POR MIGUEL ROMERO SAIZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA.
Cuando aún estamos dentro del Covid 19, después de haber pasado oleadas dramáticas en mortandad y padecimiento; cuando siguen estando presentes casos dentro de estadísticas encubiertas y cuando se sigue mirando con lupa, brotes nuevos en países de Oriente y de África, seguimos dudando de la labor que el Ejército español –como muchos otros ejércitos de países del mundo- realizase en aquellas primeras, segundas, terceras o cuartas oleadas, con los soldados en la calle, levantando hospitales de campaña en menos de un día de trabajo y asistiendo en labores sanitarias, solidarias y sociales.
Y ahora, en tiempos de guerra, la labor humanitaria que realiza el Ejército Español, está siendo otro ejemplo más del cumplimiento que posibilita a los habitantes de un país, esa seguridad y defensa de fronteras, de territorios o de espacios donde el hogar y la vida tienen su máximo exponente.
Las personas que conformamos una realidad social, dentro de la normalidad y por esa lógica del ser humano, no apoyamos la guerra; nadie, con un nivel normal en su coeficiente intelectual desea una guerra; nadie. Pero, sin embargo, ahí está. Hace unos años, el concepto de “guerra fría” predeterminaba el campo de batalla en aquellos países, zonas o regiones del mundo, que formaban parte de ese Tercer espacio subdesarrollado, sin que a nuestros países más modernos y desarrollados rozase una mínima bala de conflicto. Pero, no amigos, ahora es nuestra misma frontera, esa que hace de Europa un territorio común, un mismo espacio de vida y desarrollo, la que está sufriendo el ataque de un “loco incurable que lidera a un país de esa misma Europa: Rusia”, generando la mayor incertidumbre que podía acaecer después de esta pandemia trágica.
Por eso, el valor del Ejército como institución de defensa debe de ser considerado en toda su dimensión. Son nuestro aval de seguridad ante locuras y ansias de poder, de esos engreídos políticos o emperadores de postín. Y quiero lanzar esta Laurus (Laureadas) hacia el Ejército, porque hemos acabado recientemente en Cuenca, un Ciclo de Historia Militar que no hace más que refrescar la memoria del pasado, cuando nuestro país tuvo que lidiar con situaciones de defensa ante territorios donde residían españoles en todo su ámbito, familias enteras de españoles, residentes por necesidad, obligación o paisanaje, pero que ante decisiones desafortunadas, la masacre y la muerte fueron escenas demasiado comunes en lugares patrios o en colonias de apoyo. La pérdida de nuestras colonias en el Pacífico, en aquel 1898, o las dos guerras de África en territorios españoles, o por lo menos, territorios donde habitaban españoles y dónde residían soldados españoles, han sido protagonistas de estas cuatro conferencias impartidas por excelentes profesionales de la oratoria, investigación y didáctica, ofreciéndonos a numerosos conquenses interesados que han asistido a los Salones de Aguirre en dos ocasiones, y de la UIMP, en otras dos.
La última, la del coronel Jesús Martínez de Merlo, bajo el título “El desembarco de Alhucemas. El inicio del fin de la guerra en el Protectorado español de Marruecos”, con una magnífica exposición de la situación, geográfica y militarmente, en ese desarrollo pormenorizado de táctica y práctica militar en aquellos tiempos de la primera mitad del siglo XX, cuando España, al igual que Europa, estaba redefiniendo sus límites internacionales para adecuar el equilibrio de poder entre países y continentes.
El coronel Martínez de Merlo, especialista en investigación militar dentro del ICHM, ejerció por medio de una objetiva disertación, la cruda realidad de actuaciones demasiado subjetivas en función de un terreno inhóspito, desconocido y confuso, provocando con ello lo que todo conferenciante debe buscar ante un auditorio civil que busca aclarar episodios poco conocidos de nuestro pasado histórico-militar.
En un momento, en que la guerra de Ucrania alcanza tildes de incidencia mundial, en estos confusos instantes en los que países del occidente europeo junto a EEUU, titubean ante la posible guerra mundial y ante las crueles incertidumbres de locuras internacionales, hablar de decisiones poco afortunadas de políticos y mando militares, de riesgos crueles en soldadas y familias, de provocaciones imprevistas y poco afortunadas, fue más que un “bálsamo” de conocimiento a todos los que asistíamos a esta conferencia.
Con esta conferencia, interesante y bien hilvanada, se cierra el IV Ciclo de Historia Militar de Cuenca, ofrecido por la Universidad Menéndez Pelayo y la Subdelegación de Defensa, con la colaboración de la Fundación Global Caja, el Ayuntamiento y el IDEC, bajo mi humilde coordinación, exitosa en asistencia y crítica del público asistente, y que clausurará con el macro concierto que la Banda de la Escuela Municipal “Ismael Martínez Marín” y el Coro Sottovoce, bajo la dirección del músico José G. Llopis y en un Teatro Auditorio que permitirá a todos cuantos deseen acercarse, disfrutar de las marchas militares elegidas para tal fin. Será a las 19:30 horas, hasta completar aforo y sin necesidad de reserva de localidad.
Fernando Martínez Lainez con su lección inaugural, desde la óptica del periodismo y la corresponsalía de guerra; el coronel D. Javier Wagener Cuenca, con su maravillosa exposición técnico militar, para ambientar un “maldito verano del 21 en Annual”; la investigación de Manuel Amores, profesor que nos acercó al conflicto en “nuestras más vivas carnes conquenses” al hablar de los torrubianos protagonistas; y por último, la del coronel D. Jesús Martínez de Merlo en el desembarco de Alhucemas, cerramos este Ciclo con la sensación de haber conseguido con creces nuestro objetivo, histórico, social y cultural, potenciando los valores que abanderan –nunca mejor dicho- nuestro Ejército español, ahora que la Marca Ejército y el conflicto de Ucrania-Rusia está –desgraciadamente por el precio de una guerra- poniendo en valor su necesidad e importancia.
Gracias a los magníficos conferenciantes y gracias a las instituciones por apoyar estas iniciativas formativas, divulgativas, culturales y didácticas que hablan de nuestro pasado como ciudad y como provincia.
FUENTE: https://eldiadigital.es/art/396928/laurus-marca-defensa-por-miguel-romero