POR MARIA TERESA MURCIA CANO, CRONISTA OFICIAL DE FRAILES (JAÉN)
Angustias Escribano Contreras nace en Granada en 1909. Pintora y erudita, hija de José Miguel Escribano Serrano natural de Frailes, villa en la que había nacido en 1879 y de Concepción Contreras Soler.
Desde muy pequeña, muestra grandes inquietudes intelectuales y artísticas. Pero ante la imposibilidad de iniciar estudios universitarios pues en su época la mujer no tenía acceso a la Universidad, aprende idiomas: francés e inglés lenguas que llega a dominar. El año 1925 acompaña a sus padres a Paris, y ella se quedó en la ciudad de la luz durante un año lo que hizo que dominara la lengua francesa.
Recibe clases de contabilidad y aprende mecanografía y taquigrafía. Inicia también la carrera de piano en el Conservatorio Victoria Eugenia de Granada y toca con virtuosismo en un Steinway & Sons vertical que le había comprado su padre.
Aprende también a conducir automóviles. Fue casi con toda seguridad, la primera mujer en conducir automóviles en Granada.
Con 17 años, comenzó a recibir clases de pintura del genial pintor Ramón Carazo Martínez, granadino considerado como uno de los maestros del retrato español y del que fue avezada discípula. Ramón Carazo fue un pintor granadino de finales del S.XIX (1896-1936), y está considerado como uno de los maestros del retrato español. Fue alumno de la academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Carazo fue un artista que perteneció al círculo academicista de comienzos del S.XX de Granada, una escuela que se caracterizó por sus retratos, especialmente de personajes pintorescos y populares.
Sus enseñanzas le permiten adquirir una técnica pictórica irreprochable dentro de la Escuela Granadina de Pintores. Hereda fundamentalmente la del retrato como le inculcó su maestro y que reflejó con posterioridad en sus numerosas exposiciones a todo lo largo de su vida artística. Esta técnica, también le permite dominar el bodegón y el paisaje que también prodiga en sus cuadros y que le hizo pertenece a la Escuela Granadina de Pintores.
Con todo este bagaje, entra a formar parte del ambiente cultural granadino. Su amistad con Conchita García Lorca, hermana del genial Federico García Lorca, le permite conocer al poeta e introducirse en el entorno social y artístico de la ciudad donde amplía su formación intelectual.
Conoce a Manuel de Falla a través de su padre, médico oculista, quien trata profesionalmente al compositor y cuyas prescripciones y diferentes recetas médicas se exponen en la actualidad en la Permanente del Auditorio donde pueden ser visitadas y se conservan en el Archivo Manuel de Falla.
Las frecuentes visitas del maestro Falla al domicilio familiar derivan en una gran amistad que le permiten aunar afectuosos vínculos artísticos con el compositor. En una de ellas, Manuel muestra interés por un óleo que acaba de pintar, se lo regala y el compositor lo cuelga en su domicilio del Carmen de la Antequeruela. Actualmente se encuentra expuesto en la Casa-Museo Manuel de Falla. Se trata de un bodegón cuya temática lo componen dos copas de cristal tallado y un pequeño jarrón, todo sobre un plato de cerámica.
Aunque el doctor Escribano vivía en Granada en Gran Vía 44, 2º izquierda, se sentía muy unido a Frailes y a su familia frailera, de ahí que decida construirse una casa para venir a veranear a la Villa. Y es por ello que Angustias Escribano pasaba temporadas en la espléndida casa que su padre había preparado en la villa que le había visto nacer y que Angustias amaba, pintando a algunas de sus gentes y a familiares que vivían en Frailes, y que os dejamos algunas muestras.
La casa que Manuel López Ramírez hace para don José Escribano se encuentra en el famoso “barrio del chocolate” por estar en él las familias más acomodadas de la localidad. En la calle Rafael Abril y por vecina la iglesia parroquial de Santa Lucía. La fachada que da a la puesta de la Iglesia se presenta en dos pisos. El bajo es la entrada rematado con una terraza a la que llamaban “mirador” y un gran ventanal para dar luz a una escalera que vertebra el resto de la casa. La fachada posterior con vistas a un gran huerto que termina en la carretera Frailes-Alcalá presenta tres pisos en el segundo se encuentra la parte más noble de la vivienda como es la cocina, el comedor y el salón de estar, con un espléndido balcón. La tercera planta se resuelve con óculos que en el exterior se adornan con un ajedrezado en azul y blanco entre los canes y la clave del óculo se adorna con un mascarón.
El tejado era de tejas vidriadas en verde y blanco, y las rejas parecen estar firmada por “los Loperas”, artesanos del hierro que marcaron un hito en la construcción de los inicios del siglo XX. Dos faroles con la figura de los dragones, iluminan y adornan la fachada. En el interior una sinfonía de luz y color recibe al que accede a la vivienda,, conseguida por altos zócalos de azulejos sevillanos en vivos colores y en tonos cobrizos, una enorme vidriera convierte la entrada en un bellísimo jardín cubierto, en donde el sonido del agua pone el punto exótico.
Pero volvamos a nuestra protagonista. Desde el año 1927 y hasta el año 1975, toma parte en la mayoría de las Exposiciones Colectivas que se realizan en Granada. Participa en las exposiciones celebradas en el Centro Artístico Literario y Científico de Granada y en particular, las de los años 1927, 1928 y 1929. Es este último año, expone en la Regional de la Casa de los Tiros de la capital granadina. Siguen otras en el Salón de Otoño de Madrid, Sevilla, Ciudad Real, etc. Los principales periódicos y revistas locales de la época tales como: La Gaceta del Sur, Noticiero Granadino, La Publicidad, Granada Gráfica, y El Nacional editado en Madrid, y La Época publican numerosas reseñas de sus exposiciones y los críticos de arte elogian su obra pictórica.
En el año 1960, celebra su primera exposición en solitario donde da a conocer más de una treintena de óleos entre retratos, bodegones y paisajes. La critica en el periódico Ideal del también artista Marino Antequera, dice: Se advierte una gran soltura de ejecución, cada vez más rica en todos sus matices, más intensamente coloreada con gran decisión en el toque que da a objetos y retratos presentados, verdadera categoría al arte.
A partir de entonces e ininterrumpidamente, continúa pintando hasta el año 1990 en el que una enfermedad ocular le obliga a abandonar definitivamente su actividad artística. Su extensa obra pictórica se encuentra representada en numerosas colecciones particulares y Casa Museo Manuel de Falla.
La pintura fue a la postre, la pasión y arte al que dedicó casi por completo durante toda su vida.
Podemos afirmar sin duda, que Angustias Escribano fue una avanzada en su época y constituyó un ejemplo para la mujer en la siguiente generación.
Fallece a la edad de 94 años, el día 22 de octubre de 2003. Mujer de fuerte personalidad que amaba a Frailes y supo transmitir ese amor a sus hijos, que no olvidaron sus raíces.