POR ALBERTO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ
Con motivo del LXXX aniversario del asesinato de José Antonio Primo de Rivera (1903-1936), y con el objeto de repensar, conocer y difundir la obra y doctrina del fundador de Falange Española, desde el Foro Historia en Libertad hemos pedido su colaboración a una serie de filósofos, historiadores, periodistas, profesores… En días sucesivos publicaremos estas aportaciones cuya calidad no dudamos estará a la altura del homenaje merecido por el hombre que las ha suscitado.
ALBERTO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ (Badajoz, 1941) Doctor en Historia por la Universidad de Extremadura. Ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Nacional de Investigación “Marqués de Lozoya” del CSIC, y “Muñoz Torrero” y “Matias Ramón Martínez y Martínez” de la Asamblea de Extremadura. Tiene publicados medio centenar de libros dedicados al patrimonio monumental y artístico extremeño, sus personajes más relevantes, o la ciudad de Badajoz. Historiador, escritor, articulista, conferenciante y divulgador de las realidades regionales.
José Antonio Primo de Rivera, “el mejor hombre de España”, murió hace 80 años. Pero sigue vivo en la memoria de nuestra Patria, ocupando un lugar destacado entre sus mejores; pues pese a la brevedad de su vida y su corta participación en la política activa -poco más de tres- su huella en la historia de España resulta indeleble.
Unos lo recuerdan como “el mejor hombre de España” por su condición de arquetipo del noble hispano, inteligencia, precisión en el juicio, personalidad, apasionado patriotismo; gallardía; talante; estilo; capacidad de ejemplo, o magnetismo para poner en píe de ilusión a la juventud de su tiempo y de muchas generaciones posteriores, enarbolando como bandera, frente a la poesía que destruye, la poesía que promete, llamando al sacrificio para la reconquista de los mejores valores de la tradición nacional.
Otros para verter sobre él -¡ochenta años después, todavía!- la inquina de aquella anti España a la que trató de integrar en un proyecto común de convivencia bajo la ilusión de una misión colectiva de cara al futuro.
Su proyecto fue visionario en el afán de abrir una nueva era para España. Una España a la que se asomó cuando, tras siglo y medio de existencia mortecina y rumbo errático, se encontraba desgastada, desgarrada y en plena ruina moral.
Así lo expresa en el discurso fundacional -esa hermosa pieza oratoria en la que sobresalen por igual tanto la precisión exacta del concepto político como su expresión literaria y poética -del movimiento con el que pretende espolearla para que despierte, se estremezca, y se ponga en marcha con ilusión colectiva hacia una nueva etapa de esperanza:
“Así resulta que cuando nosotros, los hombres de nuestra generación abrimos los ojos, nos encontramos con un mundo escindido en toda suerte de diferencias; y por lo que nos toca de cerca, nos encontramos una España en ruina moral; una España dividida por todos los odios y por todas las pugnas”.
Con ese panorama por delante, hace ochenta años José Antonio Primo de Rivera habló para su tiempo. Pero también para el nuestro, porque su diagnóstico resulta hoy tan actual y válido como en 1933 ante la ruina moral y la división y las pugnas que en tantos aspectos siguen presentes en la España de nuestros días.
Su personalidad y dimensión humana, doctrinal y política fue tan sobresaliente que justifica que por unos y por otros, desde un lado y desde el opuesto, en un sentido o en el contrario, todavía ochenta años después de su muerte se le dediquen análisis, aproximaciones y trabajos de toda especie para desentrañar su doctrina, trasladar sus propuestas a nuestro tiempo, rememorar rasgos de su trayectoria y perfil personal o, desde la memoria histórica de la división, retorcer la verdad histórica y distorsionar su imagen.
Realidad a resaltar sobre esta la persistencia de su memoria a lo largo del tiempo y la validez de muchos aspectos de sus formulaciones y propuestas es que, tras el silencio iniciado ya bastantes años antes de la muerte de Franco, desde hace unas décadas, proliferan los estudios, libros, artículos y trabajos de calado en casi todos los medios que aportan informaciones y puntos de vista del mayor interés para su conocimiento. Desde los de contenido anecdótico referentes a sus últimos papeles, su maleta, o su vida sentimental, hasta las que, con apoyo en rigurosas investigaciones profundizan en las dramáticas circunstancias de su tumultuoso y turbulento fusilamiento en el angosto patio de la cárcel de Alicante, el 20 de Noviembre de 1936, con pormenor de los ejecutores e impulsores de su muerte con aportación y análisis de muchos datos novedosos hasta ahora desconocidos.
