POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

La Cafetería – Bar AZOR de Lastres (Colunga), regentada por los hermanos Forascepi, me ha invitado a ser pregonero de la XXI edición de esa simbiosis de agua, luz y color que son LOS FUEGOS DEL AZOR.

No se entendería esta manifestación colorista de fuegos de artificio sin conocer uno de los «emblemas» que definen la identidad lastrina : el «PANTALÁN».

Colunga concejo tuvo en la primera mitad del siglo XX una relativamente importante actividad minera; siendo la explotación más importante las minas de antracita ubicadas Carrandi, en la misma falda del Sueve.

Extraer el carbón es labor difícil y dura, pero ¿cómo transportarlo hasta Lastres el puerto de carga y embarque?

La solución fue un transporte aéreo, a base de cables y calderetas colgadas en ellos, en un tendido de casi 5 km soportado por columnas y estructuras de hormigón.

El pantalán era la «estación término»; el «punto final» donde atracaban los barcos y recibían la carga.

Hoy, después de su abandono y del cierre de las minas colunguesas, el pantalán, o la estructura que queda de él es un símbolo permanente de la actividad industrial lastrina.

La imagen del pantalán en el agua, cuando la luna riela entre las olas que lo bañan, es algo indescriptible. Un espectáculo de sombras y de luces que solamente puede ser superado por una explosión de fuegos de artificio.

Esta fue la idea que tuvo Antonio Forascepi, entre poeta y músico-compositor, para «inventar, HACE 21 AÑOS, los FUEGOS DEL AZOR».

Materia y luz. O, si quieren, materia y energía.

Dos realidades físicas que son una misma cosa y que Lastres, con estos fuegos y con otros, sabe aunar en un espectáculo de alegría.

Gracias, pues, al AZOR y a los hermanos Forascepi por su invitación.

Un abrazo para todos. ¡Puxa Llastres!