POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
El programa cultural del Complejo Valbusenda correspondiente a este mes de abril es una exposición de pintura de Luislo. Está formada por una veintena de cuadros pintados sujetando el pincel con la boca, lo que ya por sí solo nos provoca una tensión humana de entender de principio el esfuerzo y la fuerza emocional que debe desarrollar Luislo para conseguir esos resultados.
Cuando te quedas solo y en silencio no eres capaz de centrarte contigo mismo al darte cuenta de lo que es capaz ese hombre desde su silla de ruedas: dominar el espacio, jugar con los colores y llegar a todos los matices y detalles.
Luislo forma parte de esa Asociación universal de Pintores con la Boca, pero su técnica y sus motivos atractivos y cuidados emocionan.
Cada uno de esos lienzos es una hermosa lección de estilo, gracia y color.
Su temática es una buena relación de paisajes, costumbrismo, constituyendo un conjunto muy apropiado para una buena y provechosa meditación en esta Semana Santa que llama a la puerta.
Pero hay además una segunda parte en este ligero juicio sobre el maestro artista clavado en la silla por la enfermedad, y esa segunda parte no es otra cosa que el ejemplo, la lección que su mujer escribe cada día con letras de oro en ese diario que todos llevamos dentro, digno ejemplo y magnífica lección, cuyas ediciones parecen agotadas en las enciclopedias de la vida. Cuando al repasar uno a uno esa veintena de cuadros llenos de un esfuerzo casi sobrehumano y vuelves la vista atrás y te encuentras con el cuadro original que forman Luislo, la silla y Paquita, es cuando comienzas a entender el auténtico valor y significado de lo que estás viendo.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/