Resultado del interés que el personaje continúa suscitando es la gran cantidad de obras sobre su figura, doctrina, o la Falange como organización, debidas a historiadores no solo españoles, sino también extranjeros, entre los que se cuentan desde los que se aproximan a su figura y obra con el rigor de la objetividad del investigador, hasta los que se valen de ellas con fines políticos, ya para ensalzarlo, ya, sobre todo, para denigrarlo.
Por la relevancia que alcanzó su personalidad y actuación política, ya en su tiempo concitó también el interés de los medios de comunicación, siendo numerosos los periódicos, revistas y publicaciones de todo tipo, y no solo nacionales: desde los diarios extranjeros de mayor prestigio y más influyentes en el campo de la opinión y el análisis político, hasta los dedicados a la crónica social, que se interesaron por su figura, le realizaron entrevistas o le dedicaron reportajes. Incluso grabó declaraciones filmadas para el medio cinematográfico. Muy conocidas son, por ejemplo, sus declaraciones en español, inglés y francés para la cadena BBC, en las que aparece con una gabardina bajando unas escaleras mientras expone su idea de que España volverá a ser grande cuando recupere la unidad entre sus tierras y entre sus hombres. Son poco más de treinta segundos, pero bastan para condensar su idea sobre España y permitir gozar en su propia voz la precisión de su discurso. Por su lacerante actualidad, parecen pronunciadas para hoy mismo:
“Tenemos una fe resuelta en que están vivas las fuentes más genuinas de España. España ha venido a menos por una triple división. Por la división engendrada por los separatismos locales; por la división engendrada entre los partidos políticos; y por la división engendrada por la lucha de clases. Cuando España encuentre una empresa colectiva que supere todas esas diferencias, España volverá a ser grande como en sus mejores tiempos”
Curiosa, aunque poco conocida, y de interés en varios aspectos, es la atención que la Revista Gráfica Estampa (cuyo Director-Propietario era en esa etapa Luis Montiel y su Redactor-Jefe V. Sánchez-Ocaña) pionera entonces en lo que hoy se llamaría “prensa del corazón”, le prestó en el reportaje sobre los personajes políticos más destacados de ese momento, publicada en su número 7, de 18 Agosto 1934.
Lo primero que llama la atención, considerando la gravedad del momento político y la situación de duro enfrentamiento directo que se vivía entre las izquierdas y las derechas, que tenían fracturada España en dos bandos irreconciliables, es la frivolidad o al menos, tono ligero y desenfadado del reportaje, cuyo interés en momento tan crítico se centra en conocer cómo pasan las vacaciones los políticos mientras España se está desgarrando. Aunque también puede ser que la intención fuera precisamente desdramatizar tanta tensión.
Desde que la izquierda radical pierde el poder en 1933, las derechas, o centro derecha, con Lerroux como jefe del gobierno, abordan una serie de actuaciones que las izquierdas no asumen y contra las que radicalizan su actitud, pasando pronto al plano revolucionario más virulento: paralización de las reformas agraria y militar, reconducción de las relaciones con la Iglesia, intento de encauzar a los nacionalismos separatistas periféricos, etc.
En España la situación es explosiva y el panorama europeo muy preocupante. En Italia Mussolini impone el fascismo; en Alemania Hitler ha ganado las elecciones, y en Rusia, Stalin consolida su dictadura por los métodos más sangrientos, con depuraciones y eliminación de cientos de miles de personas. En España las derechas ( CEDA de Gil Robles; Renovación Española de Calvo Sotelo; Agrarios, y otras formaciones menores, a las que se puede sumar el partido Radical de Lerroux, que aunque no es quien ha ganado las elecciones ha sido el encargado de formar gobierno por el maniobrero Alcalá Zamora ) e izquierdas ( Izquierda Republicana de Azaña, PSOE, PCE, UGT, FAI y otros anarquistas y radicales marxistas ) mantienen un enfrentamiento feroz con grandes broncas en el Parlamento, mientras en la calle se suceden las huelgas, desórdenes, incendio de iglesias y conventos, atentados, asesinatos, robos, asaltos y atropellos de todas clases.
La Falange, que no es de derechas ni de izquierdas, y en ese ambiente se encuentra presionada por los dos lados, clama contra tal situación con llamadas como la del reportaje cinematográfico de José Antonio. La entrada, por fin, en el gobierno, de la CEDA, ganadora de las elecciones, desencadena a primeros de Octubre de 1934 la huelga general revolucionaria que las izquierdas venían preparando desde meses antes.
Ese es el fondo: una España que arde en vísperas de un levantamiento revolucionario promovido por las izquierdas; esto es, un golpe de estado en toda regla, o incluso una guerra civil latente, sobre el que, en un reportaje de cuatro páginas a gran formato titulado: “Cómo veranean los políticos”, la revista Estampa se interesa por las vacaciones de los responsables, o al menos protagonistas en primer plano, de lo que está pasando y lo que se sabe que va a pasar en plazo muy breve. Y la actitud de los políticos que en esa situación se van de vacaciones.
