POR MANUEL GAHETE JURADO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTE OBEJUNA (CÓRDOBA)
Duerme en paz, Federico, tu palabra / por encima del tiempo permanece». Desde el primer poema, explícito e incontrovertible, Juan Carlos Rodríguez Búrdalo, poeta cacereño enraizado estrechamente a la tierra andaluza, proclama su pasión por el granadino y aquel ‘Poeta en New York’ que tanta sangre y tinta ha derramado como caro tributo de una ciudad convertida en icono de las más deslumbrantes luces y las más aterradoras oscuridades.
Para la literatura (narrativa y poesía), la ciudad neoyorquina despierta una extraña fascinación. Si ya presagiaba toda una saga de entusiastas réplicas aquel ‘Diario de un poeta recién casado’ del nobel Juan Ramón Jiménez que alcanza en toda su extensión poética ‘Cuaderno de New York’ de José Hierro o ‘Nueva York después de muerto’ de Antonio Hernández, es Federico, siempre Federico, quien se yergue como un dios pírrico sobre cualquier voluntad de extraer memoria de una metrópolis entre el olimpo y el averno.
Rodríguez Búrdalo se sumerge en este universo de fuego y luz para transmitirnos –en la primera parte de Latitudes que conforman quince poemas– los temores, las pasiones y las ansias del ser humano: el regreso a la infancia y la elegía del tiempo sin retorno (‘Pájaros en Central Park’), el hastío de vivir (‘Manhattan»), la ensoñación del celuloide (Audrey Hepburn en ‘Otra vez ella’), la tragedia de los inmigrantes (‘Usman’), el estéril naufragio de los sueños (‘Amanecer en Time Square’), el dolor de la ausencia (‘A José Hierro, en East River’), la nostalgia de lo perdido (‘Ausencias’), la sinrazón de la barbarie (‘Reflexión sobre el 11-S en World Trade Center’), el abstruso artificio de los días ( ‘Crepúsculo en Central Park’), la monotonía de la existencia ( ‘Canción ausente’ ), la soledad del transterrado ( ‘Reencuentro en un bus’), la incomunicación (‘Greenwich Village’), la amarga travesía y penoso asentamiento de los migrantes (‘Ellis Island’). La segunda parte de la obra, integrada por cuatro textos gravemente poéticos, nos remite a la reflexión de lo vivido y los preparativos del regreso: «Pronto dejaré New York y vuelvo / con el alma desnuda de esperanza». El poeta se sume en una extraña melancolía donde confluyen sentimientos antagónicos: «la tanta exaltación que te hace viva / mientras yo era más solo entre la gente».
Latitudes, libro premiado con el XXXV Premio Juan Bernier de Poesía, no es una obra más sobre New Yok sino un sopesado monólogo acerca de las terribles desigualdades que afectan al ser humano. En la obra de Juan Carlos la calidad literaria está garantizada. Conocedor de los recursos que propician la creación, con un lenguaje fértil, luminoso y sereno, Rodríguez Búrdalo nos sigue revelando los vaivenes de nuestra naturaleza procelosa.
Fuente: https://www.ideal.es/