POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El pasado domingo, 4 de diciembre, Carrandi, parroquia colunguesa en la misma falda de la Sierra del Sueve, estuvo de fiesta. Tras años de abandono, se recuperó la ermita dedicada a la advocación de Santa Bárbara, patrona de la minería.
La presencia de yacimientos de carbón en el concejo de Colunga es conocida desde tiempos antiguos; yacimientos que el estudioso Guillermo Schulz, en la primera mitad del siglo XIX, suponía prolongación de los existentes en Nava, Bimenes, Langreo, etc.
La mayor riqueza carbonífera colunguesa se concentraba en las parroquias de La Riera, Pivierda, Libardón, y muy especialmente en Carrandi, donde, ya a finales del siglo XIX, don Braulio Vigón consiguió la explotación de algunas minas (Irene, Loreto) en esta parroquia.
Este carbón se transportaba en carros hasta el puerto de LASTRES y allí se embarcaba normalmente hacia Bilbao.
Es en los primeros años del siglo XX cuando un empresario vasco, el Sr. Acebal, funda el «Coto Minero Requeté de Carrandi» cuya actividad extractiva de carbón fue muy notable.
Es en la década de 1930 cuando el transporte de carbón al puerto de LASTRES vivió una iniciativa singular. Mediante el soporte de columnas de hormigón se diseñó un dispositivo de cables y «vagonetas» que, a modo de teleférico, en un recorrido de casi 5 km, depositaban el carbón en un embarcadero cercano a la costa.
De esta estructura final aún perdura, emergente en las aguas, el llamado PANTALÁN.
Actualmente la actividad minera de Carrandi es un recuerdo.
Solamente en días de grandes bajamares pueden verse, aquellas estructuras próximas al embarcadero, que constituían el tramo final del teleférico.
Son recuerdos de un pasado industrial imposible ya de recuperar.
Y si Carrandi ya perdió su vida de industria, LASTRES sufre hoy esa pérdida en su versión marinera. Las exigencias de la Comunidad Europea abocan al pueblo llastrín hacia un futuro de turismo y de deporte marítimo. Esa es la lucha que LLASTRES debe planificar y ganar.
Ya ganó una batalla con la designación de PUEBLO EJEMPLAR; ahora «pelea» para triunfar en la elección como destino de ILUMINACIÓN NAVIDEÑA, por la firma Ferrero Rocher.
Hoy, Lastres sueña con luces de Navidad.
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