Los seis políticos incluidos en el reportaje, compuesto sobre todo por abundantes fotografías de los personajes ambientadas en idílicos jardines y paisajes plenos de sosiego y paz que muestran almibaradas escenas familiares rodeados de sus esposas, niños y perritos, son Alejandro Lerroux, Julián Besteiro, Antonio Goicoechea, Manuel Azaña, Diego Martínez Barrio, y José Antonio Primo de Rivera, a todos los cuales se le hace la misma o semejante pregunta: ¿Dónde pasa las vacaciones, y que hace en ellas?, que todos responden igualmente de modo muy parecido.
• Lerroux, Presidente del Consejo de Ministros se va a la finca con árboles frutales, ganado vacuno y de cerda, y animales de corral, que posee en San Rafael de la Sierra, pequeño pueblo de Guadarrama. “Paseo por la finca, despacho la correspondencia y leo la prensa, cuyos ataques no me hacen daño, y aquí permaneceré hasta que el frío me obligue a volver a Madrid.”
• Besteiro, “agotado tras el agobiador trabajo de presidir las Cortes Constituyentes” (finalizado dos años antes ) marcha a Los Molinos, Siete Picos, donde tiene una mansión llamada “Begoña Enea”, “a leer, estudiar y contemplar la sierra”.
• Antonio Goicoechea, jefe del partido monárquico Renovación Española, permanece en Madrid donde reduce su veraneo a “madrugar, trabajar, recibir visitas, pasear y reunirse con sus amigos para cenar en un restaurante del extrarradio”.
• Azaña, en ese momento retirado a un segundo plano político marcha al Parque pirenaico de Montseny para recluirse en el balneario de San Hilario de Sacalín de Font Vella, donde: “Me levanto tarde, paseo un poco y me encierro en el hotel dedicado únicamente a beber agua mañana y tarde. He venido solo a descansar; no hago nada ni me preocupo de nada. No leo periódicos ni hablo de política ni de trabajo. Y cuando me canso me tumbo.”
• Martínez Barrio, jefe del Partido Radical demócrata, veranea también en Guadarrama, Torrelodones, retirado en su posesión de “Buenavista”, donde, “se me pasan los días sin salir de la finca; como buen andaluz me gustan el sol y el aire. A eso se reducen mis vacaciones”
• José Antonio, jefe de una Falange que el pasado febrero se ha fusionado con las JONS de Ramiro Ledesma para formar Falange Española de las JONS, que en se momento despliega una intensa actividad, y Diputado de las Cortes desde 1933, permanece en Madrid, donde se ocupa de múltiples asuntos profesionales y políticos según una apretada agenda: “Un conjunto de mil cosas distintas que acaban por volverle a uno loco. Como siempre quedan cosas pendientes no hay manera de pensar en vacaciones. Tal vez unos días en Octubre. Tampoco puedo ir a patinar a la sierra. ¡Veranear ¡Si pudiera hacerlo sería feliz, no por el descanso, sino por el orden. Esta sería mi aspiración frustrada: veranear en verano, invernar en invierno y comer a unas horas razonables”.
Con la ironía que le caracteriza, frente a la despreocupada frivolidad de los otros, que lo abandonan todo para dedicarse a la holganza pese a lo ingente de sus obligaciones y la grave situación de España, José Antonio patentiza su rigor, expresando su añoranza por dedicarse al ejercicio de su vocación como jurista, a la lectura y el estudio, y llevar una vida ordenada; cuestiones a las que repetidamente hace referencia en sus escritos y conversaciones.
Junto a las numerosas fotografías que ilustran las declaraciones de cada personaje se incluye una magnífica caricatura de Echea: Lerroux, rodeado de asnos, vacas y otros animales. Besteiro, leyendo un libro sentado en una piedra con una campanilla al lado. Goicoechea sobre gruesos libros en una mesa de biblioteca. Azaña junto a una fuente con un vaso de agua en la mano. Martínez Barrio, vestido de pastor, con un cordero en brazos. Y José Antonio, con camisa, corbata, correaje, brazalete con un haz de flechas, y algo no identificable colgado del cinturón, saludando brazo en alto bajo en un ambiente lluvioso.
Resulta significativo que se le represente precisamente así, lo que indica que, pese a su condición social, prestigio como joven profesional del derecho ya muy acreditado y otras facetas, su dimensión más destacada entonces era ya su condición de líder de Falange Española de las JONS, por más que en ese momento comparta todavía la jefatura con Ruíz de Alda y Ramiro Ledesma, como uno más de los miembros del triunvirato que estuvo a su frente desde el 15 de febrero hasta el 4 de octubre de 1934, en que es nombrado jefe único.
