santo patrono de los narcotraficantes mexicanos`, o un cuadro con un gracioso texto que dice: “tonto+tonta=embarazo / listo+tonta=aventura / tonto+lista=boda / listo+lista=sexo sin complicaciones”.
´Las quince letras` nos deparó muchas sorpresas en las que predomina el arte, y dentro de sus obras un fresco en el frontal de su barra, como si de altar se tratase y en el que se da culto al mezcal y al tequila. Y, mayor sorpresa fue cuando nos descubrieron que, entre los personajes de los clientes allí retratados hace algunos años, se encontraba nuestra amiga Leticia, hija del que fue Cronista de Zacatecas, Roberto Ramos Dávila.
Esta visita nos hizo recordar aquellas cantinas oriolanas de nuestra infancia y juventud, que tenían su protagonismo en las tardes de los domingos y de las fiestas y que hoy añoramos. Sin embargo, ´Las quince letras` nos han hecho vivir el respeto hacia las costumbres que completa el amplio panorama artístico y tradicional del pueblo zacatecano.
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