POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Él era de Pernús, se llamaba Ramón Victorero y era hermano del cura de Lastres don Raimundo. Ella era lastrina y se llamaba Teresa Lucio, muy conocida en la Villa y Puertio, tan dados al apodo, como Teresina. Ramón tenía negocio de venta de ropa de calidad y como el negocio tenía sus altibajos, no siempre boyantes, envía como emigrantes a Méjico en busca de fortuna a cuatro de sus 12 hijos: Agustín, Ángel, Francisco y Antonio.
Estos, inicialmente dedicados al comercio, se decantan por la industria del cultivo del algodón consiguiendo una gran fortuna. Pero los avatares políticos consecuencia de la revolución de Pancho Villa ponen en peligro la vida de estos cuatro hermanos y tres de ellos: Agustín, Antonio y Ángel, tras larga aventura, consiguen llegar sanos, salvo y ricos a su Lastres natal.
Fue en ese viaje de retorno, en los inicios del siglo XX, cuando en señal de gratitud a sus peticiones de ayuda al cielo, prometen LEVANTAR UNA CRUZ en la cumbre más alta de la sierra del Sueve: El Picu Pienzu, que tiene una altura de 1.160 m sobre el nivel del mar.
En cumplimiento de su promesa se erigió esa Cruz el 25 de septiembre de 1915. Estaba construida en madera de roble con una altura de unos 7 metros y su coste, ¡asómbrense ustedes!, ascendió a 50 reales; es decir: 12,50 pesetas que, en moneda de hoy, serían unos 10 céntimos de euro. Una fuerte tormenta, en febrero de 1925, la destruyó totalmente.
De nuevo los tres hermanos VICTORERO LUCIO afrontan la erección en Pienzu de una segunda Cruz. En este caso también era de madera, pero formada por unas 30 piezas ensambladas. Fue bendecida en 1928 por el entonces párroco de Caravia don Amaro Alonso. Su coste supuso a la familia Victorero un desembolso de 1.800 pesetas equivalentes a unos 11 euros actuales.
Unos dicen que fue a causa de una tormenta; otros afirman que fue un «acto vandálico» recién terminada la guerra civil, pero el suceso real es que esa Cruz fue derribada y destruida en el año 1941.
Y otra vez más los hermanos Victorero Lucio, y cargando con el coste importante de la obra, consiguen que una nueva Cruz (la que ayer ofrecimos en fotografía de Loli Fernández) vuelva a presidir los destinos de las «gentes del Sueve», que son los colungueses, caravienses, parragueses y piloñeses.
Esa es la historia, breve, real y muy emotiva, de las TRES CRUCES DE PIENZU; una historia de emigración y de fortuna en tierras mexicanas; una historia de retorno a la «tierrina» y de beneficencia a todo el concejo colungués porque es mucho y muy interesante lo que se puede contar de estos hermanos cuyo recuerdo se cifra en tres «ideas geniales»: La Cruz de Pienzu, el Belén de Lastres y la máquina de liar cigarrillois «La Victoria».
NOTA.- En las fotos: Las dos primeras Cruces de Pienzu (de madera) y la actual, de acero.