Cuestión que no deja de suscitar curiosidad es ésta: ¿Cómo es que viste la camisa azul en agosto, cuando tal prenda no se impuso como uniforme de la Falange hasta el 4 de Octubre?
Como señala Julio Rodríguez Puértolas en su obra “Historia de la literatura fascista española” (Editorial AKAL, Madrid, 2008, pp. 58-59 ) el nuevo movimiento estaba buscando desde su creación un uniforme que lo distinguiera, siendo muchos, encabezados sobre todo por Luis Gutiérrez Santamarina, el luego arriscado legionario; Rafael García Serrano, y Agustín de Foxá, los tres escritores y poetas, quienes, tomando como modelo las adoptadas por otros movimientos se inclinaban por una camisa, aunque sobre tipo y color aún no se había llegado a un acuerdo. Sobre el antecedente de la roja de los revolucionarios garibaldinos, en Alemania la usaban parda, en evocación de los viejos atuendos corporativos. La del movimiento de Mussolini era negra, color considerado “integrador, corporal, corporativo y fascista”. La de Rusia, parda también, por ser “social, humilde, operaria y campesina.” La de los comunistas y otros movimientos de izquierda españoles, roja igualmente.
Fue José Antonio, quien, como primera orden tras su proclamación en el I Congreso Nacional de FE de las JONS celebrado en Madrid el 4 de Octubre de 1934, determinó que el uniforme del nuevo movimiento sería “una camisa azul mahón, que es color entero, serio, neto y proletario” (Felipe Ximénez de Sandoval. José Antonio. Biografía apasionada. Madrid, 1974. p. 220)
Luego en agosto todavía no existía como uniforme. Pese a lo cual José Antonio ya la viste. ¿La viste? Un entrañable, docto y sagaz buen amigo, profundo conocedor del fundador de la Falange y todo lo concerniente a ésta, Enrique de Aguinaga, a quien le planteé la duda me contestó agudamente: “¿ Y quién dice que la camisa de la caricatura de Echea es azul? Porque Estampa era monocolor.” Es cierto, un tono sepia. La observación es irrefragable. Tras la que tiene la gentileza de ofrecerme las claves necesarias para interpretar la imagen, sus significantes, y sus intenciones.
Claves que permiten concluir que aunque en una primera interpretación la camisa se tome por azul, en realidad no lo es, sino uno más de los símbolos con los que el caricaturista trata de “caricaturizar” a José Antonio, atribuyéndole cuantos atributos pueden resaltar su carácter de “jefe fascista”: Camisa al estilo de los movimientos de ese tipo imperantes en Europa (con corbata, como los nazis, prenda que la Falange no utilizó nunca con la camisa azul) correaje, trincha, e incluso lo que pudiera ser un pistolón al cinto, alusivo a la violencia que se atribuía a los falangistas. Altamente significativa al mismo efecto es la lluvia que envuelve la escena, alusiva a la burla que sus enemigos hacían del saludo a la romana brazo en alto de los falangistas, del que las izquierdas, y más aún las derechas, se burlaban, diciendo que los muchachos de José Antonio levantaban el brazo para ver si llovía.
Aunque José Antonio no era muy caricaturizable desde el punto de vista que pudiera llamarse “técnico”, dado que, a diferencia de otros políticos contemporáneos de rasgos muy acusados, propicios a su acentuación o distorsión ( Azaña, Indalecio Prieto, Pedro Rico, Marcelino Domingo, Alvaro de Albornoz, Lerroux y otros de cara y tipo muy peculiares ) su semblante sereno de corte cásico ofrecía pocos elementos diferenciales en los que insistir, también fue objeto del interés de los dibujantes, que, aunque no tanto como los fotógrafos, lo reflejaron en diversas ocasiones con desigual acierto. Por citar solo otras dos caricaturas de las más conocidas realizadas a José Antonio, cuya análisis dejamos para otro trabajo, recordemos la del estrafalario Bagaría, en el periódico La Luz, y la acertadísima del genial Sirio, publicada en ABC del 31 de Octubre de 1933 ilustrando la reseña del acto fundacional de la Comedia el anterior día 29.
Mes y medio después del reportaje de la revista Estampa sobre las vacaciones de los políticos estallaba la revolución de Asturias y la declaración de independencia por parte de Cataluña, dos hechos gravísimos protagonizados por las izquierdas radicales y el separatismo con los que se inicia la guerra civil. Dos después de su inicio, en cumplimiento de una decisión tomada desde mucho antes por el gobierno del Frente Popular, el mejor hombre de España fue abatido a balazos.
Fuente: http://desdemicampanario.es/